Porlamar
23 de abril de 2024





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Maríachita y el capitán
Y así transcurrió la conversación entre padre e hija, ella feliz y contenta por haberle dicho la verdad a su padre y él, orgulloso de que su hija preferida, Maríachita, se casara con un capitán.
Edward M. Ernández Caraballo Sagitario2200902@hotmail.com

22 Jun, 2022 | El día en que Fuchomatapuercos descubrió que su adorada Maríachita andaba de amoríos con un tal Atanasio, en medio de su enfado, no le quedó más remedio sino llamarle la atención, como todo buen padre suele hacerlo porque en verdad, a él, le gustaba que las cosas fueran correctas, que no se salieran, sobre todo, del férreo carril educativo que le había enseñado. Por tal motivo, vio preciso el momento aquella madrugada decembrina, después de la misa de aguinaldos, para interpelar a su querida muchacha, con relación a esos amores furtivos en las cuales se veía envuelta desde la fiesta de san Isidro Labrador en Conejeros bailando en el bar La Machaca.

-A ver Maríachita-comenzó inquiriendo el bueno de Fucho- ¿qué es eso que andan diciendo por allí que te la pasas de amoríos con un tal Atanasio, un negro pundero a quien también apodan “Cachete e’ Bola”.

¡Ay! no señor, eso es mentira, son habladurías de la gente envidiosa-respondió Maríachita.

-Pero… ¿Cómo que mentira, si te han visto hasta debajo del puente Sucre todas las noches en un jüiquijüique con ese negro?

-Mire paíto, yo le voy a decir la verdad.

-Anjá, eche pa´ fuera pues.

-Es cierto lo de Atanasio, él es un hombre preparado porque hasta es vigilante de Radio Nueva Esparta y, usted sabe que las personas que trabajan en una emisora de radio, según dicen, son gente muy sabías-manifestó Maríachita.

-Eso me parece muy bien…¿Y qué más sabe hacer ese tal Atanasio?

.Bueno, él me ha dicho que es capitán.

-¿Capitán? ¡Eso si es verdad que está bien bueno! Entonces dígale que venga mañana sábado por la noche para conocerlo y así de ese modo preparar el casamiento, porque usted no se puede perder ese chance de casarse con un capitán. ¿Tú sabes muchacha, lo que significa casarse con un capitán? Es como para salir de abajo y olvidarme de matar puercos. ¡Qué vaina tan vergataria mijita!

Y así transcurrió la conversación entre padre e hija, ella feliz y contenta por haberle dicho la verdad a su padre y él, orgulloso de que su hija preferida, Maríachita, se casara con un capitán.

Llegado el momento sabatino, tal como lo había planificado Fucho, comenzaron por darle un toque de distinción a su casa. Colocaron bambalinas, arreglaron la salita y pusieron sobre una mesita previamente decorada, una variedad de bebidas, incluyendo vino pasita y leche e´burra. Ya concluidos los arreglos, al rato, hizo acto de presencia el flamante capitán, trajeado todo de blanco, calzando unos güachicones Us Keds del mismo color de su vestimenta

Fucho al ver tan esbelta silueta varonil, llamó a Maríachita y le dijo:

-Hija, ponte firme que ha llegado tu novio, el capitán, ven para que lo presentes a toda la familia.

Y fue allí donde comenzaron los halagos, capitán para allá y capitán para acá, capitán para allá y capitán para acá.

-Venga capitán, ¿qué desea tomar, cervecita, roncito, anisado o algo que le apetezca?

Al escuchar esa sentencia, Fucho llamó la atención a Paca, quien fue precisamente el que comenzó a brindarle los mayores elogios al capitán:

-¡Mire Rafael! ¿Cómo te atreves a ofrecerle al capitán ese tipo de bebidas? Anda y busca en el escaparate una botella de Ancestor pataquebrá’ que tengo reservada para este feliz momento. Al capitán tenemos que brindarle, además de honores, las mejores atenciones.

Mientras el jolgorio continuaba y, avanzaban las horas, ya de madrugada, con el cantar del gallo, Fucho con muchos tragos encima, le pregunta al capitán:

-Yo acepto que usted capitán, se case con mi Maríachita, pero además de eso quiero preguntarle a donde van a vivir porque me supongo que un capitán como usted debe tener ya todo preparado.

-Sí, señor Fucho-respondió el capitán-ya todo lo tengo listo.

-Pero dígame una sola cosa capitán: ¿A cuál regimiento pertenece usted, a la Guardia Nacional o a la Marina Mercante?

-No, nada de eso señor Fucho, nada de eso-respondió el capitán.

-¿Entonces, si no pertenece ni a la Guardia Nacional ni a la Marina, donde está usted asignado?

Ante la insistencia de Fucho por saber mucho más del capitán, éste dio la respuesta más inesperada de la fiesta que en su honor, le habían preparado:

-Señor Fucho, con todo su respeto, pero nada que ver con la Guardia Nacional ni con la Marina Mercante…Yo sí soy capitán, pero… ¡de un equipo de bolas criollas!

Al escuchar tan sorpresiva respuesta, a Fuchomatapuercos, no le quedó más remedio sino dirigirse a pasos lerdos hacia su chinchorro, balbuceando:

-¡Que desgracia y yo que pensaba salir de abajo con ese güebón!




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