24 Nov, 2023 |Aromaia León Salazar es una joven actriz y directora de teatro venezolana que lleva siete años residenciada en París, Francia (2016), donde está dejando en alto el nombre de nuestro país. Es la segunda hija de la doctora en Filología Hispánica Sor Elena Salazar y el licenciado en Letras Héctor León García; vino al mundo el martes 01 de agosto de 1989 a las 2:10 p. m. de una tarde soleada en la Clínica Jiménez Muñoz de Las Acacias, Caracas.
Comienzos en el teatro
Fue su padre quien a muy temprana edad le inició en las tablas, al inscribirla —tras terminar su preescolar— en el teatro Tilingo de la ciudad capital cuando ella apenas tenía 6 años. Allí, casi que instantáneamente, hubo un “clic” la niña, y una pequeña chispa dio paso a la flama que posteriormente se volvería su pasión.
La vocación se vio aupada por su madre, a quien Aromaia acompañaba a las distintas instituciones donde esta se desempeñaba como profesora de letras y otras áreas asociadas a las artes escénicas. En las aulas, pues, la ya aspirante a actriz se quedaba ensimismada escuchando «Hamlet», «Fuente Ovejuna», «Romeo y Julieta» y otros tantos textos que en otrora inspiraron a su progenitora en la biblioteca de un lejano Liceo Dr. Francisco Antonio Rísquez, y que, en ese entonces, como docente especialista, compartía con su alumnado en las distintas asignaturas a su cargo.
El retorno a la Isla de Margarita
Hay un dicho isleño que reza así “el margariteño nace donde quiere”, y con Aromaia esto se cumple a cabalidad. Si bien lo primero que vieron sus ojos fueron los citadinos paisajes de Caracas, su corazón siempre fue de sal, ola y arena, de El Matasiete y La Sierra, de los yaguareyes, mangos y pitigüeyes que endulzaron la infancia de Sor Elena Salazar, esencias, paisajes y sabores que quedaron grabados en su sangre desde la concepción.
Por lo antes dicho, la primera visita de Aromaia a la Isla de Margarita en 1995 no fue sino un retorno a sus raíces, un redescubrir el mar que ella llevaba dentro.
Estudios
Apenas regresó a su terruño, fue inscrita en el Colegio Nuestra Señora de La Asunción, donde cursó la primaria. En julio del 2000 se recibió, y en octubre del mismo año pasó a estudiar bachillerato en la U. E. Nueva Cádiz, institución fundada por sus padres en 1995. De allí salió el 2006 como bachiller en ciencias.
En ambos centros educativos, Aromaia estuvo inmersa en las distintas actividades relacionadas con las tablas y las artes, la llama que años atrás se había encendido no hizo más que avivarse en la tierra guaiquerí.
Apenas culminó el bachillerato, y gracias a su desempeño, la joven fue seleccionada por la American Field Service (AFS) para un intercambio cultural en Bruselas, el cual se llevó a cabo entre agosto de 2006 y julio de 2007. Para no llegar perdida a la ciudad, Aromaia hizo un curso intensivo previo de la lengua francófona en las instalaciones de la Alianza Francesa.
La estancia de la actriz en tierras belgas resultó ser una experiencia sumamente enriquecedora para ella, pues perfeccionó su francés y su manejo en las artes escénicas. Esto pudo verse reflejado en el espectáculo con el que cerró su estadía, la obra «Histoires de famille», dirigida por Dominique Serron.
Tras su llegada de Europa, León hizo su examen de admisión a La UCV y fue aceptada, por lo que en 2008 comenzó sus estudios de bibliotecología en la reconocida «alma mater» venezolana; allí culminó estudios en 2012, mas, por atrasos propios de la tesis, se recibió en 2016.
Formalización académica de su pasión por el teatro
Como era de esperarse, Aromaia realmente quería cursar artes, sin embargo, no logró obtener el anhelado cupo. Por ende, y para seguir lo que su corazón dictaba, decidió estudiar teatro paralelamente en la Escuela Superior de Artes Escénicas Juana Sujo —cuán acertada fue su decisión—. En esos espacios se formó bajo la tutela de los insignes maestros Orlando Rodríguez, Roberto León, Trino Rojas y José Gabriel Núñez. Allí estuvo entre 2008 y 2010.
Apenas terminó esa capacitación, se inscribió el mismo año en el Taller Experimental de Teatro, ahora llamado Centro de Creación Artística (TET) el cual duró los siguientes tres años (hasta el 2013). Gracias a su desempeño, León terminó siendo parte del elenco estable de actores de la institución.
