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Marcel Velásquez: del Antártico al Ártico, un margariteño que vive viajando entre los polos Si hay alguna dicha que la vida te da entre las tantas tristezas y vicisitudes que se presentan, eso es ver a un amigo llegar lejos y triunfar. Qué bonito se siente ver a Marcel Alexander Velásquez Sayago logrando sus sueños, viviendo en armonía con lo que ama, pero, sobre todo, notar que lo hace sin olvidar sus raíces Juan Ortiz
![]() 11 May, 2023 | A Marcel Alexander Velásquez Sayago lo conozco desde niño, nos criamos en las mismas calles, en el mismo pueblo a orillas del mar frente a las islas de Cubagua y Coche: la urbanización Las Mercedes. Con su hermano Katire —mi querido César— jugamos chapitas, metras, trompo, y más adelante nos atrapó el fushi ball, diversión que no dejamos por largo tiempo y que una que otra vez llegamos a disfrutar en la Udone con los demás amigos. ![]()
¿Cuáles instituciones y personas te apoyan? El proyecto está principalmente financiado por la universidad Laval, que es la universidad de aquí, de Quebec. También contamos con financiación de otra institución que se llama Sentinelle Nord, que es una organización que se encarga de apoyar los estudios multidisciplinarios en el norte de Canadá. Ellos están principalmente enfocados en el estudio de la soberanía alimentaria de las primeras naciones de la región. ¿Qué se planea del proyecto a corto plazo? Por ahora al proyecto le quedan dos años de financiamiento. Pretendemos seguir avanzando con los análisis que tenemos y con todos los estudios que estamos haciendo. Este verano tengo varios terrenos en el Ártico (visitas) y el próximo año también, pero durante el invierno. Esto último es una cosa que pocas personas pueden hacer, y estamos muy emocionados. Ir a esa región durante el invierno nos permitirá obtener datos interesantes en lo que a identificación se refiere para mostrar a la comunidad científica y al mundo. Durante la última consulta que hice hace como una semana pude comprobar que hay lugares donde se pueden hacer algunos muestreos durante dicha estación. De hecho, hay un lugar que es súper especial porque es el único en el mundo donde las personas pueden ir debajo del hielo marino para recolectar mejillones. En nuestra visita del año entrante estamos pensando en poder vivir esa experiencia: sacar mejillones bajo la capa de agua congelada. Hay otro lugar donde también existe un proceso costero bastante interesante en el cual el mar queda libre de hielo; eso ocurre porque hay mucho viento constante, entonces, cada vez que se empieza a congelar el agua, los cristales son desplazados y queda ese espacio despejado. Igualmente, estamos pensando en poder ir allí durante el verano a ver qué tal nos va. La otra cosa que pretendemos hacer es presentar todos los datos obtenidos a las comunidades por medio de talleres, con el fin de hacerlos partícipes de la investigación. Como plus, andamos trabajando con un chef muy reconocido acá en Canadá, quien trabajó muchos años en el Château Frontenac, que es uno de los hoteles más importantes en la ciudad Quebec. Este cocinero está preparando recetas con base de algas que le va a llevar a las comunidades inuit. El objetivo es que la población incluya estos platos en sus preparaciones diarias, y así varíen las maneras de consumir las abundantes algas con las que cuentan en sus recolecciones y que son un recurso bastante importante, nutricionalmente hablando. Estos son los planes que tenemos a corto plazo. Aunque, claro, la idea general es, en concordancia con el proyecto inicial, poder continuar trabajando allá con los habitantes originarios, seguir haciendo el intercambio de conocimiento, fortalecerles en el manejo de sus recursos y garantizar así la soberanía alimentaria de estas poblaciones.
