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27 de septiembre de 2023





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La ZEE neoespartana
Cada vez que reviso la Ley Orgánica y los cuatro decretos emitidos para iniciar la implantación de las zonas económicas especiales me doy cuenta de lo complejo y ambicioso del proyecto
Jacinto Marín

4 Sep, 2023 | Al día de hoy, primero de septiembre 2023, han pasado 407 días desde que la Asamblea Nacional promulgó la Ley Orgánica que creó a cinco zonas económicas especiales y todavía mucha gente tiene dudas acerca de la viabilidad del proyecto. Las dudas se tornaron efervescentes cuando a más de un año después de promulgada la ley el presidente de la República decretó la creación de las zonas, pero sin incluir a la correspondiente a Nueva Esparta, a pesar de que la Ley Orgánica no ha sido modificada en absoluto.
Si bien no se debe negar que en el transcurso de los días después que la Asamblea Nacional aprobó la LOZEE haya surgido alguna razón o interés que justifique la exclusión, lo más lamentable es que no se haya dado ninguna explicación certera y convincente para que los neoespartanos puedan superar el estado de incertidumbre causado con el retiro. La exclusión es, hasta ahora, una posibilidad y no hay argumento que pueda justificarla, indistintamente de la veracidad y alcance del argumento. Tampoco se debe negar el hecho de que el gobierno supere el silencio y avance con la implantación de la zona especial correspondiente a Nueva Esparta, tal como está estipulado en la Ley Orgánica.
Otro dato no menos importante es que a la par con el silencio del gobierno, la posibilidad de la exclusión está pasando sin hacer ruido en la opinión pública nacional y de manera destacada en la comunidad neoespartana, tanto de personas naturales como de organizaciones civiles, lo cual puede entenderse como una práctica del clásico estoicismo o el típico antiparabolismo venezolano. Ciertamente, el tema de la exclusión no es para ubicarlo en el primer plano de la narrativa en general, pero tampoco debería pasar desapercibido en las circunstancias actuales.
Cada vez que reviso la Ley Orgánica y los cuatro decretos emitidos para iniciar la implantación de las zonas económicas especiales me doy cuenta de lo complejo y ambicioso del proyecto, considerando por consiguiente que este proyecto es uno de los de mayor dificultad de los tantos que ha creado el gobierno en los últimos 24 años. Quizás sea esa una de las razones que explican el paso de morrocoy de las ejecuciones.
No va a ser nada fácil para el gobierno el desarrollo simultáneo de cinco zonas declaradas por ley, en tiempos en que las carencias y la disponibilidad de recursos están más acentuadas que nunca. En esa perspectiva, las inversiones privadas serán mucho más cuantiosas que las inversiones públicas, con el agravante de la falta de confianza que persiste entre los inversionistas. Solamente tres indicadores demuestran la dificultad de la gestión: 1) la reducción de la economía nacional en un 75 % en los últimos siete años, 2) la pérdida de más de 10.000 empresas industriales en las dos últimas décadas y 3) la capacidad ociosa del parque industrial sobreviviente, calculada en un 70 %.
No obstante y en medio de esa vorágine, el gobierno crea a las ZEE con la premisa de orientar su desarrollo en los sectores industriales, tecnológicos, servicios financieros, servicios no financieros y producción agroalimentaria primaria, además de la facultad legal que tiene el presidente de la República para la creación de distritos motores conforme a las potencialidades de los espacios geográficos, todo lo cual está enmarcado en las políticas de incrementar la producción nacional, sustituir las importaciones e incursionar en los mercados de otros países con productos venezolanos.
En el caso específico de la Zona Económica Especial de Nueva Esparta y dada por cierta y sostenida su inclusión conforme a la Ley Orgánica de creación, el grado de dificultad aparenta ser mayor al que debe tener las otras zonas, en razón de que se trata de sincronizar tres factores productivos al mismo tiempo: el turismo, el puerto libre y ahora el desarrollo manufacturero orientado hacia la exportación, y bien sabemos que en materia turística la recuperación sigue pendiente, mientras que el Puerto Libre se mantiene inconcluso en su normativa sin que el tiempo transcurrido haya permitido superar los fallos.
Se impone entonces la imperiosa necesidad de coordinar los tres instrumentos legales que soportan a las actividades en sus futuros desarrollos y aprovechar la oportunidad para darle un nuevo impulso al turismo y al Puerto Libre. Las normativas son de carácter complementario, pero al turismo le corresponde el rol de abuelo respecto a los considerandos, dado que la actividad turística genera uno de cada diez empleos, según la Organización Mundial.
La Ley Orgánica define cinco sectores o actividades que pueden ser desarrolladas en las ZEE; ellas son: industria, tecnología, servicios financieros, servicios no financieros y la producción primaria agroalimentaria, esta última comprendida en los subsectores agrícola, pecuario, pesquero y acuícola.
Una vez aprobados los decretos de creación de las ZEE le corresponde al presidente de la República aprobar el Plan de Desarrollo de cada una, en el cual se determinarán las condiciones que justifican la creación, la naturaleza de la actividad, la especialidad sectorial de las potencialidades de producción y los rubros priorizados.
La ZEE de Nueva Esparta debe estar concentrada en una de esas actividades o subsectores, aun cuando la ley permite agregar algunos más. Quien suscribe, tiene la firme creencia de que la ZEENE debe estar concentrada en una de las tres actividades siguientes: 1) ensamblaje de electrodomésticos, 2) productos textiles y 3) frigorífico pesquero.




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