7 Jun, 2019 | Ganas de ser Presidente de la República, las tiene cualquiera en este país. El poder constituido establece sus normas para llegar a esa posición. Hay maneras de darle una patada a lo establecido, saltarse las formas y buscar otra alternativa que, incluso, puede ser más emotiva que el tedio de unas elecciones. El siempre recordado Hugo Chávez lo hizo. Mandó las formas al carajo y se alzó en armas para intentar desalojar de Miraflores al señor Pérez. Este atrevimiento de Chávez le costó la cárcel, como corresponde, pues todo gobierno tiene la obligación de encanar a todo aquel que pretenda derrocarlo.

No se puede negar que la situación en la Venezuela de hoy, el caso del Presidente Encargado es inédito. En ningún otro país un parlamentario se va a una plaza pública y se autoproclama Presidente. Ni existe la figura del Presidente Encargado mientras hay otro Presidente en ejercicio. Ni existe lugar en el mundo donde el Presidente no está en el Palacio de Gobierno porque el mismo es ocupado por un usurpador.

La verdad es que tenemos un Presidente Encargado que se ha convertido en un estorbo. Empecemos por Mister Trump, su elector. El Presidente gringo se hace el loco para no recibirlo en su Despacho. Los militares que se iban a alzar el 30 de abril para ¡al fin!, conseguirle al Presi Encargado un chance de entrar a Palacio, aunque sea a una oficinita. Pero los milicos le sacaron el trasero y lo dejaron con los crespos hechos y el mal sabor de un fracaso en la boca. A los presidentes del Grupo de Lima les ha pedido sus ejércitos para llegar a Miraflores a lo Libertador para desalojar a un usurpador maluco y de crueles bigotes stalinianos. Los tipos guabinean, se hacen los sordos, miran al techo y no pasa nada.

Los más de 50 gobiernos que le han reconocido como Presidente Encargado se han cansado de esperar que el tipo responda el teléfono en Miraflores, y están optando por entenderse con los embajadores del usurpador, quien es el que sigue en la silla presidencial.

El respetable encargado de la Presidencia de Venezuela, se ha ido de gira por el país, cuán candidato presidencial, despertando, según su oficina de prensa, un gran fervor en las masas opositoras. Sólo que para ser candidato presidencial, con reales opciones de triunfo, según su equipo de gobierno encargado, necesita elecciones.

Aquí surge el diálogo para convencer al usurpador que debe ir a elecciones. En el dialogo, por supuestos, hay propuestas y contrapropuestas. El gobierno exige, la oposición también. Una propuesta imperdible es que se habilite a los inhabilitados para que puedan ser candidatos presidenciales. Eso quiere decir que el jefe político del Presidente Encargado, el señorito que ha sido aspirante presidencial dos veces, la señora María, que ha perdido hasta el glamour, el de la tercera edad que no gusta de mariposones, y otros cuantos mas podrán candidatearse, considerando, además, que por antigüedad y antichavismo acumulado tienen más derecho que el Presidente Encargado.

La pregunta conque titulamos este artículo es obvio.