10 May, 2020 | Mi suegro Albino Quijada, juglar paraguachino que vivió 89 nueve años, cuando cumplió los 81 me contó que la sabiduría popular hablaba de cuanto tiempo que debía vivir un humano. Me dijo que una cerca (de paloapique o cualquier otra madera traída de la montaña usada para este fin) duraba tres años, un perro duraba tres cercas, un caballo tres perros y un hombre tres caballos: total 81.

Anteayer, en medio de las cavilaciones provocadas por el confinamiento y tras percatarme de que Sol de Margarita había arribado a su cuadragésimo octavo aniversario (lo escribo así porque 48 se dice muy rápido), me pregunte qué diría el saber del pueblo en torno a cuanto debía durar un periódico, en particular si se atiene a los principios de la democracia, de la ética, de llevar información veraz y oportuna a la comunidad, sin inclinarse ante el poder y los intereses de grupos que siempre intentan manipular la noticia en beneficio propio.

Responder a esta interrogante no es sencillo. Todos los medios informativos se crean con el objetivo de llevar a una comunidad el conocimiento de cuanto ocurre en la sociedad, de manera que tengan claro hacia dónde marcha y sepan todo lo relacionado con los procesos sociales. Por supuesto, todo medio es, al mismo tiempo, un negocio y debe producir dinero que le permita sostenerse y generar dividendos para los inversionistas.

En consecuencia, el equilibrio en el manejo de estas dos características es determinante en la permanencia del medio, sea impreso, radiofónico o audiovisual. Hay que dar información verdadera para tener credibilidad ante el público y ganarse su confianza, al tiempo de generar los suficientes ingresos para cubrir sus costos y generar ganancias.

Esta probablemente sea una muy romántica manera de ver el desempeño de un medio de comunicación. Pero la realidad actual es que la información y el dinero son los dos factores de una ecuación cuyo resultado es el Poder. Un periódico entonces puede ser desviado de su misión primigenia y convertido en sostén de un sector económico o de un grupo político, lo cual puede representar para quienes regentan ese medio un gran negocio. Así, el interés de las comunidades, de un país, pasa a segundo plano.

Resistirse a las tentaciones económicas no es fácil. El líder de la Revolución Mexicana, Pancho Villa alguna vez dijo que no había general que aguantara un cañonazo de un millón de dólares y vemos que acá en Venezuela hay más de un diputado suplente agarrando sus 30 monedas (si no que lo digan los asuntinos). Bueno, ese es el camino fácil.

El camino duro, el más difícil, el correcto, el del respeto a los ciudadanos, el de mantener los principios y actuar apegado a la ética, siempre será el más satisfactorio. Claro que esto implica enfrentar los retos más difíciles, incluso el riesgo de quiebra o la pérdida de la libertad personal, pero ello nada representa ante el tamaño del compromiso asumido ante un pueblo. Tal ha sido la senda transitada por Sol de Margarita a lo largo de estos 48 años. Ha sido el rumbo marcado por Iván Cardozo, por Mariela Contramaestre y seguido por el equipo que han logrado conformar. Se los digo con conocimiento de causa.

De manera pues que, predecir cuanto tiempo debe durar un periódico es un tanto difícil, como lo es también asegurar que un humano vivirá 81 años. Por lo que a mí respecta, sólo diré que, en el caso de Sol de Margarita su permanencia está garantizada; nada hará que desaparezca del sentimiento y del alma de los neoespartanos adonde está sembrado por virtud del valor, la firmeza y la perseverancia con los que ha actuado siempre en función del bien de estas islas y su gente. ¡Feliz aniversario!