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Asedio, desgaste, negociaciones
Las sanciones, al bloquear el ingreso de divisas e impedir las importaciones de insumos, alimentos y medicinas, apuntan a generar descontento social y a debilitar el Estado.
Leopoldo Puchi

19 Mar, 2019 | Venezuela está inmersa en un conflicto internacional cuyas características son las del asedio o sitio, lo que se corresponde a la clásica circunstancia en la que una ciudad, una fortaleza o un país son cercados fuertemente y no se prevé un asalto inmediato. En estos casos, lo esencial es el bloqueo de las líneas de abastecimiento por medio de distintas acciones.

Los asedios no implican siempre la movilización militar directa y pueden adquirir las formas jurídicas de embargos o sanciones decretadas por un país o coaliciones.

El ejemplo histórico que se suele utilizar para ilustrar el asedio cuando adquiere la forma de embargo es el llamado Bloqueo Continental de Napoleón I de Francia en el conflicto con el Reino Unido, que estaba dirigido a excluir a los británicos del comercio con el resto de Europa con el fin de asfixiarles sus finanzas.

LA GEOPOLÍTICA

El embargo del que es objeto Venezuela es contrario a la normativa internacional, pero se ha hecho frecuente que no se respete. Los argumentos que dan los voceros del gobierno estadounidense para explicar el enfrentamiento son de dos órdenes: se aducen desacuerdos con el funcionamiento del sistema político venezolano y también se señala explícitamente que se aplica la doctrina Monroe, según la cual Venezuela hace parte del espacio geopolítico y comercial estadounidense en su disputa con Rusia y China, de modo que las medidas estarían dirigidas a su reinserción en el dispositivo occidental.

TENSIÓN INTERNA

El cerco comercial y financiero que se ha establecido sobre Venezuela cabalga sobre una difícil situación económica que se arrastra desde hace varios años y que se ha expresado en un descenso de la producción nacional y en hiperinflación.

Como resultado de la situación económica, la población se ha visto fuertemente afectada en su ingreso y condiciones de vida. A esto se le suma el largo pulso por la hegemonía política que continúa sin definirse. Todos estos elementos generan un ambiente de división interna y de pugna sostenida.

EL DESGASTE

En general, los conflictos entre Estados no se ganan en desgarradoras batallas ni en los grandes encuentros armados. Los más transcendentales enfrentamientos históricos fueron ganados por medio del desgaste, el debilitamiento y las penurias.

Las sanciones, al bloquear el ingreso de divisas e impedir las importaciones de insumos, alimentos y medicinas, apuntan a generar descontento social y a debilitar el Estado.

En estas circunstancias, la creación de redes alternas de aprovisionamiento y comercio internacional pueden ser esenciales para limitar los efectos de las sanciones. Pero en fin de cuentas, todo dependerá de la rectificación y la corrección de las propias políticas económicas, de la búsqueda de acuerdos negociados con factores internos, de los virajes en la gestión pública y de la resolución estratégica.




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