22 May, 2020 | Se dice que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Por eso el caso de la oposición venezolana ha despertado el interés de investigadores, analistas, dirigentes políticos y hasta de connotados psiquiatras. El errático comportamiento del antichavismo venezolano acumula más de veinte años.

Resumiremos las “caídas” de la dirección opositora en estos cuatro lustros, recordando las más prominentes; el golpe de estado del 11 de abril del 2002, el paro petrolero de finales del 2002 hasta el primer trimestre del 2003, la derrota en el RR del 2004, la abstención en las parlamentarias del 2005.

Se reagrupan alrededor de la candidatura presidencial de Manuel Rosales en el 2006 y luego de una nueva victoria de Hugo Chávez, se repliegan, se reencuentran y logran una “pírrica” ventaja en el referendo constitucional del 2007.

El 9 de junio del 2009 crean la MUD, y en el 2012 respaldan la candidatura de Henrique Capriles Radonski. El 7 de octubre de ese año Hugo Chávez, logra una categórica victoria con el 11% de ventaja.

Llega el terrible momento de la muerte del presidente Chávez el 5 de marzo del 2013 y el 14 de abril de ese mismo año se realizan nuevas elecciones presidenciales.

Nicolás Maduro logra el triunfo y, Henrique Capriles, invita a sus seguidores a “descargar su arrechera” en las calles.

La violencia ocasiona 11 muertos y más de 60 heridos. La oposición intenta convertir las elecciones municipales de diciembre de ese año en un “plebiscito” contra Nicolás Maduro y nuevamente el “tiro le sale por la culata”. El PSUV y el Polo Patriótico alcanzan la mayoría de las alcaldías y los concejos municipales.

Llega el 2014 y Leopoldo López y María Corina Machado, asumen la conducción de la oposición venezolana y convocan La Salida. El 12 de febrero de ese año se desata una nueva ola de violencia con acciones de carácter insurreccional que se prolongaron por algo más de dos meses y que ocasionan más de 40 muertes.

Se declaran incompetentes y buscan el apoyo abierto de los EEUU. El 9 de marzo del año 2015, el presidente Barack Obama firma una orden ejecutiva declarando a Venezuela como una “amenaza inusual y extraordinaria”, para los EEUU.

Arranca con fuerza inusitada la “guerra económica”, con la mirada puesta en las elecciones parlamentarias de finales de ese año. El acaparamiento, la escasez, la especulación y el “bachaqueo”, agobian a los venezolanos y se crea un clima de angustia y desesperanza que se expresa en el resultado electoral del 6 de diciembre.

En enero del 2016 la MUD designa al diputado de AD, Henry Ramos Allup, como presidente de la AN. Lo suceden en el cargo; Julio Borges en el 2017. Omar Barboza en el 2018 y en el 2019, por una maniobra ideada en los EEUU e inteligenciada con Leopoldo López, le corresponde el turno a Juan Guaidó, del extremista partido Voluntad Popular.

Esa historia es más reciente y la conocemos ampliamente, el tamaño y el número de las equivocaciones se multiplica exponencialmente.

A partir del 23 de enero se dice presidente interino y proclama el "mantra de las tres cabezas": Cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres.

Más de un año después no puede sino exhibir un historial de fracasos sin precedentes. El 23 de febrero y el 30 de abril del 2019 lo evidencian y el 3 de mayo del 2020 lo confirma.

En el camino, para no dejar ninguna duda de su catastrófico accionar, divide la AN el pasado 5 de enero al quedar en minoría en la bancada opositora.

Ni el apoyo del gobierno de los EEUU y de sus incondicionales aliados en el mundo le pudieron "limpiar" el camino para acceder al poder.

Nuevamente se equivocaron al subestimar la extraordinaria fortaleza moral y la inquebrantable decisión del pueblo venezolano y su Fuerza Armada de ser libres a todo trance.