7 Dic, 2018 | Cuando el presidente del Consejo Legislativo del estado Bolivariano de Nueva Esparta (Clebne), Junior Gómez, declaró esta semana que el gobernador debía buscar un mejor equipo legal que lo asesore para no cometer errores como el de no presentar en el lapso de ley el proyecto de presupuesto del ejercicio fiscal del año 2019, acudí a mi biblioteca virtual para refrescar en la memoria un concepto que había mirado en algún momento. En el Dictionary of Sociology, en su primera edición del año 1944, se incorpora de la mano de Frederick M. Lumley, el término “kakistokracia”, para identificar “el gobierno de los peores”. Esta definición le viene como “anillo al dedo” al gobierno de Alfredo Díaz. Son muchas las razones que lo confirman. Sólo basta recordar lo que dijo el día de su juramentación ante el Clebne, el 26 de octubre del 2017: “Los próximos 100 días serán de alegría y de compromiso para los neoespartanos (…) Tenemos que empezar a trabajar para garantizarle los servicios al pueblo y también para que nuestro turismo sea una bandera importante para el crecimiento de ese pueblo, para el fortalecimiento de la economía de Nueva Esparta que hoy está devastada totalmente.

Les agradezco la confianza que me dieron. Nosotros la vamos a retribuir con amor y dedicación para engrandecer y dar lo mejor para que todos mejoren su calidad de vida”. Luego de esos primeros 100 días de gobierno, el panorama de la región era desolador. Para ese entonces ya habíamos desmejorado nuestra calidad de vida. Acabaron con Sanear, la mejor empresa de recolección de basura de Venezuela. Las vías de la región se encontraban en deplorable estado. Sobre la seguridad ciudadana “lloriqueaban” los responsables del tema en la gobernación, alegando que no tenían policía para justificar su incompetencia. Luego llegó el balance del primer año de gestión y a lo que ya había dicho en la primera oportunidad, se agregaron unos cuantos temas de los que tampoco se ha ocupado y para variar, volvió a responsabilizar al gobierno nacional por su desastrosa gestión. Pero lo del presupuesto no tiene “perdón de Dios”, ¿por qué el secretario general de gobierno, el director de finanzas y la procuradora del estado que no advirtieron que existen varias leyes que son de obligatorio cumplimiento en esta materia? No tiene excusa el señor gobernador, “no tiene la culpa el ciego, sino quién le dio el garrote”, con el perdón de los invidentes. Este gobierno regional es extremadamente malo y no existen pretextos que justifiquen su incompetencia. Definitivamente, la kakistocracia se instaló en Nueva Esparta.