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19 de abril de 2024





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Antipolítica del Siglo XXI
Los principales partidos del período que conocemos como la IV República, quedan “esparcidos en el terreno” los pedazos de las múltiples facciones que han aparecido en su seno, luego de la irrupción en la política nacional del “chavismo” y su máxima expresión organizativa.
José Gregorio Rodríguez Jotaerre577@gmail.com

1 Dic, 2022 | Al revisar los resultados de las últimas encuestas de opinión sobre los partidos políticos en Venezuela, usted se dará cuenta de un dato muy importante, ninguno de ellos, excepción hecha del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), registra simpatía ciudadana superior a los dos dígitos y vale decir, hasta el partido fundado por Hugo Chávez, sufre el rigor del debilitamiento en su ascendencia social, a pesar, hay que decirlo, es el que mayor esfuerzos realiza para mantenerse en sintonía con la gente de a pie y sus problemas cotidianos.

Más allá de la formalidad estatutaria, el PSUV es de las pocas organizaciones que regularmente renueva sus autoridades, como este año lo han hecho con la convocatoria a su V Congreso, del cual ha salido una amplia renovación del liderazgo de esa organización desde las bases, convocando a la militancia partidaria para elegir, líderes de calle y comunidad, de UBCH, equipos políticos parroquiales y municipales y hasta la dirección nacional, quedando todavía pendiente la constitución final de los Equipos Políticos Regionales, de acuerdo con el pronunciamiento que en fecha reciente hicieron los jefes e integrantes de las denominadas Unidades de Batalla Bolívar Chávez, popularmente conocidas como UBCH.

Recordamos que el primer vicepresidente de esta organización política, Diosdado Cabello, en agosto de este año al comentar los datos numéricos que sustentan la fuerza territorial del principal partido de gobierno precisó que: “Venezuela tiene 14 mil 310 UBCH, 46 mil 551 comunidades, tenemos 266 mil calles, es una estructura organizativa para el trabajo, para la formación, para consolidar la Revolución Bolivariana, para construir, una nueva mayoría”.

De los partidos de la oposición debemos decir que buena parte de ellos “dieron papaya” para su judicialización, al prolongar indefinidamente en los cargos a sus equipos dirigentes, quienes no aguantan el peso que en el pecho ocasiona la cantidad de medallas obtenidas en el fragor del combate de las “batallas perdidas”.

Los principales partidos del período que conocemos como la IV República, quedan “esparcidos en el terreno” los pedazos de las múltiples facciones que han aparecido en su seno, luego de la irrupción en la política nacional del “chavismo” y su máxima expresión organizativa.

De Acción Democrática, Copei, Proyecto Venezuela, Convergencia y Un Nuevo Tiempo, la Causa R, entre otros, sólo se ven los escombros regados en el patio de la reyerta que por el control de “cascarones vacíos” han librado a través de los últimos veinte años.

Del Partido Comunista de Venezuela (PCV), queda el mobiliario de un antiguo y casi en escombros consultorio al que acuden cotidianamente sus principales dirigentes, a debatirse entre “el ser o no ser”.

Del Movimiento al Socialismo, quedan las siglas y el bonito recuerdo de un pasado lleno de episodios que en algún momento lo convirtieron en la “esperanza de la izquierda latinoamericana”, del cual se “enamoraron” personajes como el colombiano de excepción Gabriel García Márquez, quien llegó a donar el monto de lo ganado por su Premio Nobel de Literatura, para las finanzas de esa organización partidaria.

De la “parentela” surgida de las múltiples escisiones de esos partidos, como Primero Justicia y Voluntad Popular, queda el “achicharramiento prematuro” de un liderazgo que decidió utilizar el atajo de la violencia y la vía insurreccional para acceder al poder y sucumbió a la tentación del dinero fácil y los “símbolos” de un poder imaginario que nunca existió, sino en los intereses geopolíticos de sus “contratantes”, quienes a la “hora de la chiquita” los dejaron en el camino para negociar directamente con el “dueño de la partida” aparentado cubrir las formas de una de las derrotas político-diplomáticas más importantes en el mundo en lo que va de este siglo.

Como escribió un prestigioso columnista del “antichavismo” venezolano en días pasados, “si le preguntan a cualquier ciudadano, aun de los pocos de arriba, por nombres y líderes de los partidos opositores un poco mayores, pues le costará responder. No diga usted de frentes políticos y civiles y nuevas agrupaciones (…) La gente, el común, el pueblo… no se interesa por los problemas políticos porque, además de andar en busca de su sustento, tiene muy poca o ninguna fe en los partidos políticos y sus líderes; y los partidos al parecer no se estimulan a pensar, decir y hacer en un país en silencio que no los mira ni los atiende”.

De esta terrible situación por la que atraviesan los partidos políticos, vale decir, privilegiados instrumentos y principalísimo soporte de la democracia observamos, con la esperanza que la actual situación no se constituya en la victoria definitiva de la antipolítica en nuestro país, el surgimiento de nuevas agrupaciones como Lápiz del líder caraqueño Antonio Ecarri, o la Fuerza Vecinal de un grupo de jóvenes dirigentes, casi todos con victorias electorales que exhibir en sus territorios de actuación, alcaldes de municipios con buena gestión reconocida por unos y otros, como los burgomaestres de Chacao, Gustavo Duque; de Baruta, Darwin González; de El Hatillo, Elías Sayegh, en la Gran Caracas; de Morel David Rodríguez, en el municipio Maneiro (Pampatar) de Nueva Esparta y de Manuel Ferreira, en el municipio Urbaneja (Lecherías) en Anzoátegui, y el ex candidato a gobernador de Miranda, David Uzcátegui, quienes están recorriendo el país montando una estructura partidista que pronosticó dará mucho de qué hablar en el futuro próximo.

Eso es lo que hay, y estoy convencido que de las reservas morales del pueblo habrán de surgir nuevos dirigentes para todos los partidos, del gobierno y de las “oposiciones” que vendrán a participar del debate necesario para la construcción de un país donde quepamos todos y sea derrotada definitivamente la desesperanza de la antipolítica del siglo XXI.




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