29 Ago, 2024 | Del café de la enramada
Del café de la enramada:
su sabor a sal de orilla
en una taza sencilla
al morir la madrugada.
En mi andar no he hallado nada
cercano a su quinta esencia;
me ha golpeado su ausencia
de salitre y limo seco,
de beber sereno el eco
entre el mar y mi existencia.
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El hombre que nada espera
Hay virtud en esperar
muy poco de las personas:
menos penas amontonas
y evitas el repensar.
Es tan libre como el mar
el hombre que nada espera:
su semblante no se altera
por asuntos sin valía,
de él depende su alegría,
no importa qué pase afuera.
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Calíope y su celo
Una estrofa no alza vuelo
y alcanza el digno esplendor
por decir en ella "amor"
o pedirle gracia al cielo.
Calíope cuida con celo
quién beberá de su grial;
hay quien lo hace natural,
pues vino poeta a este entuerto,
y hay quien labrando su huerto
logra ganarse el sitial.
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Un lobo estepario
Le escribo al hombre futuro,
no al pasajero presente,
por tal razón soy exigente
con los versos que conjuro.
Mi ignorancia es aquel muro
que busco franquear a diario,
yo soy mi propio adversario
—el arquetipo a vencer
en este hoy que ya es ayer—:
un simple lobo estepario.
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Doppelganger
Muchas veces me he encontrado
mirando al cielo nocturno
en el patio, taciturno,
pálido, como extraviado.
Al verme allí, ensimismado,
en la plena madrugada,
nunca me pregunto nada
por estupor al incierto,
no sea que termine muerto
y el otro yo en mi almohada.
///
El hombre que yo fui hace años
Hoy vinieron a buscar
al hombre que yo fui hace años,
hurgaron hasta en los caños
y no pudiéronle hallar.
Les ayudé a revisar
por entre todo el tropel;
uno me dijo: "¿Qué es de él?,
¡si hace nada que lo vi!";
"Se esfumó", le respondí,
mudando otra vez mi piel.
///
«Memento mori»
"Recuerda que morirás"
—del latín: «memento mori»—,
por ende, pon a priori
lo que en verdad vos amás.
"Polvo eres, polvo serás",
nada podrá cambiar eso,
ninguno escapará ileso
de esta zarzuela de Adán:
toma vino, come pan,
ama, ríe, no hay regreso.