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Nueva Esparta celebra el centenario del nacimiento de los maestros Alirio Díaz y Rodrigo Riera
A la cabeza del proyecto se encuentra el estimado maestro guitarrista Esteban Ojeda, uno de los pilares del movimiento guitarrístico nacional, formador de excepcionales ejecutantes a lo largo y ancho de la geografía venezolana y también más allá de sus fronteras.
Juan Ortiz

18 May, 2023 | Del 26 de junio al 01 de julio del presente año se llevará a cabo en el estado Nueva Esparta el II Festival Internacional de Guitarra Clásica Margarita. En esta nueva entrega, los homenajeados serán los insignes guitarristas venezolanos Alirio Díaz y Rodrigo Riera, por celebrarse el centenario de sus nacimientos.

A la cabeza del proyecto se encuentra el estimado maestro guitarrista Esteban Ojeda, uno de los pilares del movimiento guitarrístico nacional, formador de excepcionales ejecutantes a lo largo y ancho de la geografía venezolana y también más allá de sus fronteras.

Hoy en día, el destacado músico está a cargo de la cátedra de guitarra más importante del estado Nueva Esparta, la cual se lleva a cabo en la sede del Conservatorio Alberto Requena. Allí, cuenta con el apoyo directo de la profesora Belkis Requena, directora y coordinadora de la institución, y quien es pieza clave en la producción de dicho festival.

Tal y como se dijo, se trata de la segunda entrega de un evento que logró impactar enorme y positivamente al público isleño en 2022. En esa oportunidad, se brindaron clases magistrales, talleres y recitales de la mano de los maestros Richard Arellano y Daniel Avellaneda, conjuntamente con los alumnos de la cátedra margariteña.

Luego de enterarme de esta buena nueva, me puse en contacto con el maestro Ojeda y tuvimos una amena charla en la que le pregunté sobre la organización del nuevo evento y los pormenores del mismo. En adelante, comparto con ustedes sus comentarios.

Hable un poco del festival, sus invitados y las expectativas que tiene

El objetivo general del Festival Internacional de Guitarra Margarita es consolidar el movimiento guitarrístico neoespartano, y, por supuesto, impactar en el movimiento guitarrístico nacional. En la actualidad, este evento es el único Festival Internacional en nuestro país que cuenta con maestros no venezolanos de forma presencial. Claro, si bien permanecen vigentes el Encuentro Guitarrístico de Choroní, el Concurso Nacional de Guitarra Alirio Díaz —a través del maestro Lorenzo Camejo— y el Concurso de Guitarra Alfonso Montes gracias al esfuerzo de otros maestros e instituciones en el país, dichas iniciativas funcionan bajo el formato online por todos los retos que implica sobrellevarlas. Aquí, en la Isla de Margarita, pese a las vicisitudes y gracias al esfuerzo mancomunado de varios colaboradores —entre ellos la profesora Belkis Requena— y entes privados hemos podido garantizar la presencialidad de los especialistas invitados.

La razón de insistir en que se retome este formato no virtual es simple: la convivencia permite un aprendizaje más significativo en los alumnos. Esa semana que durará el festival dejará huellas imborrables en el corazón de los muchachos y del público. Hablamos de clases magistrales, talleres, conciertos y charlas. Este año vienen dos grandes maestros de la guitarra costarricense: Henry Calvo y Sergio Carrera. El maestro Henry Calvo es productor y promotor cultural, además de ser el director del Festival Internacional de Guitarra de Cartago —que ya tiene 15 ediciones— y de la Escuela Municipal de Música de Cartago; su presencia genera la necesaria circulación de músicos, y especialmente de guitarristas, entre ambas naciones.

De nuestra tierra viene el maestro Daniel Avellaneda, quien estuvo presente en la entrega anterior y nos brindó grandes aportes pedagógicos, así como también un repertorio muy completo en sus distintos recitales. También nos visitará el distinguido doctor Alejandro Bruzual, quien viene a dar un conversatorio acerca de la vida y obra de los maestros Alirio Díaz y Rodrigo Rivera, tomando en cuenta que estamos celebrando el centenario del natalicio de ambos estandartes de nuestra guitarra.

