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5 de octubre de 2024





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Hablemos de José Rada: el artista margariteño que triunfa en Panamá
Es hijo de Reina Rada y Gilberto González. José adoptó el apellido materno por razones meramente artísticas. Comenzó su carrera desde muy pequeño, influenciado directamente por su entorno.
Juan Ortiz

19 Sep, 2024 | José Rada es un polifacético artista neoespartano nacido en la clínica El Ávila en Caracas. ¿Que cómo es esto posible?, pues, si bien ya he dicho en notas anteriores que el margariteño nace donde quiere, también hay una razón numérica que avala esto que digo. Resulta que Rada vino a este mundo con apenas seis meses de gestación la madrugada del lunes 8 de octubre 1979 a las 5:05 a. m.; debido a la delicada situación de su cuerpo por la prematura llegada, fue recluido en una incubadora durante noventa días. Apenas salió de la máquina —habiendo cumplido sus 9 meses respectivos—, sus padres se mudaron a la Isla de Margarita. Ahora todo tiene más sentido.

Sus padres y su infancia

Es hijo de Reina Rada y Gilberto González. José adoptó el apellido materno por razones meramente artísticas. Comenzó su carrera desde muy pequeño, influenciado directamente por su entorno. Su familia se reunía los fines de semana y compartían con boleros, declamaciones y actuaciones antes y después de las comidas, desde temprano hasta anochecer.

El pequeño creció en las calles de tierra y piedra de Salamanca, rodeado de la más pura naturaleza. Allí tenía por rutina, luego de llegar de la escuela, tomar su cantimplora e irse a un riachuelo cercano a su casa en las faldas del cerro Guayamurí, donde atrapaba pececitos que luego llevaba a la pecera de su casa.

La herencia musical

La rítmica la heredó de su padre —baterista profesional fundador de la banda Los Noggers— y la parte armónico-melódica de su madre, quien además de escultora, pintora y poeta, es guitarrista aficionada y cantante popular. De esta última siempre recuerda su dulce interpretación de "Alfonsina y el mar".

De su padre también heredó el espíritu aventurero que le llevó a incursionar en diferentes disciplinas de riesgo. No es para menos, Gilberto fue —además de excelente percusionista— piloto de avión y de rally. En este último deporte ganó varios podios; de hecho, una habitación de su casa está repleta de las preseas y trofeos que obtuvo durante su desempeño en la conducción de automotores. Gracias a este amor de su progenitor por las alturas y la velocidad fue que José desarrolló una pasión inconmensurable por los ultralivianos, fogosidad que le llevó a ser piloto de estas aeronaves con apenas 15 años de edad.

Estudios

Sus estudios de preescolar y primaria los llevó a cabo en el instituto privado UE Nueva Esparta, mientras que la secundaria la cursó en el colegio Nuestra Señora de La Asunción. Por su parte, sus estudios superiores se suscitaron entre la Universidad de Carleton, en Ottawa, Canadá —país en donde surgió su amor por los idiomas, pasión que le llevó a ser tríglota (habla inglés, francés y español perfectamente)— y el Iutirla, en la Isla de Margarita, Venezuela.

En el primer campus estudió Ingeniería Aeroespacial —motivado por la admiración a su padre— y Negocios Internacionales; y en el segundo, Computación. Pese a que por circunstancias de la vida no logró culminar ninguna de las carreras, tomó lo mejor del saber de cada una y lo integró a su quehacer diario. En este punto es importante acotar que, durante todo ese proceso de formación, José siempre estuvo claro en algo: él sería músico profesional.

Maestros musicales

Fueron muchos los baluartes de la cultura neoespartana que dejaron huella en la vida de José desde su más tierna infancia. Entre ellos se encuentra el maestro Eladio Mujica, un amigo cercano de la familia, quien, con su prodigiosa manera de tocar, asombró al pequeño artista y lo inspiró a acercarse al instrumento de 6 cuerdas para hacer maravillas con él.

Otra figura insigne del quehacer musical neoespartano que estuvo allí en el desarrollo del artista fue Rodney Hinojosa (QEPD). Rada debe a este noble mentor el aprendizaje de la lectura y el lenguaje musical, apartado primordial de su carrera. Además de ser su profesor, Hinojosa fue como un tío, alguien muy cercano a su familia, al punto de que José considera a las hijas del maestro como sus hermanas.

Bajo la tutela de parte de los mejores representantes de la música isleña en su infancia, adolescencia y adultez, y dedicando muchas horas a la teoría y la práctica del violín y la guitarra, José Rada logró un sitial importante en el ámbito artístico neoespartano del presente siglo.

Su migración a Panamá

Tal y como a muchos les tocó, y con miras a internacionalizar su trabajo, en 2016 José fijó rumbo a Panamá, un país que lo recibió con los brazos abiertos y en donde ha dado lo mejor de sí dejando muy bien parado su gentilicio. En estas nuevas tierras, el manejo prolijo de los idiomas y la música le ha abierto las puertas de par en par en muchos de los más prestigiosos escenarios.

