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Dra. Ana Gil García: Yo cargo mi Virgen del Valle para cualquier parte que voy
La docente neoespartana muestra en Estados Unidos y el mundo sus logros académicos y sus aportes a la sociedad. “Encontrarse a un venezolano en el extranjero da emoción pero si es margariteño da llanto”, reflexionó.
Cortesía: Roselis González Rosas

FOTO: CORTESÍA GÉNESIS TORANI

Ana Gil García, una margariteña que lleva sus conocimientos por el mundo. / FOTO: CORTESÍA GÉNESIS TORANI

6 Abr, 2016 | Orientada por principios de servicio y liderazgo, Ana Gil García salió de la Isla de Margarita para estudiar en Caracas, del mismo modo que otros margariteños que debieron buscar en tierra firme oportunidades de estudios superiores. La niña que jugaba a ser la maestra de sus siete hermanos es hoy una profesional prestigiosa y reconocida en varios países, gracias a su vocación por la paz y la educación.

Ana Gil García nació en Boca de Pozo, municipio Península de Macanao, hace 61 años. Es madre de dos hijos: Julián Ernesto de 38 años y Ana Bonnie de 31 años.

“Yo cargo mi Virgen del Valle para cualquier parte que voy”, refiere esta dama que ha recorrido parte del mundo compartiendo sus conocimientos.

“Mi mamá se mudó para Porlamar, a la calle Maneiro, cuando yo tenía la edad de 5 años. Después me fui a vivir con mi abuela en la calle Arismendi porque mi mamá trabajaba como enfermera en Punda y Pampatar y la abuela me cuidaba. Así que mi infancia transcurrió entre estas dos calles”, explica.

Hizo su primaria en el Grupo Escolar Zulia y se graduó de bachiller en el Liceo Nueva Esparta, egresada de la Promoción José María Bianco. Estudió un año en la Universidad de Oriente Núcleo Nueva Esparta, pero completó su pregrado en el Instituto Pedagógico de Caracas.

En ocasión de su reciente visita a la Isla, el Concejo Municipal de Mariño presidido por José Gregorio Gómez, la declaró Hija Adoptiva y le impuso la Orden General en Jefe Santiago Mariño, en el marco de la celebración del 480° de la Ciudad de Porlamar, como un reconocimiento a su brillante trayectoria profesional llenando de orgullo a su país y a su estado Nueva Esparta.

Se inició como docente dando clases de Biología, hasta que fue beneficiaria de una beca de la Fundación Gran Mariscal de Ayacucho para obtener una Maestría en Currículo e Instrucción en la Universidad de Tennessee, Estados Unidos. Regresó a Venezuela para dedicarse a la supervisión de escuelas pertenecientes al Ministerio de Educación.

“Desde chiquita siempre quise ser maestra. La vena educativa la tengo por mi abuela Ana Josefa Figueroa de Gil. Mi formación como líder, de mi papá Francisco Esteban Gil Figueroa y mi formación ética, de servicio comunitario, de principios y valores familiares, de mi madre Melusina García”, señala.

Su abuela llevó al primer maestro que hubo en Boca de Pozo y le daba alojamiento en su casa, donde instaló la escuela en su propio cuarto. “Ella no sabía leer ni escribir, pero tenía el interés de que los niños del pueblo aprendieran el catecismo porque era una mujer muy católica”.

En el Pedagógico dio clases durante 21 años y llegó a ser profesora titular. Es una de los docentes pioneros del Doctorado en Educación de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador.

En 1988 recibió su primera Beca Fulbright (una de las de mayor prestigio en todo el mundo, obtenida por 54 premios Nobel, 33 presidentes de naciones y 82 premios Pulitzer), que le permitió lograr su Doctorado en Liderazgo Educativo de la Universidad del Oeste de Michigan, casa de estudios en la que dio clases de Diseño de Análisis e Investigación como profesora invitada.

Ana Gil García ha estado involucrada en investigaciones con sus colegas norteamericanos, entre los que se destaca por ser mujer y latina.

En el año 2001 se nacionalizó como ciudadana de Estados Unidos, por razones profesionales según explica.

Formación y liderazgo

Vive desde hace 21 años en Chicago, donde da clases en la universidad pública del noreste de Illinois, en el postgrado de liderazgo educativo.

-Siempre he sido una mujer disciplinada y muy congruente entre el decir y el hacer. “Yo no dejo ninguna cosa sin concluir y eso me ha permitido que la gente confíe enormemente en mi trabajo. He emprendido muchas campañas en Chicago a favor de la comunidad latina, especialmente con las mujeres-, añade Gil García.