En 2014, y siguiendo ese deseo incontenible por las tablas, participó del Taller Palos y Piedras, dictado por Donald Kitt, perteneciente al reconocido Teatro Odín de Dinamarca. Se trataba de la cátedra permanente de Jerzy Grotowski, la cual pasaba por su tercera jornada y estaba enfocada en los maestros y vertientes.
Al año siguiente —también bajo la cátedra de Grotowski—, fue miembro del Laboratorio de Estudios I: Formación y Creación. Allí tuvo la dicha de formarse con los profesores Guillermo Díaz Yuma y Diana Peñalver. Todos estos talleres sirvieron de gran ayuda para el próximo reto que la actriz asumiría en pro de consolidar sus sueños: viajar a Francia y hacer carrera allí.
El viaje a Francia: un antes y un después en la carrera de Aromaia León
Como todo comienzo en tierras extranjeras, no resultó fácil. Sin embargo, el primer año Aromaia tuvo el apoyo económico constante de su madre y su hermana Amaranta. El haber estudiado francés una década atrás sirvió de mucho en su adaptación a la Ciudad Luz, París, lugar que se convertiría en su hogar por los siguientes siete años.
Sus estudios en la Escuela Internacional de Teatro Jacques Lecoq
Ella llegó preinscrita a la Escuela Internacional de Teatro Jacques Lecoq, donde el mismo año —2016— comenzó su formación. Allí, además, hizo parte del Taller de Escritura. Para ayudarse con los gastos de matrícula y alquiler, Aromaia fungió como niñera y también mesonera en varios restaurantes. Dichas actividades también sirvieron mucho para consolidar sus dotes lingüísticos.
Sin perder tiempo, y ya un poco más holgada económicamente, participó del Laboratorio de Estudios del Movimiento (L.E.M., 2017). Asimismo, se sumó al taller El Actor-Creador, dictado por Thomas Richards y los miembros de Workcenter Jerzy Grotowski, en Marsella.
El 2018 y 2019 fueron dos de sus años de formación más movidos, llegando a participar en múltiples cursos con maestros de la talla de Wayan Bawa, Eugenio Barba, Julia Varley y Laura Fuentes. Fue en este tercer año que Aromaia comienza a vivir formalmente del oficio, más específicamente de dar clases de teatro en varias escuelas parisinas.
La experiencia docente resultó crucial en el perfeccionamiento de sus dotes como directora y escritora de guiones —despertando con esto último la herencia materna—.
Mientras ejercía su labor docente, León cursó los Másters 1, 2 en Estudios Teatrales en la Universidad de la Sorbona, los cuales terminó en 2020. Apenas culminó ese nuevo lauro, se inscribió en el Máster 2 Teatro y Patrimonio de la Universidad de Aviñón, el cual duró un año.
A estos logros académicos sumó varios seminarios, entre los que destacan: el de locutor de teatro para la ciudad de París; el curso Les Assoifés, dirigido por Mario Biagini y miembros del Programa Abierto del Centro de Trabajo de Jerzy Grotowski y Thomas Richards; el de “Dramaturgia de acción y silencio, el cuerpo en movimiento”, dictado por Oswaldo Maccio; y “El cuerpo, formación y creación”, liderado por Guillermo Díaz Yuma.
Premios y reconocimientos
En 2021, por su dilatada trayectoria y notable esfuerzo, se hizo acreedora de la beca KIT Asso para la Creación de un Festival de Teatro. Esto dio paso a que fundara su propia compañía de teatro, la “Cosmoscène Théâtre”, la cual tuvo como primer proyecto el dar vida al Festival de Teatro Le miroir de l’autre, que tiene como bandera la lucha contra los estereotipos de género.
Cada peldaño subido llevó a nuevos reconocimientos, fue así como en 2023 el Instituto francés le otorgó la Beca IF Export.
La actualidad de Aromaia León
Hoy por hoy —23/11/2023—, Aromaia León se encuentra en la Ciudad de México presentando la obra «Reconexión» —dirigida y escrita por ella—, la cual fue aceptada en 2022 en el marco del proyecto Curiosidades del Cinq en París. Esta gira internacional que ha emprendido ha sido posible gracias al apoyo del Instituto Francés.
En su día a día en la Ciudad Luz, la joven actriz forma parte de la producción del Festival de Teatro El Espejo del Otro, en París, y además es miembro de la Convención Europea de Teatro ETC.
Una amena conversación con Aromaia León
Hace unos días tuve la dicha de tener una grata conversa con esta talentosísima caraqueña-margariteña con el fin de ahondar en sus pensamientos, su visión del teatro y de la vida, y aquí se las comparto.
¿Cuáles fueron tus inicios? ¿A qué edad fue a la que comenzaste en las artes escénicas?