Entre las distinciones más recientes que ha recibido por su trabajo musical resalta una invitación que le hizo la embajadora de Argentina en dicho país, quien, a sabiendas de su virtuosismo, lo contactó para que tocara en la Sociedad Bolivariana de Panamá. Al respecto, José Rada comentó lo siguiente en sus redes:

"Es increíble lo afortunado que puede ser uno cuando se trabaja con el arte. Siento que he tenido muy buena suerte en ese aspecto y ayer fue un gran ejemplo de ello. La embajadora de Argentina en Panamá, para quien he recitado en par de ocasiones en su residencia y otros lugares, me llamó para tocar en la sede de la Sociedad Bolivariana de Panamá, donde se llevaba a cabo una sesión ordinaria en la que daban homenaje al libertador General José de San Martín. Mi participación era tocar dos tangos, pero, para mí, lo mejor de todo esto fue escuchar cómo la embajadora contaba resumidamente la historia de la vida del General y su relación con Bolívar de una manera elocuente, clara y con una oratoria impecable. Eso es algo que valoro muchísimo. Lo disfruté como cuando uno lee un buen libro. Joyas que me da mi amada profesión".

Una grata conversa con el artista José Rada

Luego de ahondar un poco en su vida y en la labor que desempeña hoy por hoy en tierras panameñas —además de recordar viejos tiempos trabajando juntos dando clases de música y tocando en uno que otro escenario—, Rada y yo tuvimos una pequeña tertulia. Aquí se las dejo, no sin antes desearle que sigan los éxitos en su vida profesional y personal llevando en alto el nombre de su Tierra de la sal y su país.

¿Cuáles fueron tus inicios? ¿A qué edad comenzaste en la música?

Empecé muy niño, a los 5 años de edad, en la Orquesta Sinfónica de Nueva Esparta. Allí recibí clases con la maestra Algimira Oliveros y el maestro Eddy Marcano en 1985.

¿Cuándo decidiste que más que un pasatiempo, la música y la composición se convertirían en tu oficio?

En el 2007. Si bien desde mucho antes ya la música era parte importante de mi vida, fue en ese momento en que decidí que iba a ser mi profesión a tiempo completo. Para dar el paso definitivo dejé mi trabajo ordinario y me dije: “Nací para la música y a ella le dedicaré mi vida”.

Inspiración: ¿cuáles intérpretes te llevaron a querer ejercer el oficio?

Mi primera inspiración fue el maestro Eddy Marcano. El verlo interpretar la música clásica de manera tan sublime, y también poder apreciar su desempeño con la música tradicional venezolana me ayudó a comprender que el violín tenía mucho que ofrecerme, incluso fuera del ámbito clásico. Luego escuché un disco de la violinista Vanesa Mae y me voló la cabeza; oír su fusión clásica con la música pop electrónica era algo que yo también quería hacer.
El nexo con la guitarra surgió gracias a mis tíos. Todos ellos son cantantes y boleristas, y en las reuniones familiares siempre reinó el canto acompañado de 3 guitarras. Más adelante, cuando me interesé en la guitarra eléctrica, me vi influenciado por David Gilmour, Santana, Steve Vai, Andy Timmons, Jason Becker, Brian May, de Queen, y Slash de Guns and Roses, por solo nombrar algunos que sirvieron de gran inspiración.

¿Cuál fue la presentación que más te marcó?

El primer concierto de música pop en el que participé con la Orquesta Sinfónica de Nueva Esparta fue algo que marcó mi interés por explorar más allá del ámbito clásico. Tuve la dicha de interpretar un pequeño solo de jazz bajo la tutela del maestro Gerardo Aguillón —violinista cubano que formaba parte de la orquesta en ese entonces—, y eso fue algo que jamás olvidaré porque me permitió salirme por un momento de la partitura y dejar que mi ejecución fuese inédita. Ese concierto incluyó temas de películas y de cantantes de renombre, como Frank Sinatra, y tuvimos de invitados a un baterista y un bajista eléctrico, y yo nunca había escuchado a esos instrumentos ser parte del ámbito sinfónico.
Otro momento cumbre fue cuando pertenecí a una agrupación de gaitas. Fue en sus filas donde por primera vez se incluía al violín como parte del trabuco, y dicha agrupación —Ensamble Gaitero— tuvo un poco de fama. De hecho, lanzamos canciones hasta en la radio, y en uno de los conciertos, para la sorpresa de todos nosotros, el público cantó nuestras canciones; eso fue una experiencia única.

¿Cuáles vivencias puedes destacar en tu paso por los escenarios isleños?

Una de las experiencias musicales más gratificantes en las tarimas margariteñas la tuve con el reggae. Fui fundador de la banda Soldiers of Jah. Tocaba la guitarra, era segunda voz y director musical. Para mí, esta agrupación fue una escuela, pues el género te hace ver la música desde otra perspectiva. El reggae es un góspel caribeño, está muy ligado a lo espiritual, por ende, me permitió explorar aspectos que nunca había tocado. Valga acotar que en sus espacios trabajé con dos hermanos de la vida: Ángel “Chacho” Lander y Manuel “Musiú” Lander.