Bueno, en lo referente al ámbito personal, me siento súper contento, súper bien con el alcance de la carrera. Estando en Canadá me han salido muchas oportunidades, de verdad pienso que estar aquí ha sido algo muy positivo para mí. Estoy sumamente satisfecho con todas las cosas que he hecho hasta ahora. Los proyectos que vengo trabajando ahorita en este país vienen dando buenos resultados, he tenido una receptividad muy amplia, que no esperaba en tan corto tiempo. Por ejemplo, dentro de poco, el 5 de junio, voy a participar en una competencia nacional. Mi proyecto “Autonomisation des Communautés Inuit Grâce à la science citoyenne” (“Empoderamiento de las comunidades inuit gracias a la ciencia ciudadana”) está entre los 16 elegidos dentro de 100 propuestas de todas las regiones, no te imaginas lo contento que estoy por ello. Hace como dos días tuve una presentación para cuatro embajadores (de Noruega, Alemania, Suiza e Inglaterra) a los cuales mostré los datos de mi proyecto, eso fue enormemente satisfactorio. No puedo dejar de lado el factor humano, porque trabajar con las primeras naciones te permite relacionarte de manera directa con la sabiduría ancestral, y eso te cambia la manera de ver el mundo, ¿sabes? Puedo decirte que esto último ha dado un giro de 180° a mi manera de ver y hacer la ciencia. Antes de esta experiencia estaba muy acostumbrado a ir directamente al terreno a sacar lo que tenía que sacar y luego ir al laboratorio y analizar todo, algo muy rutinario. Pero aquí tienes que convivir, coexistir… no puedes dejar la parte humana por fuera, tienes que relacionarte con la gente, compartir con ellos, y después es que vas al laboratorio a hacer lo que corresponde. Este hábito te cambia. Puedo decirte, entonces, que hoy tengo los sentidos totalmente transformados respecto a mi manera de ver mi trabajo, y todo gracias a los inuit. ![]() ¿Cuáles son los planes a futuro? Bueno, respecto a los planes a futuro, lo que veo como próximo es comenzar un nuevo proyecto un poco diferente al actual, y que es referente al carbono azul en el océano Ártico. Es un plan que va a comenzar quizás a finales de este año y es lo que voy a estar haciendo durante los próximos dos años también. Además, pretendo continuar con un postdoctorado, y, por ahora, seguir un poco más en Canadá trabajando y haciendo investigación en el Ártico. Más allá de esto, todavía no puedo hablar mucho sobre qué va a pasar en el futuro, porque, sabes, la vida cambia a cada instante. Sé lo que quiero hacer, pero, exactamente qué es lo que va a pasar en el futuro, de eso no te puedo decir mucho. Creo que por ahora simplemente quiero seguir trabajando en lo que estoy haciendo porque hay financiamiento, porque me siento bien y me sigue entusiasmando. Ahí veremos qué sigue pasando y cuáles son las oportunidades que se van asomando en este incierto que es la vida. ¿Tienes algunas palabras para tu gente de la Isla de Margarita? Me gustaría decirles a las personas de mi Isla de Margarita que sigan haciendo, que mantengan la perseverancia, que no dejen el ánimo, que persista esa parte buena que tiene el margariteño, esos detalles que le caracterizan: la amabilidad, la educación, su sonrisa, ese decir con alegría “Buenos días”, porque son cosas que uno extraña en ciertos lugares, ¿sabes? Hay muchos países donde tú vas y la gente está todo el tiempo amargada, con mala cara, no dicen ni buenos días, ni saludan. Yo extraño mucho ese cariño de la gente de allá de Margarita, ese que percibes cuando vas a comprar una empanada y la señora empanadera te dice: “Buenos días, mi rey, ¿cómo estás?” (risas). Esos detallitos pequeños a veces se extrañan, bueno, siempre, en realidad. Es tremendo, nosotros nos acostumbramos a vivir con esa mentalidad inculcada por los medios de que los otros países, que los otros lugares son mejores que lo que uno tiene en Sudamérica, o lo que tiene en Venezuela, o en Margarita, y la verdad es que cuando tú sales te das cuenta de que tenías un privilegio enorme, que habías sido bendecido por haber nacido en una isla del Caribe. Y sí, una isla bonita donde el clima es bueno casi que los 365 días del año y puedes ir a la playa en cualquier momento que quieras. No tienes que estar pendiente de las mareas, del tiempo, de que “Ay, va a caer nieve… o granizo”. cuando comprendes esto te das cuenta de que vives en un paraíso. Yo pienso que hay que darse cuenta de que tenemos un lugar bastante bonito, pero para que eso se mantenga y resista las vicisitudes que hoy están presentes, la gente tiene que ayudarse los unos a los otros, sin perder esa amabilidad y esa esencia que nos caracteriza como margariteños. La empatía es y será siempre nuestra mejor bandera, nuestra boya ante la tormenta. En definitiva, esto último es una de las cosas que yo más extraño de la Isla después tanto tiempo lejos. Marcel Alexander Velásquez Sayago: un margariteño que deja en alto el nombre de su tierra en el Ártico Si hay alguna dicha que la vida te da entre las tantas tristezas y vicisitudes que se presentan, eso es ver a un amigo llegar lejos y triunfar. Qué bonito se siente ver a Marcel Alexander Velásquez Sayago logrando sus sueños, viviendo en armonía con lo que ama, pero, sobre todo, notar que lo hace sin olvidar sus raíces. Aunque el destino lo ha llevado a recorrer el mundo, su corazón sigue perteneciendo a la misma orilla, al mismo pueblo de sal que le vio crecer y que en su momento le espera.
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