5 Feb, 2019 | Podemos asumir el mar como una gran masa de agua compuesta por millones de átomos y tantos elementos químicos y biológicos, podemos hablar de sus corrientes y temperaturas o simplemente podemos comprender el mar capturándolo tal cual es en su totalidad.

La natación de aguas abiertas es una manera de aplacar o doblegar el movimiento y las vivencias de nuestra conciencia cotidiana. Es una forma de estar indiferente a todas nuestras funciones intelectuales.

En ese estado puedes hacer tuya esa totalidad, pensando mientras nadas no estarás conectado, y ese mar no lo verás y menos aun lo encontrarás por más que estés metido en el. Pero más allá de eso, pueda que también algo más profundo en ti, algo que tal vez ni siquiera seas tú respire y nade a través de tu cuerpo.

La natación de aguas abiertas es una meditación dinámica y eso es lo maravilloso de practicar este deporte. Los problemas más importantes de la vida, los más básicos, no puedes resolverlos pensando ya que no eres tú quien se encarga de ellos; respiras, tu corazón late y creces sin pensarlo, de la misma manera permites que eso se encargue de ti mientras nadas y haces el mar tuyo sin estar pensándolo y solo así pueda que en algún momento gires tu cabeza para inhalar y sientas un destello naranja entre tu respiración y el azul que te rodea y sabrás que debes parar haciéndote uno con el último vestigio del ocaso mientras el sol se burla de tus males hundiéndose detrás de los edificios en el horizonte y todos tus compañeros se han parado por igual, callan y nuevamente compartimos un mismo sentimiento, en ese instante somos esa única consciencia.

No hay manera de entender cómo es que el sol cada día juega a nacer y morirse de esa manera y no hace falta querer entenderlo. Desde esa única consciencia cada día es nuevo, único y maravilloso. Algo a través de ti se hace consciente usando tu propia consciencia, ese algo es justamente lo que no puede ser pensado, el mar más allá del mar.

Y si por un brevísimo instante eres capaz de captar eso, ocurre algo en ti que más nunca te abandona, entonces una vez más valió la pena el nado, el sol cayendo, el trabajo físico y valieron los momentos y las risas junto a tus compañeros, inclusive habrá valido haber vivido.