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Diagnóstico de cáncer de mama cambió vida de José Vicente Lárez
Aun cuando es poco frecuente, los hombres también pueden sufrir de esta patología, la cual afecta mayormente a la población femenina. José “Cheo” Lárez asumió con entereza la enfermedad y desde el 2004 ha salido airoso.
Yanet Escalona @YanetEscalona

Foto: CORTESÍA

Junto a su familia, incluyendo a su esposa la médico geriatra Lesbia Matos y su inteligente hijo, Rubén, arma un entorno amoroso. / Foto: CORTESÍA

16 Mar, 2018 | José “Cheo” Lárez nunca se imaginó que una enfermedad como el cáncer de mama, que es más común entre la población femenina, se le diagnosticara a su persona, como ocurrió en el año 2004. Desde entonces su afán ha sido lograr la sanación con disciplina y perseverancia, pero sobre todo con fe en Dios, llevando la vida con calma y sin mayores angustias, a pesar de los pesares.

“Durante esta etapa en que he asumido mi enfermedad con calma y sin angustias, he tenido el apoyo médico y solidario, como ‘ángeles de la guarda’, de dos grandes mujeres: mi esposa Lesbia Matos, quien es geriatra, y la doctora oncóloga clínica, Odalys Ágreda, claves en mi sanación, confiesa en la sede de la Unidad Oncológica “Modesto Rivero” de Porlamar, donde actualmente recibe tratamiento.

Durante estos años ha sido operado en Caracas, también ha recibido radiaciones y en general se mueve con mucha fe, tratando de que los temores a la muerte o al dolor no embarguen su espíritu.

Aconseja a los hombres que, al igual que las mujeres, participen en las jornadas de despistaje de cáncer de mama, o al menos sean constantes en el chequeo frecuente: hay que tocarse las tetillas y evaluarse.

Recuerda que ni remotamente se imaginó que aquella pelotica en el pezón, además de otras características de la lesión que “descubrió” en el 2004, tendría carácter maligno, como lo determinó la biopsia y el respectivo diagnóstico.

“Afortunadamente tengo a mi lado a Lesbia (Matos), quien fue la que se percató de esa situación y me guió hacia el chequeo. Ya la enfermedad había avanzado a grado 3, pero lo que me dije: “bueno, pa’lante; no me queda otra opción sino que vivir y sanar”, afirma con una tranquilidad y calma admirables. Tampoco tiene limitaciones o prejuicios a la hora de hablar sobre el cáncer de mama que sufre, y al contrario orienta a sus amigos para que se toquen y chequeen.

“En una oportunidad el médico que me vio al inicio me explicó que este tipo de cáncer en los hombres no es muy común, en contraste, por ejemplo, con patologías relacionadas con el pulmón u otras. Recuerdo que me dijo que era como un ‘kino’ o una ‘lotería’ donde el uno por ciento de todos los casos de CA de mama, corresponden a personas de mi sexo.

“Bueno, no me gané literalmente una lotería, pero sí me ha hecho vivir esta experiencia, al lado de mis seres queridos que siempre me han apoyado. A quienes, por cierto, desde el principio les dije: aquí no hay lloradera, sino que la meta es sanar, y encomendarse a Dios y a la Virgen del Valle que todo lo pueden, mientras sigue soñando en tener una finca, con cultivos de todo tipo, en su profesión de ingeniero agrónomo, porque “Cheo” es semilla.




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