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La confianza es básica
En la confianza está la clave para la cohesión social y el bienestar colectivo. No puede haber desarrollo si la gente desconfía de sus líderes y gobernantes.
Jacinto Marín

16 Feb, 2023 | Acuñar la recuperación de la economía venezolana con referencia a la reinstauración de la confianza es ya un lugar común y la evidencia empírica indica que si no hay confianza el crecimiento económico será cada vez más difícil.

En la confianza está la clave para la cohesión social y el bienestar colectivo. No puede haber desarrollo si la gente desconfía de sus líderes y gobernantes. Además, la desconfianza está asociada con el miedo y esa asociación tiene un efecto inhibidor en los inversionistas y en el desarrollo; sin embargo, asumir los riesgos es ya una predisposición natural de los empresarios, indistintamente de su rango.

En la gestión gubernamental la pérdida de confianza es progresiva y tiende a perpetuarse, dejando la conclusión de que cuando las políticas públicas son erróneas la gestión gubernamental deja de ser confiable.

En Venezuela, la recuperación de la economía debe comenzar de manera inexorable con la recuperación de la confianza, en un proceso que se desarrollará en paralelo con el crecimiento económico y que requiere de tiempo suficiente y acciones efectivas, después de haberse visto durante los años anteriores los abusos del gobierno contra la propiedad privada mediante la confiscación y expropiación de empresas y la estigmatización de la función empresarial. De modo que reinstaurar la seguridad jurídica y el respeto a la libre iniciativa son actuaciones de altísima prioridad.La confianza es el eje de cualquier sistema económico eficiente, porque facilita las transacciones entre individuos, empresas y gobiernos; impulsa la inversión y la innovación; permite la formulación de políticas eficaces; y genera un mayor crecimiento. Lamentablemente hay una espiral de desconfianza en muchas economías, con mayor énfasis en los países de poco desarrollo y casi todas encabezadas por Venezuela.

Los desequilibrios económicos tienen un alto grado de dificultad en la búsqueda de soluciones apropiadas, sobre todo por las implicaciones que surgen en el tratamiento de situaciones específicas. Las soluciones terminan siendo una amalgama de muchos y variados aportes, tanto de la teoría como de la praxis, pero la falta de confianza en las gestiones es uno de los pocos casos en los cuales el instructivo tipo manual se agota muy temprano. Buena parte de las recetas o son inefectivas o simplemente no se aplican. Es uno de los tantos problemas cuyas soluciones no están a la mano de quienes deben atacarlo, mientras su expansión es cada vez mayor.

La confianza es un tema que carece de una agenda y de una formulación de políticas públicas que permitan su expansión. En el debate el tema se presenta de manera referencial y los estudios, las investigaciones y hasta los simples análisis le dedican poco tiempo y espacio, pero la falta de confianza sigue siendo un punto básico en la aplicación de cualquier paquete de soluciones. Si se compara con el tratamiento que se le dispensa a otras situaciones de la economía, la diferencia es altamente notoria, tal como ocurre con la inflación y el salario mínimo.

La confianza es la creencia en algo o en alguien que afecta a bancos, empresas y hasta países enteros. En ese orden, la confianza en el dinero es crucial porque el dinero moderno es solo papel respaldado por la expectativa de que los bancos centrales mantendrán su valor y escasez. Debido a esa confianza, las personas ponen en manos de los banqueros

el resguardo de sus activos, así como los empresarios confían en sus gerentes para determinar costos y beneficios. Esas son demostraciones muy significativas de lo que es la confianza en economía.

La desconfianza más generalizada procede del manejo de los recursos financieros, por tratarse del uso y disposición del dinero y la carencia de valores éticos y morales por parte de los funcionarios públicos. La desconfianza es generalizada porque afecta al normal funcionamiento del país, su economía, su mercado, sus empresas y más que todo de los ciudadanos.

La falta de confianza que la gente percibe en buena parte de los funcionarios públicos y del liderazgo político en general, es una de las claves principales para lograr la recuperación del país. ‘’Que me pongan donde haiga’’ es una frase infeliz y de ingrato recordatorio, que ahora es menos usual debido a la sofisticación de los medios que se utilizan en la ejecución de las funciones. La frase no tiene importancia; lo importante está en la disposición de quienes la asumen. Allí está la raíz del problema.




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