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28 de marzo de 2024





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La angostura del poder
Las repetidas elecciones son esenciales en los sistemas populares, porque nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo Ciudadano el Poder.
Ramón Ordaz / rordazq@hotmail.com

5 Dic, 2019 | A raíz de la salida de Evo Morales del gobierno, se han tejido las más bizantinas como torcidas retóricas para justificar lo injustificable: las mafias que se aferran al poder. Las más leguleyescas teorías saltan al ruedo del polvorín político de la ya traumada Latinoamérica, mientras la mayoría prefiere no ir al meollo del asunto. Faraones, reyes, zares y emperadores, por lo general, morían en el cargo y detrás suyo ya estaba designado el sucesor. El más consanguíneo pariente o íntimo se aprestaba a darle continuidad a la “santidad” que se suponía envuelve a esos custodios de una tradición carismática del poder. El delfín sacando cuentas; don Corleone entre cruces asegurando el futuro de la familia. Esas prácticas dinásticas, para resumirlo de algún modo, devinieron abominables para el ejercicio de gobierno en los tiempos modernos.

Las democracias en constante renovación, sin ser perfectas, sahumaban al menos el mal hedor, valga el énfasis del epíteto, que siempre cunde y se expande por esos entornos no actos para inocentes. Hacerse de un poder, estar en el poder, por muy marginal que sea esa nombradía en la tribu local, “dota” a quien lo ejerce y se lo cree, de una segunda naturaleza, lo coloca por encima de los mortales que lo encumbraron. Si carecía de méritos y títulos, todas las deferencias y majestades caben en su insignificancia y es el mismo pueblo llano en su servilismo el que acrecienta la gloria de estos espantapájaros.

En el año Bicentenario del Discurso de Angostura (1819) del Libertador Simón Bolívar, la conmemoración ha sido poco fastuosa, sin mayores luces, muy sotto voce el verbo patriotero y revolucionario. Pareciera que no es esta una obra bolivariana, porque destacan en su contenido palabras como las siguientes: “La continuación de la autoridad en un mismo individuo frecuentemente ha sido el término de los Gobiernos Democráticos. Las repetidas elecciones son esenciales en los sistemas populares, porque nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo Ciudadano el Poder. El pueblo se acostumbra a obedecer, y él se acostumbra a mandarlo; de donde se origina la usurpación y la tiranía”.

Profético Bolívar que, doscientos años después, permanece como un faro en esa noche eterna de la que hemos querido salir, arrebatada su luz por la demagogia del mal. Alberto Ravell en su libro “Bajo el signo de los bárbaros”(1950), titula una de sus crónicas “La estatua” –clara alusión a Bolívar-, estatua testigo de la barbarie de su tiempo. Esa “Estatua” en algún momento dirá “Que me dejen solo…absolutamente solo con mis recuerdos y mis leyendas y mis palabras y mis batallas y mis decretos…Que se silencien los homenajes insinceros…” La embriaguez y la perpetuidad en el poder, he aquí desnudo el origen de tan bajas pasiones.




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