¿Cómo se preparan sus alumnos para el evento?

En general, los alumnos, tanto del Conservatorio, como de Unearte y de las clases privadas, han ido entendiendo un poco la necesidad del trabajo de autogestión. En estos meses han venido asimilando la importancia de ayudar en la producción del festival por los beneficios académicos y artísticos que dicho evento les proporciona. En tal sentido, nos hemos puesto manos a la obra, llevando a cabo eventos profondos (conciertos) donde, además de recibir ingresos para gestionar gastos, se ha difundido nuestro trabajo en la guitarra clásica.
Todavía tenemos algunas actividades pautadas que están básicamente a cargo de los estudiantes, yo lo que hago es acompañarlos y, de vez en cuando, explicar junto a ellos lo concerniente al origen y el propósito de los temas, pues manejamos el formato de “conciertos didácticos”, esto con el fin primordial de que el público no solo se limite a escuchar, sino que comprenda un poco más el contexto de cada pieza.

Otro aspecto a destacar es que hay una diferencia enorme entre la perspectiva que los estudiantes tenían en la actividad del año pasado respecto a esta que se celebrará ahora. Su compromiso es mayor, y se notan en sus ánimos las ansias de estar en las clases magistrales y talleres. Sus mejoras se evidencian mucho en sus repertorios; hoy por hoy ellos manejan piezas latinoamericanas de alto nivel interpretativo, que van del siglo XIX al XX, de grandes compositores como: Villalobos y Leo Brower. No hemos dejado de lado, por supuesto, las obras de autores clásicos como: Fernando Sor o Mauro Giuliani. En conjunto, ya tenemos más de una hora y veinte minutos de temas, donde mezclamos la guitarra académica con la música popular española, brasileña y venezolana, lo cual ha gustado mucho. Ciertamente, los muchachos tienen ya un nivel medio, diría yo, lo que permitirá que sus clases con los maestros sean más provechosas.

¿Cuáles instituciones le apoyan?

Son bastantes, Juan, porque, como tú bien sabes, ya siendo el Conservatorio de Música Alberto Requena la sede, pues eso recoge una serie de instituciones. El espacio forma parte de la estructura de la alcaldía de Maneiro, además, está ligado al Instituto de Cultura del Estado, y este, a su vez, a la gobernación. Fue la alcaldía la que nos apoyó el evento pasado, y este año, pues, tienen la promesa de volver a ayudarnos a través de unos boletos aéreos ida y vuelta de Caracas-Porlamar y viceversa.
Debo acotar que también tenemos alianzas concretas con la fundación ArtesanoGroup, la cual es dirigida por Carmen Julieta Centeno Silva; dicha institución apoya al festival de muchas maneras desde el punto de vista logístico. Gracias a ellos este año se lograron cuatro becas para jóvenes, los cuales verán clases conmigo. También tenemos la necesaria contribución de una organización radicada en La Asunción y que dispone de una sede muy bella, se trata de la Fundación Serpentina. En sus espacios se va a llevar a cabo uno de los días del festival; allí vamos a realizar clases magistrales y un concierto mixto entre estudiantes y maestros.
Es necesario mencionar los aportes de algunos restaurantes, como Pola, Dolphyn y el Caney de Felo. Me es imposible dejar por fuera la colaboración de María Gabriela Orihuela, quien ofreció todo un día de labores de su empresa Koral Padel Club —dedicada a brindar servicios de dicho deporte acuático— para los participantes del festival.
Acoto, además, que en estos últimos días se ha sumado al grupo de apoyo empresarial el Hotel Unik, lo cual ha significado un espaldarazo considerable que ha traído un alivio necesario a nuestro movimiento, puesto que lo referente a la estadía de nuestros invitados es uno de los factores que más dificultades nos ha causado.
Y, básicamente, también hemos recibido ayuda de personas cercanas que son empáticas con el proyecto, que saben lo que cuesta mantener esto durante una semana y que han aportado para los gastos referentes a comidas y traslados, esto incluye los refrigerios (unas dos o tres veces al día) para, aproximadamente, 20 alumnos. Respecto a estos últimos, están confirmados hasta ahora cinco estudiantes de Barquisimeto, así que te imaginarás la amplitud de logística total, tal y como lo viviste con nosotros, Juan, aquella vez en Choroní.