En 2012 fue invitada por la Universidad Estatal de Tbilisi, capital de la República de Georgia, como profesor visitante para ofrecer un seminario doctoral sobre la reformulación de liderazgo. En 2010 fue asesora del ministro de Educación de Armenia, en la preparación de maestros y directores de escuela, y dio clases en la escuela de Economía de una de sus universidades. Entre 2011 y 2012 vivió en Egipto durante la primavera árabe, como profesor invitado por la prestigiosa Universidad Americana de El Cairo.

Con naturalidad y paciencia, la docente neoespartana enumera los muchos galardones que ha recibido a lo largo de su vida.

En 2010 estuvo catalogada como una de los 100 hispanos de mayor influencia en Estados Unidos, por la Revista Hispanics Business Magazine. En 2012 fue una de los 10 profesionales latinos de Chicago.

En 2013 la Organización Mujer Latina en Acción, la más antigua en EUA a favor de este segmento social, la reconoció con el Premio María Mangual, mientras que el Instituto Nacional de Liderazgo Hispano le dio el Premio Mujer.

La Universidad de Northeastern Illinois le ha entregado los premios a la Excelencia en investigación, Excelencia en docencia y enseñanza, Excelencia en Servicio a la comunidad y el Premio de los alumnos al mejor mentor (el más apreciado por ella).

Entre sus reconocimientos menciona el Premio al servicio Fulbright Chicago Dee Sarelas, recibido en 2014. En 2015 recibió el galardón de Mujer Distinguida en Educación en Chicago.

Vinculación con Venezuela

FOTO CORTESÍA

En la sesión por los 480° de la Ciudad de Porlamar recibió el titulo de Hija Adoptiva. En la foto acompañada por otros dos homenajeados ese día: Providencia Padilla de Ortega y Patricio Quilarque. / Foto: CORTESÍA

Cada vez que paso la película de mi vida he tenido muchas bendiciones”, afirma Gil García, y resalta que nunca se ha desvinculado de Venezuela. “Yo soy la que organizo los eventos políticos de protesta y denuncia en Chicago contra el gobierno venezolano actual. Allá se me conoce con las dos caras: la mujer que presta servicios a la comunidad y la cara que representa a Venezuela en la parte política”, indica.

-En 2004 vine a la Universidad Simón Bolívar con unos recursos que me dio la beca Fulbright. Allí realicé un estudio de 10 meses entrevistando a 750 docentes en comprensión lectora, con un proyecto diseñado por mí llamado PELE (Proyecto Educativo de Lectura y Escritura). Trabajé en escuelas de barrios populares, también lo hice en Margarita en las poblaciones de Las Hernández y La Guardia. Cuando regresé a Chicago y me acosté en mi cama, dije: cumplí con mi país.

Gil García explica que toda esa investigación la presentó en el ámbito nacional, donde demostró la baja comprensión lectora de los estudiantes.

“Uno de nuestros grandes problemas es que no hay continuidad en los proyectos y no hay capacitación de los docentes. Al docente hay que renovarlo”, dice.

“También me preocupa el adoctrinamiento de nuestra educación en los últimos años. Ha habido adoctrinamiento cuando a los niños se les entrega un ejemplar de la Constitución de Venezuela con una imagen de Chávez con Simón Bolívar sentado en sus piernas, eso me consta, yo tengo una copia de esa constitución. Todos los muchachos que han nacido en estos 17 años han sido adoctrinados y no nos hemos percatado”, asegura.

Está convencida de que la familia es la primera fuente de educación que reciben los niños y la escuela es la prolongación del proceso educativo que empieza en el hogar.

Con orgullo dice que posee la Orden Luisa Cáceres de Arismendi que le entregó el Consejo Legislativo del Estado Nueva Esparta en 2007. “Qué honor recibir la Orden Santiago Mariño", dice Gil García con emoción.

En 2014 fue invitada a dar clases en la Universidad Príncipe Muhammad bin Fahd en Al-Khobar, Arabia Saudita, donde ostentaba el rango académico más alto: profesora titular. “El rector me asignó en el comité científico de la universidad, donde era la única mujer” . Al principio era ignorada por los hombres, hasta que tuvo el valor de votar en contra de aprobar la minuta del día en virtud de que sus comentarios no habían sido anotados. “A partir de ese momento, mi opinión fue oída y aceptada”.

“Me he conseguido muchos venezolanos en los países árabes trabajando en la industria petrolera. Y conseguir a un venezolano en el extranjero da emoción, pero conseguir a un margariteño da llanto”, destacó.




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