Valtteri Bottas. / Foto: CORTESIA @ValtteriBottas

27 Abr, 2019 | Barcelona. Increíble. Ferrari lo tenía ante sus ojos. Tocaba la pole con los dedos, pero de nuevo, se le escapó. El que se llevó el gato al agua fue Bottas. La película se repitió, otra vez, aunque en esta ocasión con protagonista inesperado, Valtteri Bottas, logrando la pole por solo 59 milésimas ante Hamilton, que este domingo arrancará segundo en busca del cuarto doblete consecutivo de Mercedes.

Todo ello, ante un equipo como Ferrari que no podía creer lo que había sucedido en Bakú. Igual o más importante que ganar es saber aprender de las derrotas. Y eso es lo que debe hacer no solo el conjunto italiano, sino Charles Leclerc, quien estrelló su coche contra el muro en la Q2 cuando era el gran favorito a hacerse con la primera plaza, señala informe de mundodeportivo.com.

Charles llevaba tres carreras presionando a Vettel, cuestionando el liderato del germano en el equipo italiano a base de velocidad y un desparpajo impropios para un debutante en Ferrari de solo 21 años. En Bahrein solo un problema de motor en su coche le impidió lograr su primer triunfo en la F1 en su segundo año en el ‘Gran Circo’. Y en las otras dos carreras, Melbourne y China, le frenaron desde el muro para que no pasara a su teórico líder. Llegaba a Bakú con ganas de volver a sublevarse y comerle un poco más la tostada a ‘Seb’, pero finalmente, cuando lo tenía todo de cara, terminó en clasificación estrellando sus opciones de pole contra las barreras de protección. y con ellas las de Ferrari, puesto que Sebastian, ni quitándose el peso de encima de la presión de su compañero, fue incapaz de estar al nivel esperado. Y así, en el enésimo desastre de Ferrari, Mercedes se llevó la palma, pescando en el río revuelto de los de Maranello, que terminaron con Vettel en la tercera posición.

Golpe duro para Leclerc

Leclerc estaba trazando un plan perfecto. Sin nerviosismos, con su calma habitual y una velocidad arrolladora. Había liderado la segunda y tercera sesión de libres y la Q1. Le metió nada más y nada menos que 7 décimas a Vettel en el inicio de la ‘qualy’ y su superioridad le permitía ser el único piloto en poder arriesgar a colarse en la Q3 con el neumático medio. Opción valiente, pero temeraria. Lo quería todo. Ser primero y asegurarse la mejor estrategia en pista. Pero como dice el dicho, la avaricia rompe el saco. Y en este caso, el saco se destrozó contra los muros de Bakú. Leclerc aniquiló sus enormes opciones de pole chocándose contra el castillo del casco antiguo de la ciudad del viento, imagen metafórica, puesto que Charles deberá seguir peleando acabar con la muralla que le impide superar a Sebastian en el ‘castillo rojo’.

En la vida, y en la F1, la experiencia todavía es un grado. Vettel optó por montar el neumático blando por su menor ritmo, a la postre la mejor opción para no cometer errores por su mayor agarre y más facilidad para calentarlo en un circuito en el que es muy difícil meter los compuestos en la ventana óptima de temperatura. Ello le pasó factura a Leclerc y no a un Vettel que tuvo más suerte que el monegasco al deslizar en el mismo punto y poder controlar el coche lo necesario para evitar el muro. Charles tuvo un golpe de realidad en Azerbaiyán. Muy cruel ante los méritos de la joven estrella, pero que puede servirle de cura de humildad y para aprender. Siempre lo hace tras fallar. Un piloto que cuando erra no se esconde y entona rápidamente el mea culpa. “Soy estúpido”, decía tras el incidente, poniéndose las manos a la cabeza sin creer lo que había sucedido. Apostó todo al rojo, pero el color que triunfó en Azerbaiyán fue el de las ‘flechas de plata’.