¿Cómo se siente con la receptividad de la comunidad respecto a su trabajo?

Con respecto a la receptividad, en general, muy bien, Juan. Debo decir que en todos los sitios en los que he estado en otros países siempre he tenido la fortuna de sentirme bien recibido. Pero, por supuesto, esta etapa de mi vida es diferente. Ya no estoy como estudiante o visitante para hacer un concierto, sino que, pues, soy un residente, porque yo me vine a vivir a Margarita, y ahora esta hermosa isla es mi hogar.
Fue una decisión que estudié durante varios años, y cuando yo me vine ya tenía un piso hecho. Tú viviste parte de esa transición y, bueno, el tener ese apoyo desde un principio ha hecho que sea mucho más fácil el cambio y la adecuación al que puede vivir una persona que se haya venido repentinamente, sin planear mucho.
Debo acotar que esta adaptación también ha sido gracias a la ayuda de la familia Requena, quienes me abrieron las puertas en el Conservatorio; a la familia González Pérez, los padres Sebastián González, y a toda la familia de colegas de Unearte. Puedo decir que esas tres vertientes han hecho o hacían que para mí fuera mucho más sencillo arrancar mi vida de nuevo, tanto profesional como personalmente, en estas tierras.
Por otro lado, la cátedra de guitarra se va robusteciendo orgánicamente, esto me ha hecho sentir muy bien. Su crecimiento ha sido progresivo, a la par con el de su público, pues debo resaltar que no solo se trata de formar guitarristas, sino de formar oyentes de su obra, una audiencia educada al respecto, que comprendan todo lo que implica el hecho guitarrístico. Claro, si bien eso está enormemente encaminado, sabemos que aún hay que crecer. Hablamos de un trabajo que requiere, al menos, cinco años de labor ininterrumpida, para afianzarse. En la actualidad, cuando hacemos las actividades en el conservatorio, llegamos a tener 60 o 70 espectadores, entre amigos, amantes de la guitarra, melómanos y padres y representantes de los estudiantes. Por cierto, es meritorio felicitar al público neoespartano, puesto que es sumamente atento y apasionado. Ahora, digamos que estamos en esa primera etapa, más suave y menos concurrida, una segunda etapa sería el salir y llenar las salas más grandes, como la del Auditorio Omar Carreño, o la de la Casa de la Cultura de Porlamar, las cuales cuentan con más de 200 plazas; ese es un próximo objetivo importante a cumplir, sobre todo ahora que estamos trayendo a maestros internacionales, pero todo a su tiempo.

Otra arista que debo destacar dentro de la receptividad es el trato que me han dado los maestros músicos de la ínsula. No he podido tener una mejor bienvenida, sobre todo porque el margariteño es muy dado para enseñar sus tradiciones musicales. Eso para mí ha sido muy enriquecedor, pues yo soy alguien que ama aprender la música popular, de hecho, pese a mi labor académica, mi vida ha estado muy ligada a la música propia de los pueblos, y lo sabes, lo has visto en mi manejo del cuatro, la bandola y las maracas. Desde que llegué aquí he sido más que afortunado, pues tengo el gran honor de poder trabajar junto a los maestros Luis Argenis Zavala y José Purrungo Salazar, con quienes conformé ese trío al que bauticé con el nombre de “Bandola, llano y oriente”. Ellos han sido mis mentores respecto a las manifestaciones artísticas regionales. Por supuesto, también he podido estar en contacto muchísimas veces con el maestro Beto Valderrama, quien ha sido lumbrera en mi crecimiento.

