7 Abr, 2019 | Ustedes seguramente se acuerdan cuando los genios pantalleros del régimen más feliz que ha tenido Venezuela, revivieron (creo que hace dos años) la canción aquella de mi amigo Otilio Galindez, que manda a prender la luz porque es diciembre y “todo se despierta con La Navidad”. Ahora, después que los especialistas en el coroto desestimaron el parapeto de los atentados, iguanas, fusiles y francotiradores; y llaman a respetar el sentido racional, diciendo la gran verdad de la falta de mantenimiento, abundancia de corrupción e incapacidad en el espectro eléctrico, se evidencia una vez más, de manera categórica las dimensiones de la desgracia que nos cayó encima como comején a la madera.

Pero vemos además que gracias a la incompetencia, ni siquiera a la melodía decembrina pueden apelar para simular a fuerza de “mensajes institucionales” un mal disfraz de alegría y paz, en un país con recursos grandiosos para la generación hidroeléctrica, pero sometido a políticas desacertadas y destructivas. A uno de los primeros que oscureció el mal de la luz fue al teniente golpista Jessy Chacón, llevándolo a prometer vainas en un campo desconocido para él, donde –por supuesto- no supo ni cómo poner los papeles en orden, aunque está premiado con tremendo sillón diplomático, de lo que tampoco debe saber mucho.

Ahora se dieron cuenta, por fin, que por muy Mayor General que sea el ministro, de poco sirve si no conoce el tema; y que no basta con gritar consignas a favor del gobierno y repetir como loro la cartilla antiimperialista y vendepatria. El Colegio de Ingenieros, las escuelas de ingeniería eléctrica, y los especialistas que aún quedan en el país han reiterado el empeño en apoyar la búsqueda de soluciones, expuesto planes y anunciado lo que se nos viene encima, pero la terquedad dictatorial permanece sorda, conduciendo a la población a las calamidades del padecimiento por falta de servicios elementales, que los bárbaros pretenden aliviar con invenciones bien creativas y pegostosas.

La electricidad es un servicio con muchas proporciones puesto que de ella deriva una considerable cantidad de procesos, que constituyen elementos del desarrollo humano, que tienden al logro de lo que conocemos como calidad de vida. Ahora el ministro Rodríguez, se olvidará por unos días de los falsos positivos y pondrá de moda a la contingencia.