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7 de diciembre de 2024





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Premio de consolación
Efectivamente, los gobiernos de Estados Unidos y Venezuela retomaron el pasado 3 de julio sus conversaciones a través de una reunión virtual, un diálogo marcado por las elecciones presidenciales que se celebrarán el próximo 28 de julio.
José Gregorio Rodríguez R. jotaerre577@gmail.com

11 Jul, 2024 | En los últimos cinco lustros las elecciones presidenciales venezolanas se han ido convirtiendo, cada vez con mayor fuerza, en un asunto de importancia continental, de atención planetaria. Sin embargo, las del 28 de julio próximo, han desbordado los parámetros de atención mundial sobre sus resultados. Por esa razón, muchos actores internacionales, la mayoría de ellos respetando la soberanía y el derecho a la autodeterminación de nuestro país, vienen “actuando” en procura de un “final feliz” de este proceso. Unos de buena intención, otros no tanto.
El reinicio del diálogo directo, entre los gobiernos de los presidentes Joe Biden y Nicolás Maduro, de los EEUU de Norteamérica y Venezuela, respectivamente, más allá de cualquier duda razonable, revela que en USA apuestan por la normalización progresiva de las relaciones con nuestro país, independientemente de quien esté en el gobierno.
Efectivamente, los gobiernos de Estados Unidos y Venezuela retomaron el pasado 3 de julio sus conversaciones a través de una reunión virtual, un diálogo marcado por las elecciones presidenciales que se celebrarán el próximo 28 de julio.
Al culminar la primera reunión virtual, los negociadores venezolanos Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional y Héctor Rodríguez, gobernador del estado Miranda, expresaron su “rechazo a las tergiversaciones” del proceso de diálogo por parte de voceros estadounidenses y escribieron por las redes sociales: “Advertimos que siempre responderemos con la verdad. Insistimos en que el diálogo debe limitarse a lo acordado en Qatar y que, para seguir recuperando la confianza mutua y las relaciones entre los gobiernos, se deben respetar los principios de autodeterminación, soberanía y reciprocidad”.
Aún cuando el gobierno del presidente Biden, no ha comentado públicamente nada luego de la reunión, un día antes del inicio de la nueva ronda de conversaciones, el pasado 2 de julio, el vocero del Departamento de Estado, Vedant Patel, señaló en rueda de prensa que: “No voy a entrar en detalles (…) en el contexto de Venezuela, ya nos han oído decir esto antes, nosotros, por supuesto, damos la bienvenida al diálogo y la buena fe, y apoyamos el deseo del pueblo venezolano de celebrar elecciones competitivas e inclusivas el 28 de julio (…) tenemos claro que el cambio democrático no será fácil y ciertamente requiere un compromiso serio”.
Luego, unas horas antes del mismo día de inicio de la reunión virtual, el encargado del Departamento de Estado para América Latina, Brian Nichols, en rueda de prensa telefónica dijo: “El único comentario que puedo hacer es que nosotros estamos siempre abiertos al diálogo. Lo he dicho muchas veces”.
Este nuevo episodio de la “zigzagueante” relación entre los gobiernos de EEUU y Venezuela de los últimos tiempos, no sólo agarró por sorpresa a los dirigentes de la Plataforma Unitaria (PU), especialmente a quienes venían ejerciendo el papel de negociadores con el gobierno del presidente Maduro, sino que además “desató los demonios” al interior de esa alianza de la oposición venezolana.
El secretario ejecutivo de la PU, Omar Barboza, al conocer el reinicio de las conversaciones anunció que giraron instrucciones para que la comisión negociadora de ese sector, liderada por el abogado Gerardo Blyde, para que intente “ser invitada” a este nuevo proceso.
Por su parte, la lideresa fundamental del sector, María Corina Machado, habría manifestado su disgusto al embajador de EEUU en Colombia, Francisco Palmieri, quien además actúa como Jefe de la Oficina Externa de los EEUU para Venezuela, y como “comisario político” de ese país en la oposición venezolana agrupada en la PU, a quién le habría reclamado que ni siquiera les informaron del reinicio de ese diálogo.
Lo cierto del asunto es que esta situación generó muchas dudas en el seno de la oposición venezolana sobre el alcance del apoyo del gobierno de USA en el caso que el próximo 28 de julio el presidente Nicolás Maduro, derrote al candidato de la PU, Edmundo González Urrutia, y decidan cantar fraude.
Así las cosas, la campaña electoral presidencial sigue su curso y esta semana que termina, a poco más de 15 días para que se realicen las elecciones presidenciales en nuestro país, el presidente colombiano, Gustavo Petro, propuso: “Un acuerdo nacional que en el caso venezolano busque las máximas garantías a la oposición respetando el resultado electoral próximo. El acuerdo hecho por las altas partes contratantes: el gobierno y la actual oposición debería, como hicimos en Colombia con el acuerdo de paz, ser elevado como declaración unilateral de estado ante la comisión de seguridad para mayor garantía de todas las partes. Firmado el acuerdo, debería levantarse todo bloqueo económico contra el pueblo venezolano”.
Por su parte, el presidente brasileño, Luiz Inácio “Lula da Silva”, aseguró este martes durante una visita a Bolivia que espera que el resultado de las presidenciales del 28 de julio en Venezuela sea reconocido "por todos".
Parece que la proliferación de “estudios de opinión” y de resultados que se han multiplicado en las últimas semanas, y sobre todo por la disparidad en los resultados ofrecidos por unos y otros “expertos” encuestadores, provocó que los dignatarios de otros países que siguen de cerca y con interés el proceso electoral presidencial venezolano, ordenaran sus propias encuestas, cuyos resultados indicarían “tendencias diferentes” a las difundidas por actores políticos venezolanos.
En estos tres casos, el de los Estados Unidos de Norteamérica, la República Federativa de Brasil y la República de Colombia, la percepción parece ser diferente sobre el resultado final y han obligado una rectificación respecto de su narrativa y hasta de su comportamiento de hace unos meses, cuando la oposición venezolana “hacía fiesta” con las declaraciones de los voceros de esos gobiernos, con las particularidades y “sutilezas” de cada uno de los gobiernos de esos Estados.
Basta saber ahora, si esos gobiernos directamente o a través de “enviados especiales” se incorporan a la no muy larga lista de promotores del “Premio Nobel de la Paz”, para la “alter ego” del candidato presidencial de la PU, Edmundo González Urrutia, el cual pareciera estar concebido para parte importante de sus auspiciantes, como un premio de consolación.
¡AMANECERÁ Y VEREMOS!




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