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El agradecimiento
Hay una falsa creencia de que estar agradecidos por un favor recibido significa devolver el favor, pero no es así. Hay una gran diferencia entre la deuda moral y el agradecimiento.
Mónica Tietz monicatietzs@gmail.com

9 Dic, 2019 | Sentir gratitud es algo sumamente agradable. Cuando nos sentimos agradecidos es como si el cuerpo se llenara de una energía positiva de amor y paciencia. Para mí, cuando me siento agradecida, es como su una luz cálida llenara mi cuerpo y mi alma.

Algunas de las personas con depresión que conozco me han expresado recurrir a este sentimiento en los momentos de crisis más intensos. La luz de este sentimiento los ayuda a alejar los pensamientos oscuros.

Agradecer no es deber

Hay una falsa creencia de que estar agradecidos por un favor recibido significa devolver el favor, pero no es así. Hay una gran diferencia entre la deuda moral y el agradecimiento.

La primera no causa placer, al contrario, causa ansiedad. En este caso la persona que ha recibido ayudada siente que es obligatorio retornar el favor con un esfuerzo igual o mayor.

Desde mi opinión muy personal, creo que cuando decidimos hacer un favor es importante aclarar que este no tiene que ser retornado. Si cuando ayudamos estamos esperando una ayuda de vuelta, no es un favor, es un intercambio, un negocio.

El agradecimiento, por el contrario de la deuda moral, causa felicidad. Este sentimiento nace de manera espontánea y el deseo de resarcir al otro no es por deuda, es por ese deseo de que el otro pueda sentir lo mismo que uno.

En este caso, también quien ha hecho el favor ha expresado la felicidad de poder tender la mano y de no esperar nada a cambio. Quien da lo hace de corazón, igualmente aquel que recibe.

Psicología positiva del agradecimiento

Buscando el impacto psicológico del agradecimiento en el cuerpo, me encontré con la psicóloga clínica Miriam Magallón, quien lleva una revista en línea sobre psicología clínica y psicología positiva.

Esta segunda rama de la psicología, según esta doctora, es un excelente apoyo para cualquier trabajo terapéutico. La misma se enfoca en apoyarse de los sentimientos y las cualidades positivas que se esconden detrás de la dolencia.

Para poder reconocer cuáles son los comportamientos que hacen de una persona un ser positivo se estudia a aquellos que se sientes felices.

En este estudio se pudo observar que las personas positivas tienden a desarrollar sus fortalezas humanas, y una de las que resalta es el agradecimiento.

La doctora Magallón menciona que hay dos tipos de agradecimiento: el agradecimiento interno y el externo.

Agradecimiento interno

Este se trata de agradecer a nosotros mismos por nuestros dones, por nuestras capacidades y por nuestros esfuerzos.

Para poder llegar a él es necesario reconocer lo bueno que hay en nosotros: nuestras habilidades y bondades. Puede ser difícil en un momento de crisis, así que estemos agradecidos de que sabemos que el cerebro se puede reentrenar.

Agradecimiento externo

Este es el que todos conocemos comúnmente. Cuando una persona hace algo por nosotros, grande o pequeño, nos sentimos agradecidos por su esfuerzo y por el tiempo dedicado.

Este tipo de agradecimiento nos ubica en el ahora, ya que nos ubica en lo que estamos recibiendo en ese momento, dándonos un descanso del dolor del pasado y de la angustia del futuro.

En ambos casos este sentimiento causa placer, puede recuperarnos de un mal día o un mal sabor de boca. El agradecimiento tiene la capacidad de borrar la negatividad, pues a través de él vemos todo aquello que tenemos, que recibimos y somos.

Ser agradecido es sentirse bien

Cada día, gracias a la psicología positiva, se estudia más el poder del agradecimiento, y de otros sentimientos similares, en el bienestar de las personas.

Robert Emmons y Michael McCullough, de la Universidad de California y de la Universidad de Miami, respectivamente, notaron que las personas positivas tendían a enfrentar los problemas con menos dificultad que las personas negativas. Por esto decidieron comenzar sus investigaciones al respecto a finales de los 90.

Para su estudio armaron tres grupos de personas elegidas al azar. A los tres grupos se les pidió que llevaran diarios durante 10 semanas. El primer grupo anotaría cada vez que se sintiera agradecido, el segundo grupo debía anotar todo aquello que lo hiciera enfadar y el tercero las situaciones más bien neutrales.

Al pasar el tiempo y comparar los tres grupos, el que llevó el diario de agradecimientos tenía una mejor salud que los otros dos.

En 2012, la ginecóloga Northrup —en su libro Cuerpo de mujer, sabiduría de mujer— explica el efecto que tiene el agradecimiento en nuestro cuerpo.

