30 Dic, 2018 | Ya, en las postrimerías de un año, ostensiblemente controversial y polémico en todos los factores de la vida activa del país, se impone, con rigurosa imperiosidad, profundas reflexiones sobre lo logrado y lo que falta por lograr, en aras de ese país que todos deseamos.

Reflexiones que impone la llegada de un nuevo año y la apertura para el entendimiento nacional, reflexiones para que se propicien la sana discusión, junto con los grandes temas económicos, políticos, sociales y de otros planteamientos, no menos importantes, que requieren una revisión profunda a todos los niveles de quienes ejercen el gobierno en los distintos espacios de la administración pública, dentro de un cuadro promisorio en el que se ubica la preocupación por el país por encima de los enconos ideológicos y la inocua confrontación de parcialidades.

Ya que si en algo coincidimos los venezolanos a la hora de hacer un balance sobre los aspectos más resaltantes del recién finalizado 2018, es en el acelerado deterioro de la economía nacional, con afectación directa sobre una población que ve cada día más menguada su capacidad adquisitiva por una inflación desbordada hacia niveles con características alarmantes.

Pues, sobre esta premisa del deterioro económico ha girado casi todo el acontecer nacional en los últimos tres años y, con mayor énfasis en el que acaba de finalizar, lo cual imposibilita hacer un análisis en el que no surjan los indicadores del alto costo de la vida y el desabastecimiento como protagonistas principales del debate.

Pero lo peor es que este fenómeno afecta directamente a la población más necesitada y ha sido utilizado o, mal utilizado, pudiéramos decir, como bandera política tanto del gobierno como de la oposición, en un permanente toma y dame, donde no se resuelve nada, mientras que millones de venezolanos estamos sometidos a las peores estrecheces y precariedades.

Sólo nos resta hacer votos porque ese mismo civismo demostrado por el pueblo en las urnas recientemente, se traslade a las autoridades locales elegidas, para propender y ejercer el diálogo, la concertación y la mancomunidad de esfuerzos con las autoridades nacionales, regionales y de la mano con el pueblo, para acometer con éxito las grandes soluciones que demanda la región insular de hoy.

UN FELIZ AÑO NUEVO 2019, lleno de fe, optimismo y sobre todo lleno de esperanza por un futuro mejor, que este año se consoliden nuestras metas con el apoyo y la ayuda de Nuestro Dios Todopoderoso y la Virgen del Valle. Les deseamos de corazón, salud para vivir y vida para construir un nuevo mundo más justo, más unido y más lleno de satisfacciones, empecemos a superar la pobreza, empezando con nuestro amor a los demás.