No puedo dejar por fuera a otro bastión en mi formación, alguien con quien aprendí enormemente de improvisación y acompañamiento: el trovador cubano Ernesto Rodríguez. Con él tuve una conexión que podría catalogar de celestial, fue una hermandad desde el día uno. Aquí debo traer a la palestra a José Murguey y Juan Carlos Zabala —otros extraordinarios músicos— con quienes conformé la banda Leshambó para acompañar el proyecto de Ernesto como cantautor. Fue una experiencia enormemente gratificante e inolvidable para mí.

Motivación: ¿qué te lleva a seguir tocando y componiendo?, ¿cómo describes esa pasión que te mueve a seguir subiendo a la tarima y darlo todo?

Cada vez que toco siento que me salgo del ámbito terrenal, no existe el tiempo ni el espacio, no hay nada que disfrute más que ser uno con el instrumento que estoy tocando. Y mientras el cuerpo me lo permita, lo seguiré haciendo. La música siempre ha sido una manera de expresarme más allá de las palabras.

¿Talleres, cursos, estudios, maestros?

Al ser parte de El Sistema, uno tiene la dicha de participar en increíbles talleres y conocer muchos maestros extraordinarios, tanto nacionales como internacionales. En esos espacios, mi mayor mentor ha sido el maestro Eddy Marcano. Participé en varias cátedras en Caracas con miembros de la sinfónica Simón Bolívar, también en campamentos musicales en otros lugares de Venezuela donde se exprimía al máximo el potencial de todos los participantes y se hacían conciertos donde todos llegábamos a ser solistas en algún momento. Las visitas de maestros de Europa que venían a darnos talleres de violín y rítmica ocurrían a menudo y me dejaban siempre con muchos aprendizajes.

Eventos más trascendentales en los que has participado

He compartido tarima con grandes artistas, como Franco de Vita, Oscar de León, Wilfrido Vargas, y hace un par de años toqué con Pablo Dagnino, quien fue cantante de la banda venezolana Sentimiento Muerto. A este último lo acompañé en uno de sus conciertos en Panamá. Ahora bien, también puedo mencionar que hace poco fui el guitarrista y violinista de la destacada cantante europea Alexandra Stan en dos presentaciones que tuvo aquí.

Premios recibidos en tu trayectoria

Recuerdo un par de reconocimientos que me entregaron por mi participación como solista mientras estuve en la orquesta sinfónica. También fui galardonado con el premio “Eddy Marcano” como parte de los premios CIANE 2015. Además, la cámara de turismo me escogió como uno de los personajes emblemáticos del estado para una campaña que promovía los valores de la cultura neoespartana.

Una frase que te identifique

La pasión es el núcleo del éxito y debe estar presente en todo lo que hacemos.

¿Qué está haciendo Rada ahorita?

Formo parte del proyecto TipsforLemonades junto a mi gran amigo el DJ Charlye Mui, quien fue un destacado estandarte en la movida electrónica en Caracas antes de mudarse a Panamá. Con él tengo 6 años trabajando haciendo fusión de música electrónica utilizando la guitarra y el violín; es importante acotar que en nuestros arreglos incluimos elementos de poesía y narrativa que dan un importante toque al resultado final.
Igualmente, formo parte de la agrupación Orquesta Café. Se trata de un ensamble que es un ícono en Panamá desde hace más de una década. Ellos se encargan de proporcionar entretenimiento artístico a eventos sociales y corporativos para el público más exigente del país. También trabajo como solista en un sinfín de lugares en la capital y el interior del país, donde interpreto música pop con el violín y la guitarra.

¿Cuáles son los planes a futuro?

Actualmente, en el ámbito solista, estoy produciendo en casa para poder sacar muchos temas y subirlos a un nuevo canal de YouTube que estoy trabajando y también para Spotify. Además, Charlye y yo estamos grabando el material concerniente a lo que será nuestro primer disco. Otro aspecto importante es que pretendo incursionar más en el ámbito de la producción musical para expandir mi alcance y exposición.

Unas palabras a los jóvenes que quieren entrar al mundo de la música

Está en nuestras manos cambiar la visión de que la música no merece ser reconocida como una profesión como las demás. El constante aprendizaje, la dedicación y el esfuerzo pueden llevar a que uno viva de este arte que tanto amamos. El estudio es parte primordial, pero más allá de eso, lo que marcará la diferencia entre nosotros y el resto es el buscar entregar una ejecución profesional, perseguir nuestros sueños sin dejar que nadie nos detenga y mantener el ímpetu. Y si a todo lo anterior le agregamos humildad, la clave del éxito es nuestra.

Unas palabras a la gente de tu Isla de Margarita

La Isla de Margarita fue mi cuna, fue mi área de juegos y fue el lugar de aprendizajes y vivencias que perdurarán en mi ser por siempre. Creo que soy lo que soy ahora gracias al entorno que me brindó mi amado terruño; la calidad humana de su gente y el recibimiento que tuve siempre estarán en mi corazón. La isla es una tierra que produce talentos por doquier y tiene un potencial artístico increíble y sigue siendo un orgullo para mí decir que vengo de allá.




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