Mario Fermín era jovial y a quien le gustaba contar anécdotas. En sus exequias también recibió homenaje póstumo por parte de sus hermanos masones de la Logia Sol de Nueva Esparta.  / Foto: ARCHIVO

8 Feb, 2017 | Este martes, en horas de la tarde, recibió cristiana sepultura el conocido empresario margariteño Mario Fermín (82), cuyos restos fueron velados en el Centro Cívico de San Juan Bautista, municipio Díaz del estado Nueva Esparta, de donde era nativo.

Afectado por problemas de salud, falleció la noche del pasado viernes en la Clínica Nueva Esparta de La Asunción, pero sus familiares acordaron esperar hasta este martes para llevarlo a su última morada en el cementerio de San Juan, dando tiempo a una de sus hijas para llegar a la Isla, procedente de Canadá, donde reside.

Casado en dos oportunidades, Fermín era padre de seis hijos: Mario Emilio, Xiomara del Valle, Rita Elena, Mariam, Jorge David y Luis Eduardo. Fue propietario-fundador en 1966 de La Floristería Santa Rita, localizada en la calle La Marina de Porlamar, y dueño además de las empresas Fermar (venta de equipos y materiales de oficina) y de otra más contemporánea: Digitales Fermín (Diferca) en la calle Fajardo de la ciudad marinera. Entre 1984-86 ocupó la presidencia de la Cámara de Comercio.

SANJUANERO
Mario Fermín nació en San Juan Bautista el 19 de enero de 1935, hijo de Celsa Fermín y Rosauro Velásquez. En 2015, a propósito de celebrar los 80 años, relató vivencias y refirió que su infancia y adolescencia transcurrieron apacibles en el sector Los Fermines de San Juan, hasta que al igual que otros margariteños tuvo que emigrar a tierra firme en busca de empleo.

Trabajó en La Creole (compañía petrolera), donde fue ascendiendo y consiguió permiso para terminar su bachillerato en el liceo “Francisco Antonio Rísquez” de La Asunción. Prosiguió sus estudios universitarios en Maracay (Aragua), donde culminó siete semestres de Agronomía (UCV), pero no pudo concluir la carrera porque debió regresar a la Isla.

ENTRE RECUERDOS
César Fernández, expresidente de dicha institución, lo califica como una persona gremialista y apegado a las tradiciones. “Fue un trabajador incansable”.

Gregorio Boadas, también dirigente empresarial, lamentó la partida de su compadre. Dijo que cultivaron la amistad. “Él fue un caballero, persona desprendida y caritativa. Ganador de los mejores calificativos por méritos propios. La sinceridad le brotaba por los poros”.