8 Sep, 2019 | La llegada de la imagen de Nuestra Señora del Valle a la isla de Cubagua y luego a la Isla de Margarita, sigue siendo un gran acertijo, con el transcurrir de estos cinco siglos, pero la fe del insular ha superado cualquier postura de la cronología.
En su libro “Un Gran Santuario Mariano de Venezuela. La Virgen del Valle de Margarita”, el Hermano Necatrio María -Louis Alfred Silvano Pratlong Bonicell Gal- “hijo de la Congregación de San Juan Bautista de La Salle, que consagró su vida al servicio del país con el mayor desinterés, a quien se le debe, por una parte, el maravilloso despertar y florecimiento de la devoción y culto a la virgen en Venezuela…”, nos dice:
“Si tenemos la plena y absoluta certeza de que la Imagen de Nuestra Señora del Valle, que entonces designaban de la Purísima, llegó al principio a la isla de Cubagua, no hemos podido fijar la fecha exacta de su arribo a esta isla; presumimos, sin embargo, que haya sido anterior al año de 1530”

Para algunos historiadores la iglesia o ermita Oratorio de Notre Dame, ubicada a un kilómetro de la Ciudad de Nueva Cádiz, también conocida como la Ermita de Nuestra Señora de la Concepción, que para Enrique Otte “fue el primer edificio público que se construyó en Cubagua”, es donde se veneró la imagen de la Virgen Purísima que más tarde se convertiría en la Virgen que está en El Valle, la Virgen del Valle, Nuestra Señora del Valle, y que se presume llegó a estos predios margariteños, después de los vientos huracanados que azotaron la isla el 25 de diciembre de 1541.

Además el Hermano Nectario María, realiza una descripción detallada de esta imagen que se encuentra en nuestra basílica Menor de El Valle del Espíritu Santo:
“Tiene, a la vez, fijo el mirar sobre el mortal que a sus plantas llega, con el oído atento a su humilde plegaria, para derramar sobre su alma la sangre redentora de Cristo, que lava y purifica, y llenarlo de los celestiales favores y consuelos, que vierte a manos llenas sobre quienes en Ella confían y la invocan con fe y tierno amor. Con el rosario pendiente de sus manos, nos dice sin cesar que, en medio de las calamidades de los tiempos modernos…. Ciñe su augusta frente valiosa corona de oro, cuajada de pedrerías y perlas finas, que la fe de sus amantes hijos ha ofrendado a la Virgen de sus amores. Viste saya de grana aterciopelada, con ricos bordados en oro y plata; y, sobre sus hombros, un manto de finos encajes, que es emblema de aquel otro manto de gracia y pureza con que el Espíritu Santo cubrió, con su sombra divinal, a la que había de ser Madre de Dios y corredentora del humano linaje.”

Lo que sí está demostrado es que la imagen de Nuestra Señora del Valle es la advocación Mariana más antigua del territorio de Venezuela y en América Latina.
Un personaje de importancia en la llegada de la religión católica es el cura Francisco de Villacorta y del cual nos apunta el Hno. Nectario:
“En la historia de la Virgen del Valle, tiene puesto de honor la figura del Padre Francisco de Villacorta por ser él quien posiblemente, en su calidad de Vicario de Cubagua, bendeciría la Imagen de la Inmaculada al ser entronizada en la Iglesia de la Nueva Cádiz…Este sacerdote fue uno de los primeros encargados del servicio religioso de la Isla Margarita y su primer beneficiado…”

Lo importante es nuestra devoción hacia Nuestra Señora del Valle como símbolo de Identidad, punto donde convergen todos los hombres y mujeres que día a día ponemos bajo su sagrado manto nuestra profesión de fe. SALVE REINA.