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Mayor indignidad
El 2016 al asumir la conducción de la AN, transitaron el camino del encandilamiento mediático y el “efecto nevera”.
José Gregorio Rodríguez / Jotaerre577@gmail.com

7 May, 2020 | La élite dirigente de cierta oposición venezolana, la que se encuentra agrupada en el G4 (AD, PJ, UNT y VP) y los que se ubican a su derecha, se perciben extraviados, sin ideas, sin rumbo fijo.

Los sorprendió la victoria electoral en las parlamentarias de diciembre del 2015 y en lugar de administrarla con sabiduría, con la paciencia que debe acompañar a los que se dedican a este oficio de la política, sucumbieron a la tentación de cambiarlo todo por “espejitos” y escogieron el camino del atajo, del fast track, en lugar de transitar por el difícil y laborioso trayecto de la acumulación de fuerzas.

No supieron convertir la victoria electoral en victoria política. Ya exhibían claros rasgos de “sequía” intelectual, sencillamente se quedaron sin ideas.

El 2016 al asumir la conducción de la AN, transitaron el camino del encandilamiento mediático y el “efecto nevera” (al abrir las puertas del refrigerador se enceguecían con la luces y declaraban sin parar) adornó sus ejecutorias. La competencia por la aparición en los medios y en las redes sociales ocupó la atención de sus principales dirigentes.

Se impusieron los que más alzaron la voz y en el 2017 escogieron el camino de la violencia y llegaron extenuados, sin organización y sin política a la elección de gobernadores. A pesar de lo que pronosticaron sus principales directivos el resultado fue desastroso. Subestimaron la extraordinaria capacidad organizativa del chavismo y recibieron una paliza de pronóstico reservado y les multiplicaron la dosis en las elecciones de alcaldes de ese mismo año.

En el 2018 asumieron los valores de la anti política y se embarcaron en la línea de la abstención electoral. Nicolás Maduro resultó reelecto presidente constitucional hasta el 2025, el PSUV y sus aliados alcanzaron la mayoría absoluta en los consejos legislativos y los cuatro gobernadores opositores, Anzoátegui, Mérida, Nueva Esparta y Táchira, se quedaron sin diputados regionales que los respaldaran. Ni hablar de la elección de concejales de diciembre de ese año.

Llegamos al 2019 y le tocó el turno de presidir la Asamblea Nacional al más recalcitrante de los partidos políticos del famoso G4, Voluntad Popular. No pudieron escoger peor, Juan Guaidó, fue ungido como presidente del poder legislativo y aceleró la marcha del “auto suicidio opositor”.

Los sucesos del fin de semana pasado sentenciaron el final de la credibilidad que le quedaba al oriundo de La Guaira. Por razones del destino los bochornosos acontecimientos ocurridos en su terruño lo terminaron de liquidar políticamente, porque como pregunta el ministro Padrino López: “¿… podrá haber mayor indignidad que solicitar mediante contrato una agresión mercenaria contra la tierra donde naciste?”.




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