Manuel Quijada comenta que la sequía también los perjudica. / Foto: JOSUÉ STEIN

07 May, 2014 | De sus 67 años de edad, ha dedicado 35 a la producción de frutas y hortalizas. Manuel Quijada es padre de tres hijos, a quienes cría, educa y ayuda con los frutos que le deja la siembra.

Sus primeros pasos en el campo los comenzó en Tarico –Manzanillo- y desde hace varios años trabaja la tierra en Cabo Negro, a escasos metros del mar, donde tiene siete hectáreas de terreno para el cultivo de patilla y melón, que según él es lo que más se da en esas parcelas.

A pesar de que sus terrenos están en una zona de salitre, cuenta que en invierno, cuando las olas son altas, dañan la cosecha, de resto sus frutos se dan sin problemas, porque prepara bien el terreno antes de ponerlo a producir.

Estas parcelas las prepara con sus hijos Jesús Manuel, José y Johan, además de su esposa Carmen Rodríguez, para la siembra de semillas de patilla y melón entre los meses de mayo y junio, y "con el favor de Dios" ver los resultados en unos dos meses más. Contó que en diciembre vendió cuatro mil kilos de patilla. A su parcela llegan camioneros, pero además vende a la comunidad.

Ha tenido temporadas pésimas, hace meses perdió un gran cultivo de patilla y melón como consecuencia de una plaga. Aún quedan secuelas de la vaguada de diciembre de 2010, cuando las fuertes corrientes de agua que bajaban de los cerros arrasaron con gran cantidad de frutas que llegaron hasta el mar.

Ayudas

Para Manuel, la ayuda a los agricultores ha sido poca. Destacó que luego de la vaguada de 2010, representantes de varias instituciones se acercaron para censar y dar ayudas, pero hasta la fecha no se han concretado. En esa oportunidad solicitó un crédito a una entidad financiera. "Pidieron varios documentos y los saqué, luego dijeron que eran otros, gasté más dinero y para nada porque no nos han dado nada". "Los créditos salieron a quienes no tienen terreno".