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El chantaje de Guaidó
Desde que llegó a Venezuela el diplomático colombiano, Guaidó no ha hecho sino “tirar piedras” para intentar entorpecer el proceso de normalización de las relaciones binacionales
JOSE GREGORIO RODRIGUEZ jotaerre577@gmail.com

15 Sep, 2022 | Después de una extensa conversación con el embajador de Colombia en Venezuela, Armando Benedetti, reseñada por la revista Semana el pasado 05 de septiembre, a la cual nos referimos ampliamente en la entrega anterior, el mismo medio de comunicación publicó este lunes una larga entrevista al ex diputado venezolano, Juan Guaidó.

El ahora aspirante a convertirse en el candidato presidencial de la oposición política venezolana, en las elecciones primarias que se sector ha anunciado celebrará el próximo año, insiste en aconsejarle al nuevo embajador neogranadino, cuál debe ser su comportamiento en el ejercicio de su alta investidura.

Desde que llegó a Venezuela el diplomático colombiano, Guaidó no ha hecho sino “tirar piedras” para intentar entorpecer el proceso de normalización de las relaciones binacionales, las cuales estaban interrumpidas desde febrero del 2019, cuando el ex presidente Iván Duque, desconoció al gobierno constitucional del presidente Nicolás Maduro.

La verdad la entrevista ofrecida por Guaidó fue más de lo mismo, una larga cantaleta de enunciados repetidos durante los últimos años, para “vender” ante la opinión pública nacional e internacional la imagen de un país fallido, un estado forajido, contra el cual se implementa uno de los más brutales paquetes de medidas coercitivas unilaterales, promovido por el gobierno de los EEUU y sus aliados del mundo, con la complicidad de una parte de la oposición política nacional, precisamente la que lidera el señor Guaidó.

Lo que hace es hablar de cifras de migrantes, pero olvida referir que él y sus seguidores no han hecho sino vender a los jóvenes venezolanos, la idea de que abandonen su país, en búsqueda de nuevas oportunidades en otras tierras y los han empujado hasta a cruzar fronteras por parajes inhóspitos y peligrosos, aun a costa de su propia vida, cuando los inducen a cruzar la selva del Darién o a introducirse en territorio estadounidense de la mano de traficantes de seres humanos.

Aprovecha para recordar su falsa investidura, el “espejismo presidencial” que lo acompaña desde enero del 2019, y sugerir que el presidente Gustavo Petro y su embajador, Armando Bendetti, deben tratar como un “dictador” al presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros.

Es alucinante la burbuja en la que vive Guaidó. No reacciona frente a la multiplicidad de indicios que gravitan en torno a la realidad política nacional e internacional, los cuales revelan la existencia de un reconocimiento cada vez más amplio y plural del concierto de las naciones, a la institucionalidad que representa el gobierno constitucional de la república presidido por el presidente Maduro, así como también al resto de los poderes públicos consagrados en nuestra constitución nacional.

Pero él sigue declarando como si nada hubiera pasado en estos tres años. Cómo si el tiempo se hubiera “congelado” el 23 de enero del 2019, cuando comenzó esta mala telenovela. Como si se hubiera impuesto su mantra convertido en línea política: “Cese a la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres”.

Aquí lo que ha habido son lecciones y elecciones. De las lecciones nada han aprendido y en las elecciones que han participado, son muy pocos los triunfos que puede exhibir la parte del sector que representa. Los espacios que ha alcanzado la oposición venezolana, en su mayoría no le pertenecen. Ni en lo político ni en lo electoral.

Pero bueno, eso es “harina de otro costal”. Volvamos a su insistencia con “el caso colombiano”. En el fondo, el único interés que en este momento tiene en relación con Colombia el señor Guaidó, y junto con él; López, Borges, Guanipa, Superlano y unos cuantos más, es la situación de la empresa Monómeros y el saqueo del que fue víctima. El manejo de los recursos destinados a la manutención de la disidencia militar y policial, que “huyó” hacia Colombia en febrero del 2019. El esclarecimiento de la muerte del asistente del entonces diputado Freddy Superlano, y los recursos que se "extraviaron" en esa oportunidad. La relación del señor Guaidó con la banda de delincuentes identificada como Los Rastrojos.

Estamos ansiosos por conocer los resultados de la rigurosa investigación que él tan sólo enunciado de los hechos antes indicados nos hace presumir se realizará a profundidad.

Por ahora, debemos señalar la profunda indignación que nos produce que Juan Guaidó, apele al chantaje de las sanciones estadounidenses contra Venezuela, para evadir se realice una exhaustiva investigación sobre lo sucedido en la empresa Monómeros mientras estuvo en sus manos: “Monómeros es una industria de fertilizantes colombo-venezolana, donde Venezuela tiene mayorías. Está protegida por licencias de Estados Unidos para operar luego de las sanciones a Maduro por violación a los derechos humanos. Tenemos tres prioridades: que se mantenga al servicio de los venezolanos y colombianos, sobre todo en un momento difícil, donde la crisis en Ucrania ha disparado los precios de los alimentos, donde los fertilizantes son un requerimiento fundamental en este momento; lo segundo, que siga siendo de los venezolanos al servicio de los colombianos, y tercero, que rinda cuentas de manera transparente. Será decisión del presidente Petro si reconoce al dictador Maduro, lo cual implica algunas consecuencias prácticas: Maduro está sancionado por Estados Unidos”.

A toda costa tratan de evitar la investigación de lo sucedido en Monómeros. Los venezolanos tenemos derecho a conocer la verdad.




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