Comienza aseverando que no importa que tan pequeño sea el sentimiento, debemos aferrarnos a él, aunque sea unos 15 o 20 segundos, ya que con este pequeño lapso de tiempo nuestro cuerpo reacciona.

Los niveles de estrés bajan, por lo que nuestra respiración, nuestro corazón y nuestro tren de pensamientos asumen su estado de paz natural. Esto quiere decir que nuestro cuerpo se estabiliza durante un tiempo gracias al agradecimiento, valga la redundancia.

Otro punto que se ha notado a lo largo del tiempo es que las personas agradecidas tienden a sufrir menos de insomnio, pues los pensamientos que tienen antes de dormir son positivos.

Cultivando la gratitud

Es posible que los traumas de la vida o las enfermedades mentales hagan difícil y hasta casi imposible agradecer. No obstante, como cualquier cosa, esto se puede aprender e interiorizar hasta convertir en costumbre.

Para lograr este objetivo, hay muchos caminos. Por ejemplo, el psicólogo Angel Ximenez recomienda empezar por tomar unos minutos al día, tres veces al día, para recordar todo aquello positivo que nos ha pasado y que hemos recibido y agradecer por ello.

Cuando nos demos cuenta de que estamos agradeciendo de forma automática, debemos agarrarnos al sentimiento lo más que podamos.

El siguiente paso sería repetir el primer ejercicio, pero agregar aquellos momentos y situaciones que no consideramos tan gratas, pues es importante comprender que cada uno de ellos nos ha llevado al punto de la vida en el que nos encontramos. En menos de lo que nos imaginamos el sentimiento estará con nosotros de manera constante.

Agradecimiento y bioneuroemoción

Cicerón decía que "L gratitud no es solo la más grande de las virtudes, sino la madre de todas las demás". Partiendo de este pensamiento, comprendemos que el agradecimiento es la puerta a un camino más sencillo hacia nuestras metas y objetivos.

Según el Dr. Enric Corbera, cuando convertimos el agradecimiento en un sentimiento natural en nuestras vidas, muchas cosas se facilitan.

Lo primero a lo que hace referencia es al aumento y mejora de nuestra autoestima. Recordando lo que la psicología positiva dice sobre el agradecimiento, y uniendo con lo que ya sabemos que nos dice la bioneuroemoción, el primer agradecimiento que tenemos que aprender es el interno.

Reconocernos a nosotros y nuestro valor real es más fácil de conseguir por medio del agradecimiento. Agradecer lo que hacemos bien, lo que hemos logrado día con día y paso a paso, nos hará notar todo aquello que tenemos para dar y lo mucho que contamos con nosotros mismos.

Sé que esa última frase suena ilógica, sin embargo, el hecho de que necesitamos aprender a agradecernos nosotros mismo demuestra lo fácil que tendemos a olvidarnos y a dejarnos de lado. Para poder honrar a nuestros ancestros, a nuestra familia y encontrar la felicidad, tenemos que empezar por honrarnos a nosotros mismos.

Interiorizar que para poder ver el bien ajeno y valorarlo, y que otros vean en nosotros lo mismo, primero tenemos que ver nuestro bien. Es tan sencillo como comprender que para poder amar y ser amados tenemos que amarnos nosotros.

Tomarnos el tiempo de darnos las gracias por despertar cada mañana y sobrevivir al día a día, por muy mal que nos sintamos, es importantísimo.

Agradece que hayas tenido la fuerza para asumir tus responsabilidades diarias, agradece cada paso que das en el día. Luego pasa al agradecimiento externo. Para esto lo más cómodo suele ser empezar por nuestro poder superior.

Agradezcamos un día más de vida, el sol o la lluvia que podemos ver, oler, sentir y escuchar, agradezcamos aquellas particularidades que nos regaló y nos diferencian del montón, las buenas y las malas. Agradezcamos a nuestros padres por habernos permitido llegar.

Demos gracias por nuestra historia familiar, por nuestros ancestros y por las decisiones que tomaron, pues nos convirtieron en el ser maravilloso que hoy se levanta a enfrentar la vida.

Y así el agradecimiento se vuelve un círculo que comienza con nosotros y se expande al mundo y a todo al que hemos conocidos, al que nos enseñó a través del amor y al que nos enseñó a través de la confrontación.

A través del agradecimiento es más fácil reconocer a los maestros que nos han visitado y a los que nos siguen acompañando. El agradecimiento nos abre puertas que no imaginamos teníamos tan a mano, pues nos guía por un camino de paz.

Tomar consciencia de todo lo que podemos agradecer a nuestro alrededor, es un camino seguro de felicidad que nos lleva hacia la libertad. Dar gracias, en silencio o en voz alta, traerá una paz y una luz nueva a tu vida.




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