25 Ene, 2024 | El año pasado terminó en Argentina con el triunfo electoral de Javier Milei, un economista de voz chillona, parapeteado tras la promesa de la libertad para los argentinos. Hizo una campaña con voz altisonante contra el peronismo, al que calificó de la casta. Lo hizo libremente, sin restricciones. El peronismo, en el gobierno, no le puso trabas a esa campaña, pese que fue ofensiva. Los medios le ofrecieron sus espacios para que clamara por la libertad. Hizo llamar libertario a su movimiento. Ganó las elecciones y el gobierno no titubeó en reconocerle su triunfo. Así, según sus palabras, llevó a Argentina a la libertad. Recientemente, en el Foro de Davos, un evento que reúne A jefes de Estado con los capitalistas de mayor poder económico del mundo, se centro en darle vivas a la libertad.
No sabemos si por mera coincidencia, en Venezuela, el día que se anunció el inicio de la campaña electoral de María Corina Machado, el moderador del acto, muy emocionado, anunció que con la candidata opositora Venezuela conquistaría la libertad. Lo curioso es que el acto fue público, con amplio despliegue informativo en los medios, sin policías ceñudos asediando a la candidata ni a sus seguidores. Todos estaban allí sin amenazas. Era un acto producto de unas elecciones primarias realizadas en plena libertad. Este escenario nos lleva a preguntarnos ¿Cuál es la libertad a la que aspiran llegar? A estas alturas de los cambios realizados por el Presidente Maduro para aguantar la pela del bloqueo económico se han tomado medidas, válidas o no, de abrirse a las reglas de la libertad económica del llamado libre mercado. De acuerdo a esta realidad no se puede acusar al gobierno de de frenar las libertades económicas. Salvo que no se hayan percatado de que la palabra exprópiese no es parte del vocabulario actual del gobierno. Al contrario, empresas expropiadas por el Presidente Chávez en el pasado han vuelto a manos privadas, como fue el caso del Sambil de La Candelaria. Aclaro que no estoy metiéndome en el pantanoso terreno de aplaudir a Maduro o refunfuñar molesto por tal medida. Lo cierto es que el gobierno se entiende de buenas maneras con Fedecámaras, a pesar de la participación de la organización empresarial en el Golpe de Estado contra el gobierno de Chávez en abril del 2.002. Adán Celis y Nicolás Maduro han optado por obviar esos días de intolerancia para poder entenderse. Eso no es del agrado del PCV que no reconoce el CNE, pero que en mi caso particular yo sigo reconociendo, a pesar de mis diferencias con parte del discurso del camarada Oscar Figuera.
Vuelvo al tema de la libertad, y empiezo a preocuparme. No sé si la libertad a la que aspira María Corina es la libertad de prohibir desde su gobierno, sin tapujos las protestas como está sucediendo en la Argentina libertaria de Milei.