¿Cuáles son los planes a futuro?

Respecto al Festival, ahorita el plan es consolidarlo y ganar más patrocinio. No lo voy a negar, estamos muy ajustados económicamente para lo que significa e implica un evento de esta magnitud. Nos encontramos, quizá, en el sitio más importante del país, turísticamente hablando, por ende, es mi deseo que este llegue a ser un Festival Internacional de renombre, para que la Isla de Margarita se posicione como el punto focal de los eventos guitarrísticos del Caribe.
Qué bonito será recibir a estudiantes de todo el mundo, pero, sobre todo, de Centroamérica y de Sudamérica. Eso es lo que puedo visionar para la tercera edición, pero para ello necesitamos, encarecidamente, sumar más apoyo en el área hotelera, también en lo respectivo a la comida y los traslados. Tengo fe de que los entes y personas necesarias se irán acoplando de a poco y lograremos cumplir las metas futuras propuestas.

¿Alguna acotación especial?

Deseo agradecer a todas las personas maravillosas de la Isla de Margarita que me han hecho sentir en casa: a los amigos de la radio, prensa, padres y representantes, estudiantes, familia Requena, González Pérez, Unearte, y a todos los extraordinarios músicos margariteños.
Un agradecimiento muy especial para ti, Juan, heredo tu trabajo en Margarita, recojo parte de tu siembra. Te admiro mucho y tú lo sabes.

Esteban Ojeda: un pilar fundamental de la guitarra neoespartana

Debo confesar en estas líneas que Ojeda lleva mucho más tiempo del que comenta trabajando en la Isla de Margarita, pues él mismo fue pieza clave de mi formación y crecimiento como guitarrista en años anteriores. Fue el maestro Esteban el primero en invitarme a un festival internacional —allá, por el 2017, en Choroní—, al cual asistí gracias a la colaboración monetaria de la Fundación Incentivando Valores, a cargo del querido ingeniero Luis Salazar. Fue allí donde cumplí mi sueño de conocer al maestro Efraín Silva. En ese viaje, además, se hicieron notables vínculos que permitieron obtener material de estudio y necesarios conocimientos que posteriormente fueron impartidos en nuestra ínsula y ayudaron a crecer a nuestros estudiantes.

Desde ese instante, ya el maestro Esteban estaba coadyuvando al desarrollo de las seis cuerdas espartanas, y creció entre nosotros una amistad que atesoro. De ese encuentro siguieron otros intercambios, y lo que pocos saben es que pude presentarme a nivel internacional también gracias a los buenos oficios de este noble ser, pues él abrió las puertas para mí con el maestro Óscar Gomitolo en la Argentina. No puedo estar más agradecido por su entrega y altruismo.

Hoy veo con mucha emoción como este insigne maracayero es el bastión que dirige y consolida la guitarra neoespartana para honra y gloria de nuestro pueblo. Él, con su voz calma y su carácter firme, lleva de la mano a las nuevas generaciones por el camino de la guitarra afianzándoles en el respeto, la disciplina, el amor y el servicio.

Desde aquí, desde este rincón transeúnte, le pido a Dios que me lo bendiga, y le deseo todo lo mejor en su carrera, que siga siendo ese faro necesario para los tantos guitarristas que a él se acercan. Por mi parte, al pueblo neoespartano les digo lo mismo que he repetido a mis alumnos: “Aprovechen que tiene a Esteban Ojeda allá, vayan y vean clases con él, que si la vida no me hubiese llevado a la Argentina, yo sería uno de los que estuviera en primera fila aprendiendo de su saber”.

Si quieren estar actualizados de lo concerniente al desarrollo del festival, no dejen de seguir su cuenta oficial de Instagram: @Festivaldeguitarra_Mgta




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