Los amigurumis de Lucky Toys Margarita: la innovadora propuesta en crochet de Lucía Ordaz
Opinión

Los amigurumis de Lucky Toys Margarita: la innovadora propuesta en crochet de Lucía Ordaz

Juan Ortiz

23 May, 2023 | El término “amigurumi” es un vocablo compuesto de origen japonés que significa “tejer peluche”. Dicha palabra fue designada a unos pequeños muñecos hechos a mano —usando la técnica de crochet— que eran dados a los niños para que le sirviesen de confidentes y compañía. Pero la cosa no se queda allí, la historia va mucho más allá.
Entre los tantos posibles orígenes de los amigurumis, hay una vertiente que los ubica en el Japón feudal. Esta teoría indica que sus creadores fueron los míticos samuráis, quienes además de tejer sus propias armaduras y vestimentas, confeccionaban estas pequeñas figuras según sus creencias para que fungiesen como protectores y les concedieran buena suerte en su día a día.
Con el pasar del tiempo, las abuelas y madres empezaron a “ami” (tejer) “gurumi” (peluches) con estambre a sus nietos e hijos para su diversión, pero también para su protección.
El diseño original de estas figuras no posee boca, y la razón —según la cultura nipona— radica en que así puedes contarles tus secretos y ellos no dirán nada. Además, esta carencia evita que tenga emociones determinadas, por lo que se puede asumir que el amigurumi estará en sintonía con el estado de ánimo de su poseedor.
Los cruentos episodios bélicos por los que pasó Japón en los últimos siglos dieron paso a un clima de desconsuelo enorme. Sus habitantes se hallaban sumidos en cuadros depresivos considerables; ante tal situación, y para tratar de atenuar el triste cuadro, la confección de amigurumis tuvo un gran auge. A la par, entre 1960 y 1980, entró de moda la cultura “kawaii” —término que tiene entre sus acepciones las palabras “adorable”, “tierno”, “tolerable” y/o “pasable”—, la cual buscaba dar un giro a la actitud formal y cerrada del adulto promedio japonés de la época y propiciar espacios para más sonrisas en las calles, más alegría y diversión.
Hoy por hoy, los amigurumis son un fenómeno global seguido por millones de personas. Las tierras neoespartanas no escapan a su alcance, pues aquí contamos con el arte de Lucía Ordaz y su emprendimiento Lucky Toys Margarita. Se trata de una talentosa caraqueña de 33 años que fue adoptada por la Isla desde sus 6, cuando se mudó con su familia. Esta joven es licenciada en Artes de la UCV y actualmente está estudiando el componente docente en la UDO Nueva Esparta.
Lucía —gracias a quien conocí este mundo de los amigurumis—, si bien tiene años en el oficio del crochet, comenzó su proyecto durante la pandemia, y la receptividad del público margariteño y venezolano ha sido enorme. Yo mismo me encuentro entre los felices clientes, pues hace poco solicité que me hiciese un Mario Bros y un Link que quedaron estupendos —pueden verlos en las fotos con el resto de creaciones—.
Además de ser un medio para expresarse artísticamente y aplicar las distintas técnicas aprendidas en su carrera universitaria y a lo largo de la escuela de la vida, los amigurumis han servido de escape para Lucía. Cada pieza tiene un pedazo de ella, de su historia, y eso se nota en lo prolijo del acabado, y en el equilibrado manejo de las dimensiones y los colores.
Hace poco tuve una grata conversa con ella para que me hablara un poco más de Lucky Toys Margarita, y aquí les dejo parte de esa grata charla.



¿Desde cuándo practicas el arte del crochet?

El tejido a crochet lo aprendí de mi abuela María Eugenia, que en paz descanse. Ella me enseñó los puntos básicos y lo que podía hacer con ellos cuando era niña. Sin embargo, no fue una actividad que practiqué con constancia durante muchos años, pues, el colegio, la universidad, los trabajos y otros hobbies ocuparon mi tiempo mientras crecía. Fue hace unos pocos años que retomé la práctica.

