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Vinieron por lana y saldrán trasquilados
No tengo ninguna duda que la misión de observadores de la UE que llegó a Venezuela para acompañar el proceso de megaelecciones regionales y municipales del próximo 21 de noviembre, vino para cumplir cuando menos dos cometidos.
José Gregorio Rodríguez Jotaerre577@gmail.com

4 Nov, 2021 | Venezuela comenzó el pasado 29 de octubre, la campaña electoral para los comicios regionales y municipales del próximo 21 de noviembre, al mismo tiempo que la Misión de Observación Electoral de la Unión Europea (MOE-UE) desplegó a 44 de sus integrantes por el territorio nacional, bajo la supervisión de la jefa de la misión, la eurodiputada del Partido Socialista Portugués, Isabel Santos.

Luego de reunirse con el Consejo Nacional Electoral (CNE), Santos explicó que además, se encuentra en Venezuela un “equipo central” de once personas y, posteriormente, se sumarán otros 34 observadores, así como también una delegación de 12 parlamentarios, diplomáticos y varios observadores que serán contratados en el país.

“Esperamos llegar al 21 de noviembre con 100 o más observadores, lo que quiere decir una gran misión, comparada con los números de misiones previas en Venezuela y en otros países”.

La eurodiputada recordó que la misión, es la primera de la UE en Venezuela desde hace 15 años, y observará “todo el proceso electoral”, desde la campaña hasta “el momento de votación”, así como el recuento de votos, y también “si hay una reclamación” en días posteriores.

Luego, el 23 de noviembre, la MOE-UE presentará un informe preliminar con las primeras conclusiones y, dos meses después, llegará el informe definitivo, tiempo durante el cual se evaluarán en profundidad las aportaciones de los observadores, que servirán para ver si son necesarias algunas correcciones y recomendaciones para futuros comicios.

La misión europea estará en 22 de los 23 estados de la república, además de Caracas, excepto en el estado Amazonas, donde sólo acudirá un equipo de observadores de corto plazo los días previos a la votación, debido a las condiciones de logística y seguridad.

No tengo ninguna duda que la misión de observadores de la UE que llegó a Venezuela para acompañar el proceso de megaelecciones regionales y municipales del próximo 21 de noviembre, vino para cumplir cuando menos dos cometidos.

El primero, el que justifica su presencia que no es cualquier cosa luego de 15 años de ausencia por estos lados del mundo en esos menesteres, la observación del proceso de megaelecciones venezolano, sino también la de precisar in situ, la verdadera situación de la oposición venezolana.

Para nadie es un secreto, es con este sector político con quien mantienen los grupos políticos mayoritarios de la Eurocámara una estrecha relación, a quienes incluso han brindado apoyo en su política de procurar sanciones económicas, por la vía de medidas coercitivas unilaterales y facilitado sus gestiones para procurar fondos económicos para financiar sus actividades de desestabilización de la república, en la búsqueda de un estallido social que provoque un pronunciamiento militar. Eso es así y numerosas pruebas de ello existen.

Qué pena con esos señores, se comenta en corrillos diplomáticos extranjeros acreditados en nuestro país. La misión de observación de la Unión Europea se ha encontrado con el triste espectáculo de una oposición debilitada, dividida, fragmentada, entre tantos sectores con intereses particulares propios, como nunca pensaron los ilustres visitantes se podían conseguir en nuestro país.

Resulta que todo lo que decían misiones diplomáticas imparciales, diputados sin militancia en los bloques mayoritarios de la Eurocámara y uno que otro silenciado dirigente político del viejo continente es cierto.

La oposición venezolana no gana elecciones porque no tiene plan, no tiene proyecto de país, carece de vocación unitaria, y lo que es más importante que todo, adolece de un centro político de dirección que le de coherencia.

Vinieron para mirar con sus propios ojos, que no tiene ningún sentido político, ninguna justificación que no sea la de complacer la vocación imperial de los EEUU de Norteamérica, mantener el respaldo que todavía unos pocos gobiernos y muchos diputados del parlamento europeo ofrecen a la aventura del “gobierno paralelo” que representa Juan Guaidó.

Me decía un viejo amigo que tiene que ver con esta misión, que nunca pensaron que la realidad de la oposición venezolana fuera tan deplorable como la que se encontraron apenas llegaron a suelo venezolano, al “registrar” someramente los medios de comunicación y las redes sociales de nuestro país.

Definitivamente fueron víctimas de la “extraordinaria capacidad de aplique” que posee un importante sector del antichavismo criollo, el cual logró que no sólo violenten el derecho internacional con sus actuaciones contra Venezuela, sino que además hicieran tamaño ridículo frente a sus ciudadanos que desde EEUU, hasta el más pequeño país europeo, comienzan a exigir a sus gobiernos que rindan cuentas por su intromisión en la política venezolana.

Lo cierto es que los europeos vinieron por lana y saldrán trasquilados.




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