25 Sep, 2023 | Muy recientemente el alcalde del Municipio Mariño del estado Nueva Esparta, José Antonio González, ha tenido a bien dar a conocer públicamente su propuesta para crear la Mancomunidad de Aguas Espartanas (MAE), con la inclusión de las once alcaldías y el Ejecutivo regional en la constitución del proyecto.
Se trata de una iniciativa muy plausible cuando se le considera desde la perspectiva de una necesidad básica para la vida humana y nada plausible si la consideramos en el conjunto de fracasos que ha tenido la administración pública en la prestación de servicios indispensables.
En principio, la propuesta está demasiado concentrada en el poder regional, en tanto que subestima la participación de sectores de la sociedad civil y entidades del sector privado para dejar la constitución de la Mancomunidad solo en manos de once municipalidades y la gobernación, lo cual puede considerarse pecaminoso de sectarismo cuando bien se sabe que la experiencia venezolana no ha sido exitosa en la administración y prestación de servicios públicos, tal como está demostrado en el transcurso de varias décadas. El mismo servicio de agua potable centralizado en gobernaciones y alcaldías a nivel nacional y reconocido con la denominación ‘’hidro’’ (Hidrocapital, por ejemplo) es demostración más que suficiente de la mala experiencia que se ha tenido en Venezuela.
No obstante, se debe reconocer que sin el consenso de los poderes regionales la iniciativa de crear a la Mancomunidad sería cuesta arriba, como es comprensible también que en la presentación de la propuesta se haya dejado para después de constituida la Mancomunidad la posible y necesaria participación de sectores de la comunidad no oficial y entidades privadas, incluyendo a organismos multilaterales Internacionales, para obtener financiamiento y así, coadyuvar en la recuperación y actualización del sistema de agua potable para el estado Nueva Esparta, según lo expresa la Alcaldía proponente (Nota de prensa 20 sept 23). Esa inclusión es fundamental, en razón de las grandes limitaciones que tiene el gobierno para el financiamiento del proyecto.
Más allá de la normativa legal vigente, a las alcaldías les corresponde la función de promover la ejecución y mejoramiento de los servicios públicos en sus respectivas jurisdicciones y en ese orden, promover las inversiones, nacionales y extranjeras, es una de sus mayores responsabilidades. La promoción en este caso comienza con la definición de un marco de seguridad jurídica y los incentivos para esas inversiones.
Más que ejecutor de obras y proveedor de servicios con presupuesto propio, el rol de las municipalidades está en servir como instituciones promotoras del desarrollo, lo cual cobra mayor importancia en tiempos de escasez financiera.
Frente a nada, algo es mucho y en este caso la propuesta del alcalde González es mucho más que algo. La emergencia en los servicios de gasolina, gas doméstico, electricidad, hospitalización y agua potable es cada vez mayor, mientras que las propuestas de solución o mejoramiento son progresivamente escazas y eso conduce más hacia el colapso que hacia la recuperación. En ese camino, la primera y gran piedra de tranca es la carencia de recursos financieros que tiene el gobierno para recuperar y mejorar cada uno de esos servicios. Por esos motivos la propuesta del alcalde no tiene nada rechazable; es lo menos que debe hacerse.
Hablar de financiamiento para la recuperación de estos servicios es hablar de dinero, mucho dinero. El solo pensar en la cuantía que se requiere para un solo servicio da la idea del esfuerzo necesario para atenderlos en conjunto. Y lo peor es que Venezuela tiene las puertas cerradas para obtener financiamiento. China podría meter la mano a favor del gobierno de Maduro facilitando algunos recursos que en el mejor de los casos serán insuficientes. De modo que la carencia financiera no solo es una gran limitante; es también una de las mayores motivaciones que justifican el cambio de rumbo en el país.
Creo que la iniciativa del alcalde González debe trascender de la creación de la Mancomunidad para convertirse en un movimiento regional con suficiente fuerza, representatividad e idoneidad en la búsqueda de soluciones y superar las emergencias que tanto afectan a Margarita y Coche. El nuevo movimiento debe tener tanto o más fuerza social que palanca política. Además, esa sería una forma de evitar el lamentable caso de la prometida Zona Económica Especial (ZEE).
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