Comencé de pequeña, en la isla de Margarita, actuando en el colegio. Luego, al salir de bachillerato, viajé a Bruselas un año de intercambio e hice teatro en la escuela también, pero esa vez fue en francés.
¿Cuándo el teatro se convirtió en tu oficio?
Siempre me relaciono con el teatro de alguna u otra manera, ya sea como espectadora, como actriz, como dramaturga, como lectora o investigadora. Con intermitencias en la actuación, o en la escritura. Creo que cuando terminé el Taller Experimental de Teatro TET en Caracas, después de haber vivido esa experiencia que fue muy importante para mí, me terminé de convencer que me iba a dedicar a hacer teatro.
No me veía haciendo otra cosa, el mundo del teatro siempre ha sido muy natural para mí. Creo que tomar la decisión de dedicarse al teatro es compleja porque es una profesión muy difícil que implica mucho compromiso, muchas horas de ensayo, mucho tiempo de investigación con mucha incertidumbre e inestabilidad económica, sobre todo cuando todavía son pocos los países donde se reconoce el oficio del actor como un trabajo serio y donde, por ende, se remunere bien. Hay excepciones pero no creo que nadie diga que hará teatro para hacer mucho dinero, o para ser famoso. Es un arte con un menor impacto, es especial porque necesitas de cuerpos vivos que asistan cada día a la representación. Por eso creo que lo que sostiene el oficio es la pasión, el amor hacia este arte, y admiro mucho a la gente que hace teatro, el arte de lo efímero.
Inspiración: ¿cuáles actores y directores te llevaron a querer ejercer el oficio?
En mis inicios en la Isla de Margarita vi muy poco movimiento teatral, por lo que mis referencias venían del cine, principalmente. En mi adolescencia, me encantaban los personajes del cine de Tim Burton, algunos raros y excéntricos, soñadores. También veía mucho cine latinoamericano y me inspiraba, lo sentía cercano.
Hay una película española llamada «Noviembre», dirigida por Achero Mañas, que fue como una gran inspiración para empezar a hacer teatro. Es un film presentado como un falso documental donde vemos la vida de un grupo de teatreros. Eso me impactó mucho.
Luego, cuando estudiaba en la escuela de artes escénicas Juana Sujo, vimos el teatro de Stanislavsky, el cual me cautivó también. Asimismo, recuerdo que viajé con mi mamá al Festival Iberoamericano de Teatro en Bogotá, y vimos muchas representaciones allí, y al apreciar a toda esa gente en escena podía imaginarme fácilmente haciendo eso. Después, en el TET, conocí más a profundidad el trabajo de Jerzy Grotowski, y me fascinó.
¿Hay una Aromaia antes y después de qué obra, de qué evento en tu vida?
Cuando tenía 16 años me fui un año de intercambio a Bruselas y en el colegio estaba la optativa de teatro. Sin pensarlo, la tomé durante ese año y al final presentamos una obra. Recuerdo que preparamos una escena con poemas de García Lorca en francés y en español. Desde ese momento supe que quería viajar y hacer teatro.
Motivación: ¿qué te lleva a ejercer la actuación y la dirección?, ¿cómo describes esa pasión que te lleva a montarte en las tablas?
Creo que es una necesidad de nadar en aguas turbias. Dicho así, suena un poco extraño y hasta masoquista, pero creo que tiene que ver principalmente con la pasión y con el hecho de querer convivir con el misterio y la sorpresa. Creo que el teatro es una escuela que nos recuerda nuestra propia muerte y de alguna forma nos prepara para morir, al mismo tiempo que la esencia de lo vivo ocupa un lugar fundamental en él.
El teatro, como la vida, como el arte en general, está siempre transformándose, no hay nada seguro, hay pocas certezas, entonces es un lugar donde no me aburro nunca y que siempre me está retando. Requiere de mucho coraje hacer teatro porque siempre estamos en contacto con nuestra propia vulnerabilidad y la mirada del otro es muy importante. Es esa vida que radica en él lo que resulta atrayente para mí : hay una necesidad continua de querer contar algo y que haya alguien más que asista a ese encuentro.
¿Talleres, cursos, estudios, maestros?
Soy egresada de la Escuela de teatro Juana Sujo, y del Centro de creación artística TET en Caracas, dirigido por el maestro Guillermo Díaz Yuma.
En Europa he participado en diversos talleres en los que destacan: Workcenter de Jerzy Grotowski and Thomas Richards, la escuela Jacques Lecoq en París, con el Odín Teatret, con Pascale Lecoq, Marta Gornicka, entre otros. Hice una maestría de teatro en la universidad Sorbonne Nouvelle en París y una maestría de Teatro y Patrimonio en la Universidad de Aviñón. En París he visto mucho teatro durante los 7 años que llevo viviendo ahí y creo que eso ha sido una escuela muy importante para mí.
