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Elecciones, votos y abstención
Hay otros elementos que sin mucha bulla estimulan la abstención, como es el caso de la división de las fuerzas del chavismo. La prepotencia del PSUV llevó a algunos consagrados dirigentes a atropellar a sus aliados.
Pedro Salima psalima36@gmail.com

19 Nov, 2020 | El principal fantasma que amenaza el proceso electoral del próximo 6 de diciembre, es el de la abstención. Factores externos e internos, contrarios al gobierno, crean condiciones para desestimular al elector; a esta tarea se suman los infaltables «matavotos» desde las entrañas del gobierno.
Mientras más electores se presenten el 6 de diciembre en los centros electorales, mayor será la fortaleza del gobierno ante los ojos del mundo. Vista la débil campaña en busca de votos de los candidatos de oposición, no creo que el gobierno vea la posibilidad de una derrota; por lo tanto lo sensato es que motive el voto. En caso de una derrota, le toca asumir que la ha puesto grande, hedionda y visible. Con esto no obviamos los efectos negativos del bloqueo, las sanciones y la guerra económica, pero una derrota mostraría que el pueblo no asume estos factores como la causa de la mala situación o, simple, quiere un respiro sin sanciones.
Hay otros elementos que sin mucha bulla estimulan la abstención, como es el caso de la división de las fuerzas del chavismo. La prepotencia del PSUV llevó a algunos consagrados dirigentes a atropellar a sus aliados. Con mañas y mal uso de los poderes constituidos lograron quebrantar la unidad interna de organizaciones sumadas al proceso revolucionario. No encontraron en el seno del PCV algún núcleo que fomentara la división, y el gallito rojo sigue cantando. Esta leve y, esperamos, circunstancial fractura en el chavismo es una puyita que puede espantar votos, más cuando se dan ataques fuera de tono entre viejos aliados.
No falta el aporte a la abstención de algunos candidatos. Me voy a referir a un ejemplo, a lo mejor claro para los tercera edad como yo, no tan evidente para los chavistas de estos tiempos. Me llega por las redes un vídeo que me muestra a una candidata del PSUV en un circuito, visitando a un humilde hogar de un barrio en procura del voto de sus habitantes, con un paquete de pañales de señuelo. Recordé el mejor estilo adeco de las planchas de zinc o el saco de cemento. Me supongo que está candidata rojarojita, hija de Chávez, rodilla en tierra, leal siempre traidora nunca, considera esta acción como algo normal, total, una ayudita para quien lo necesita; pero para quienes denunciamos las abominables prácticas electorales adecas resulta una razón para no votar. A lo mejor es una cuestión generacional.
Nos toca obviar estos percances, olvidar las mentiras, dejar de preocuparnos porque nadie nos explica el tema de los sueldos, enterrar los tiempos en que se esperaba con ansiedad el pago de los aguinaldos, sonreír cuando Diosdado nos dice que en este país la gente no anda angustiada. Asumamos que esencialmente somos antiimperialistas y el voto lo asumimos como una mentada de madre, como una carrera bofetada, al imperio.




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