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Los radicales destruyen, pero “el diablo resulta un aliado conveniente”
El “alivio de sanciones” a Venezuela anunciado este martes se refieren sobre todo a una “licencia limitada” otorgada al grupo petrolero estadounidense Chevron, en el contexto del embargo al crudo venezolano
Reinaldo Silva reinaldosilva119@gmail.com @ReinaldoAcidito

18 May, 2022 | En política, adversarios y enemigos son conceptos distintos. Con los primeros se aspira a negociar y a los segundos se desea aniquilar.

La política es el ejercicio del poder, y de hecho la democracia no es ausencia de conflicto. Sin embargo, estamos viviendo a nivel nacional e internacional una etapa de polarización y de antagonismo, entre las distintas partes de nuestro sistema político que está deteriorando el debate público hasta el punto de que el adversario se ha convertido en enemigo al que se ataca, incluso personalmente, para su destrucción total.

La diferencia entre enemigos y adversarios son profundas. De hecho, el presidente de Estados Unidos que puso fin a la guerra de Vietnam, Gerald Ford, solía decir que durante su vida política “había tenido muchos adversarios, pero ningún enemigo”. Todo lo contrario, al también mandatario estadounidense, Donald Trump, un gran coleccionista de enemigos.

Tanto el adversario como el enemigo comparten la idea del enfrentamiento, pero tienen matices distintos. El político y jurista Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón publicó hace años un artículo en el que expresaba que la distinción entre ambas categorías es sobradamente conocida: “los adversarios concurren en la búsqueda de objetivos comunes y por eso se enfrentan, ya sea en el mercado, ya sea en las elecciones, ya en cualquier otro tipo de conflicto. Los enemigos se enfrentan porque el objetivo de cada uno de ellos es la destrucción del otro; el conflicto se vuelve existencial”.

Las posiciones radicales tienden a cerrar espacios intermedios, lugares donde son posibles los acuerdos. En todo gobierno, ciudad o partido existen diferencias, y el gran desafío de los políticos es resolver esas discrepancias. La confrontación en política juega un papel y son los ciudadanos quienes resolvemos esas diferencias en favor de un gobierno u otro, un sector del partido u otro.

“La confrontación tiene un límite, un escenario más allá del cual no resuelve nada”, en palabras del experto en psicología política Daniel Eskibel: “Tu antagonista no va a desaparecer (augura) y ese al que te enfrentas con toda tu alma y crees culpable de todos los males no es una especie en extinción. Por el contrario, seguirá representando a una parte de la sociedad”.

La guerra convierte a amigos en enemigos, y lo hemos visto recientemente en nuestro país, en el último proceso interno del PSUV, situación por lo cual no comparto la decisión de una designación de nuestras estructuras por elecciones de base, cuando tenemos un proceso presidencial el 2024, donde debemos ir más unidos que nunca.

“En la lucha contra el enemigo funciona una lógica excluyente: o yo o el otro. Se trata de una escena donde no hay espacio para ambos, donde uno triunfa y el otro sale derrotado. En esa lógica se abre un inmenso abismo y se produce una confrontación hasta que uno de ellos literalmente desaparezca. Aunque suelen desaparecer los dos”, asegura Eskibel. La única solución es negociar para resolver las diferencias. Tarde o temprano hay que negociar, y quien cree que la política es sólo confrontación, puede estar condenado a desaparecer.

Se negocian huelgas, guerras, dictaduras, revoluciones armadas, la toma de rehenes; siempre llega el momento de la negociación, porque la política no es todo o nada. La recomendación de Eskibel es clara: “no hagas caso al pequeño círculo de radicales que te empuja con aplausos y vítores hacia el abismo ni a esa zona de tus propios impulsos que te lleva a querer exterminar políticamente al otro. Si dos enemigos políticos avanzan uno contra el otro, frontalmente y hasta el final, ambos serán apenas un montón de escombros”.

Tanto uno como otro representan a importantes sectores sociales y en una lucha fratricida la sociedad se resiente: “negocia para ahorrar sufrimientos a tu pueblo, incluso para salvar tu proyecto político. Con el tiempo se ve que los buenos negociadores terminan salvando los proyectos políticos. Los más radicales, intolerantes y drásticos suelen ser sus enterradores”.

Hecho este análisis, podemos justificar el acuerdo realizado entre Venezuela y USA; donde Estados Unidos anunció este martes 17 de mayo “un alivio limitado de las sanciones contra Venezuela, entre ellas una vinculada a la petrolera Chevron”. El Ejecutivo del Presidente Joe Biden presentó esta medida como “un gesto para promover una inminente reanudación del diálogo entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición apoyada por Washington”.

El “alivio de sanciones” a Venezuela anunciado este martes se refieren sobre todo a una “licencia limitada” otorgada al grupo petrolero estadounidense Chevron, en el contexto del embargo al crudo venezolano, impuesto por Washington a nuestro país en 2019 con la idea “de sacar del poder a Maduro”.

La exención “autoriza a Chevron a negociar los términos de las posibles actividades futuras en Venezuela”.

El Tesoro estadounidense tiene previsto revelar “otras medidas” más adelante, indicaron.

Por su parte, nuestra vice presidenta Delcy Rodríguez, ha verificado y confirmado, las noticias publicadas, en el sentido de que los Estados Unidos de América ha autorizado a empresas petroleras estadounidenses y europeas para que negocien y reinicien operaciones en Venezuela; señalando: “El mundo sabe que Venezuela ha dado sus primeros pasos en el camino para la recuperación económica con esfuerzo propio, denunciando y superando las sanciones ilegítimas y el bloqueo inhumano. Nuestro pueblo se siente orgulloso del trabajo y los logros de los últimos tiempos. Venezuela aspira a que estas decisiones de los Estados Unidos de América inicien el camino para el levantamiento absoluto de las sanciones ilícitas que afectan a todo nuestro pueblo. El Gobierno Bolivariano de Venezuela, apegado a sus profundos valores democráticos, seguirá promoviendo de manera incansable el diálogo fecundo en formato nacional e internacional”.

Como pueden observar, el “Lobo” tuvo que negociar, porque la situación del gobierno de Estados Unidos con los conflictos en Europa y su propia situación interna, los ha llevado a razonar y admitir, aunque no abiertamente, el caos que ha querido imponer en nuestra nación conformada por aguerridos hijos de Bolívar y guerreros indígenas; que nunca se han doblegado ante nadie; gracias al ímpetu de ese noble pueblo venezolano, que aún en los momentos más difíciles se mantiene firme defendiendo su libertad y soberanía.




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