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Plátano maduro no vuelve a verde el tiempo que se va no vuelve
Ni siquiera en tiempos de la pandemia de la Covid-19, Venezuela ha podido acceder a los insumos médicos, medicamentos y al número suficiente de vacunas que requerimos para atender las necesidades de la población, por la negativa de los EEUU y sus aliados venezolanos
José Gregorio Rodríguez Jotaerre577@gmail.com

1 Jul, 2021 | Sinceramente no creo en la línea de “pacificación” que parece asumir el “núcleo duro” que dirigen los partidos Primero Justicia y Voluntad Popular, quienes desde antes de abril del 2002 han estado en la idea de derrocar el proceso bolivariano de la manera que se les presente más fácil en cada coyuntura.

A la prueba me remito. Lo intentaron el 11 abril del 2002 por la vía del golpe de estado clásico. Con una élite militar para ese entonces todavía al servicio de los intereses de los EEUU y sus socios a lo interno de la república, especialmente los líderes del establecimiento político que acababa de ser desplazado del poder por el Comandante Hugo Chávez, y por los dueños de los principales medios de comunicación, fundamentalmente de las señales libres de TV. Reincidiendo con el paro petrolero de diciembre de ese mismo año, que se prolongó hasta finales de febrero del 2003.

Volvieron a lo mismo luego del referendo revocatorio presidencial del 15 de agosto del 2004, oportunidad en la que los partidarios del gobierno de Chávez obtuvieron cerca del 60% de los votos y la oposición, nuevamente derrotada, cantó fraude, sin aportar hasta la fecha ninguna de las pruebas que prometieron en ese momento.

El 4 de diciembre del 2005, se realizaron las elecciones para la Asamblea Nacional y la oposición política resolvió a última hora, el 29 de noviembre de ese año, no participar en el proceso y llamar a la abstención intentando un “golpe electoral”.

El MVR, para entonces principal partido del gobierno del Comandante Chávez y sus aliados, obtuvieron los 167 escaños de la AN. La ausencia del antichavismo en la AN todavía pesa en la ejecutoria de la dirección de la oposición, como una de las más desacertadas de sus decisiones políticas.

Se reagrupan, escogen el camino electoral y respaldan la candidatura presidencial de Manuel Rosales en diciembre del 2006 y luego de una contundente victoria de Hugo Chávez, se repliegan, se reencuentran y logran una “pírrica” ventaja en el referendo constitucional del 2007.

El 9 de junio del 2009 anuncian la creación de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), que posteriormente legalizan como partido político en el 2012, para respaldar la candidatura presidencial de Henrique Capriles Radonski.

El 7 de octubre de ese año el presidente Hugo Chávez, logra una categórica victoria con el 11% de ventaja.

Llega el terrible momento de la muerte del presidente Hugo Chávez, el 5 de marzo del 2013, y el 14 de abril de ese mismo año se realizan nuevas elecciones presidenciales. Nicolás Maduro logra el triunfo y el candidato opositor, Henrique Capriles, invita a sus seguidores a “descargar la rabia” en las calles. La violencia ocasionó 11 muertos y más de 60 heridos.

Un año después, el 12 de febrero del 2014 se desata una ola de violencia callejera denominada La Salida, liderada por Leopoldo López y Voluntad Popular, con acciones de carácter insurreccional que ocasionan más de 40 muertes y decenas de heridos alterando la paz ciudadana por más de dos meses. La Salida fue un ensayo de “Golpe Suave”, apoyado por las corporaciones mediáticas más importantes del mundo, que contó con respaldo logístico y financiero extranjero. Nuevamente, fracasaron en el intento de derrocar a Maduro.

El 9 de marzo del año 2015, el presidente Barack Obama firma una orden ejecutiva declarando la amenaza “inusual y extraordinaria” que para la seguridad nacional y la política exterior de los EEUU representa Venezuela y desde ese momento, arranca con fuerza inusitada la “guerra económica” destinada a producir malestar en la población con la mirada puesta en las elecciones parlamentarias de finales de año. El acaparamiento, la escasez, la especulación y el “bachaqueo”, agobian a los venezolanos y se crea un clima de angustia y desesperanza que se expresa en el resultado electoral del 6 de diciembre del 2015. La Mesa de la Unidad Democrática (MUD) obtiene una importante victoria.

Por razones de espacio y por las veces que nos hemos referido al tema, vamos a resumir el quinquenio de la AN electa en diciembre del 2015, recordando los nombres de quienes ejercieron la presidencia del Poder Legislativo: Henry Ramos Allup (2016-2017), Julio Borges (2017-2018), Omar Barboza (2018-2019), Juan Guaidó (2019-2020) y Luis Parra (2020-2021). Por sus obras los recordareis, algunos los odiareis y a otros los olvidareis.

Sin embargo, es preciso recordar que desde enero del 2019 y hasta la fecha, Venezuela ha experimentado una de las más brutales agresiones que pueblo alguno en la historia de la humanidad haya vivido, por aquello de que siendo dueña de una inconmensurable riqueza, no ha podido disponer de ella para el beneficio y satisfacción de las necesidades de las mayorías nacionales, por el paquete de medidas económicas coercitivas unilaterales impuestas por el gobierno de los EEUU y sus aliados en el mundo, con el apoyo y promoción de una parte de la oposición política liderada por Juan Guaidó, quien desde enero del 2019, al asumir la conducción de la AN y de la oposición, adelantó la estrategia de un gobierno dual, con poderes públicos paralelos, al poder ejecutivo y los poderes públicos democráticos de la República Bolivariana de Venezuela.

Ni siquiera en tiempos de la pandemia de la Covid-19, Venezuela ha podido acceder a los insumos médicos, medicamentos y al número suficiente de vacunas que requerimos para atender las necesidades de la población, por la negativa de los EEUU y sus aliados venezolanos liderados por el ex diputado, Guaidó, de liberar los recursos que mantienen retenidos en otras latitudes.

Gracias a Dios, la Virgen del Valle y José Gregorio Hernández, el pueblo venezolano ha resistido con dignidad y entereza, esta “guerra de odio” que hemos vivido y el gobierno del presidente constitucional de Nicolás Maduro, ha dispuesto de las medidas necesarias para enfrentar la terrible situación por la que hemos atravesado y poco a poco, los ojos del mundo han ido reconociendo cuál es la situación verdadera de nuestro país.

Es así como, se efectuaron las elecciones parlamentarias de diciembre del año pasado y se efectuarán las megaelecciones regionales y municipales del 21 de noviembre próximo, cada vez con más actores políticos nacionales convencidos que la única vía posible para conseguir el poder político en Venezuela es; constitucional, democrática y electoral.

El nuevo Consejo Nacional Electoral, todas las semanas ofrece más y mejores garantías para la participación en las elecciones y la última de ellas, la legalización de la tarjeta de la Mesa de la Unidad Democrática, en lugar de facilitar el diálogo y el entendimiento en el oposicionismo venezolano, se ha constituido más bien, en otra fuente de controversia, y por el usufructo de la “manito” que la representa, se pelean las decenas de agrupaciones que comparten el espectro opositor y quienes hasta hoy mantienen su línea abstencionista, se abrogan los “derechos de propiedad” de una herencia que nunca repetirá la ejecutoria del 2015.

Plátano maduro no vuelve a verde. El tiempo que se va no vuelve.




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