¿Cuándo nace Lucky Toys?

Desde siempre me ha interesado la cultura kawaii, los animes, el mundo gamer y los superhéroes. Durante la pandemia seguía a una youtuber que tiene una colección de amigurumis y allí los descubrí. Investigué al respecto y me di cuenta de que era algo que yo podía hacer y así comencé, con mis vagos conocimientos del tejido y viendo tutoriales en YouTube. Al principio los hacía de manera recreacional, para mi uso personal y para regalarlos a mis seres queridos. Un tiempo después, mis amigos me incentivaron a empezar un emprendimiento de amigurumis y así nació Lucky Toys. El logo lo diseñó un amigo, con quien forjé la idea del nombre y el concepto.

¿Cuánto tiempo te lleva cada pieza?

Depende de la pieza, por supuesto. Principalmente del tamaño, la complejidad y de si es algo que he hecho antes o no. Puede tomarme entre dos días y dos semanas hacerlos, también en función del tiempo del que disponga en el día para ello.

¿Te es difícil adquirir la materia prima?

La verdad no es difícil conseguirla. Trabajo con lanas acrílicas, estambres e hilos de tejer que son de fácil acceso para mí. A veces se me ha complicado un poco conseguir el relleno, pero hasta ahora he podido resolver la situación.

¿Cuál ha sido el diseño más retador?

He llevado a cabo algunos diseños que han sido todo un reto. Los pokemon, por su diversidad de formas y peculiaridades, suelen llevarme más trabajo que otros amigurumis, pero amo totalmente hacerlos. En un principio quería hacer exclusivamente diseños de estos “pequeños monstruos”, pero después me fui diversificando. Creo que los diseños de Swampert y Lapras son los que me han llevado más esfuerzo.

¿Qué planes tienes a futuro con este emprendimiento?

El futuro nadie lo conoce. En los próximos meses planeo, principalmente, seguir disfrutando de hacer los amigurumis y que más gente los conozca. También me gustaría participar en ferias de emprendedores, pero es difícil encontrar el tiempo para ello. Ya veremos a dónde nos lleva el emprendimiento y qué más podemos hacer con Lucky Toys.

¿Qué ha significado Lucky Toys para ti?

Lucky Toys ocupa un lugar muy especial en mi vida. En principio, porque el acto de tejer me conecta con mi infancia y con mi abuela, quien hacía verdaderas obras de arte con sus manos. Siempre que veo mis trabajos terminados, pienso en cuánto me gustaría que pudiera ver mis creaciones. Luego, la satisfacción de hacer cosas bellas es algo que no se encuentra en otro lugar; quienes realizamos actividades artísticas lo sabemos. Cada creación lleva una parte de mí, de mi esfuerzo, de mi energía, de mis intenciones… Por eso trato de dedicarles todo el tiempo y el cariño del que me siento capaz. Soy una persona que ha batallado durante muchos años con problemas de salud mental, y saber que en medio de ello aún puedo hacer cosas bellas y tiernas, me genera una especie de alegría, es difícil de explicar.
Los amigurumis tienen un significado muy peculiar dentro de la cultura japonesa. Para ellos cada uno tiene un alma y está destinado a acompañar y a hacer feliz a su dueño. Para mí también es así.

Lucky Toys Margarita: una ventana a la cultura kawaii japonesa en Nueva Esparta

Luego de conversar con Lucía y de ahondar en el rico mundo de los amigurumis y la cultura kawaii, debo confesar que soy otro. Me siento sumamente enriquecido desde el punto de vista cultural y artístico y con muchas ganas de aprender mucho más del tema.
Desde aquí, desde este rincón transeúnte, celebro el arte de Lucía y sus creaciones; es mi anhelo que siga creciendo mucho más su emprendimiento y agradezco al universo poder contar con dos de sus obras en mi colección. Por cierto, también le deseo un muy feliz cumpleaños, pues este domingo 28 de mayo llega a sus 34 primaveras. Ah, y les recuerdo que no dejen de seguirla por su Instagram:
@LuckyToys_Mgta

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