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28 de marzo de 2024





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Los maestros siguen dictando cátedra
Sin pretender decir que la situación actual es idéntica a la de hace un año, es claro que los cambios habidos han sido mínimos y no fundamentales ni mucho menos sustentables.
Luis Fuenmayor Toro

12 Ene, 2023 | Nuevamente, los maestros, profesores y trabajadores universitarios, rechazan de forma masiva y contundente en todo el ámbito nacional, las políticas claramente hambreadoras del gobierno de Nicolás Maduro, que además atropella los derechos laborales adquiridos por décadas de duras luchas y sacrificios. Los estudios serios demuestran la existencia en Venezuela de más de un 80 por ciento de la población en condiciones de pobreza, la mayoría de los mismos incluso en condiciones de miseria extrema, algo muy distante de las cifras encontradas por Chávez en 1998, cuando ganó la Presidencia de la República precisamente con un discurso contra la miseria, el desempleo, los bajos salarios, la inseguridad social, el deterioro de los servicios de salud y la corrupción. Hoy, un cuarto de siglo después, nos encontramos en una situación mucho peor, inimaginable a finales del siglo pasado.
La movilización habida el 9-1-2023 superó el número de manifestantes de las del año pasado, también masivas y sostenidas y con victorias importantes contra la criminal política salarial de la cúpula gobernante. En Cumaná, Caracas, Valencia, Ciudad Guayana, Barquisimeto, Maturín, Maracay, Santa Bárbara de Barinas, Maracaibo, Los Teques, Margarita, Barinas, La Guaira, Coro, Mérida y muchas otras ciudades, pueblos y municipios, la gente salió a las calles a protestar decididamente, tal y como se habían auto convocado desde finales del año pasado, en lo que fue la primera protesta del año nuevo y la continuación de las exigencias básicas de todo el pueblo venezolano. Ni los manifestantes ni su dirigencia natural cayeron en las provocaciones que efectuaron grupos mercenarios del gobierno nacional o de los gobiernos regionales y locales a su servicio.
Las exigencias fueron claras y precisas: salarios dignos, que rescaten el poder adquisitivo y permitan comprar lo necesario para vivir; buenas condiciones laborales, lo que significa también de enseñanza, y salud y seguridad social para una vida decente. Y fueron dirigidas a quienes nos gobiernan, que en principio son los primeros responsables de lo que ocurre. La convocatoria y organización dependió de las representaciones gremiales genuinas, de su nuevo y aguerrido liderazgo ubicado en todo el país, altamente conectado con sus seguidores, que centra sus esfuerzos en la defensa de las condiciones sociales de vida de sus agremiados y del pueblo en general, sin sectarismos ni politiquería, sin agendas ocultas, sin ideologizaciones alienantes y sin permitir que algunos, partidos o dirigentes políticos, pretendan pescar en río revuelto. A esta movilización seguirán muchas otras ya convocadas, por lo que la lucha recién se inicia.
Otros sectores, como el de la salud, ya anuncian sus protestas particulares, que seguramente confluirán con las de los jubilados y pensionados, ya presentes en forma importantísima en las movilizaciones del año pasado e incluso en la inicial de este año; con las de los trabajadores, los obreros, los productores reales de las riquezas, como los de Guayana, que ya estuvieron presentes protagónicamente este lunes 9 y ya anuncian que continuarán movilizados en la reconquista de sus derechos laborales; las de los vecinos, impulsadas por el lamentable estado y encarecimiento reprochable en todo el territorio nacional de los servicios de agua, electricidad, transporte, gas, telefonía, Internet, vialidad, seguridad urbana, disposición de basuras y el alto costo de la vida, determinado por políticas monetarias erradas, que tienen sus exponentes en los dólares criminales, tanto del BCV como del mercado negro.
Sin pretender decir que la situación actual es idéntica a la de hace un año, es claro que los cambios habidos han sido mínimos y no fundamentales ni mucho menos sustentables. La devaluación, tal y como fue pronosticado por los economistas que no están al servicio de ninguna parcialidad política, continúa su indetenible marcha; la inflación gana terreno y ya se siente que podemos regresar a cifras hiperinflacionarias. La mejora del poder adquisitivo de los salarios ocurrida en marzo del año pasado fue fugaz y lo mismo se puede decir del suministro de gasolina. La incertidumbre y el desasosiego nuevamente llenan nuestras vidas. Y el gobierno está tomando la perversa vía de desconocer los justos reclamos populares y de enfrentarlos con sus mercenarios rojo rojitos y con represión política como ya ocurre en el caso de los trabajadores de Guayana. Como se ve, el año nuevo tiene de nuevo nada más su nombre.




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