¿Qué está haciendo Aromaia ahorita?
Estamos de gira en México con el espectáculo ecofeminista «Reconexión». Esta obra, escrita y dirigida por mí, fue estrenada en la Ciudad Luz en el año 2023. Y Gracias al apoyo del Instituto Francés en París podemos traerla hoy a Ciudad de México. Es una obra que trata sobre el ecofeminismo, y está dividida en varios relatos escénicos con un toque apocalíptico y con un mínimo de esperanza.
Hasta ahora la experiencia en México ha sido muy enriquecedora. Es un país que yo no conocía y que de alguna manera me recuerda a Venezuela. Creo que el teatro que se hace acá es distinto al que se hace en Francia y es una experiencia donde estoy aprendiendo mucho.
Planes a futuro
En París, con mi compañía de teatro, vamos por la tercera edición de nuestro festival de teatro «Le miroir de l’autre». Es un encuentro de artes escénicas que cada año toca un tema distinto. El primer año fue sobre los estereotipos de género y tuvimos grupos de teatro de Francia, España, Venezuela y Grecia. El segundo año fue sobre las fronteras, y vimos notablemente de qué forma el festival ha evolucionado. Es un espacio no sólo de representaciones sino un lugar de encuentros. También queremos continuar viajando con la obra «Reconexión» para presentarla en muchos otros países.
Una frase que te identifique
No creo que sea una frase que me identifique, pero es un poema que tengo pegado en la pared de mi habitación para siempre tenerlo presente, es del poeta Rilke:
“Sé paciente con todo aquello que esté sin resolver en tu corazón e intenta amar las preguntas en sí mismas. No busques las respuestas, no se te pueden dar, pues no serías capaz de vivirlas. Y la clave está en vivirlo todo. Vive las preguntas ahora. Quizá, poco a poco, sin percatarte, vivas hasta llegar, un día lejano, a la respuesta".
Como actriz, ¿cuál ha sido el montaje más retador y por qué?
Todos son retadores, y nos ponen a prueba, ya sea escénicamente, o por la relación con los demás compañeros, y las diferentes circunstancias que uno debe atravesar. En el proyecto donde estoy actualmente es la primera vez donde actúo, dirijo, escribo y hago parte de la producción, todo al mismo tiempo. Es muy retador porque agota, demanda mucho tiempo. Sin embargo, también estoy aprendiendo un montón de cosas, y si a esto le sumamos el poder visitar un nuevo país, conocer sus costumbres y sus formas de hacer teatro, pues, mi emoción es aún mayor.
Como directora, ¿cuál ha sido el montaje más retador y por qué?
No me considero directora, he dirigido algunos proyectos escénicos, y ha sido interesante. En el campo de la pedagogía teatral sí tengo más experiencia y creo que es un reto trabajar con personas que son siempre distintas, sensibles, con personalidades variadas. Entonces hay que buscar un punto medio que nos permita trabajar en colectivo y con un objetivo en común.
Unas palabras a los jóvenes que quieren entrar al mundo de las tablas
Les diría que aprovechen ese espacio para jugar e indagar en ellos mismos y en la relación con sus compañeros. Creo que mientras más uno vive, lee, ve películas, obras de arte, comparte con sus amigos, familiares queridos y está consciente de ello, todo eso nutre el trabajo. Creo que en los tiempos que vivimos hacer teatro es casi un milagro, estar con el otro e intercambiar tiempo y ser conscientes de nuestra existencia y las posibilidades corporales, de juego. O tan solo el hecho de mirar al otro a los ojos y de reconocer su presencia pareciera ser algo raro en estos tiempos actuales en los que estamos pegados a un teléfono, a una computadora, donde lo digital cobra tanto espacio. El teatro es un viaje complejo, pero muy gratificante.
Unas palabras a la gente de tu Isla de Margarita
Margarita siempre está presente en mi vida, la recuerdo como el lugar donde he sido feliz, me remite a mi mamá, que es mi perla más querida, y también como el sitio donde sé que voy a volver a instalarme definitivamente. No sabía que amaba tanto la isla, sino hasta que estuve lejos, como a veces sucede. Tener al mar cerca es siempre un privilegio.
Que sigan los éxitos en tu carrera teatral, Aromaia León Salazar
Definitivamente, Aromaia León es un ejemplo del arojo, el empeño y la valía de la mujer venezolana. Desde este rincón Transeúnte bendigo y aplaudo su labor y deseo todo lo mejor para ella en su andar, para que siga dejando en alto el nombre de nuestro país a nivel internacional.