12 Feb, 2025 | La noticia la divulgó el periódico Correo del Orinoco en la edición correspondiente al jueves 6 de febrero del presente año: La Feria Internacional del Libro de Venezuela (FILVEN), a su paso por el Estado Sucre, rendirá homenaje a Amílcar Figueroa, escritor, historiador y editor de amplia y fecunda trayectoria, natural de El Pilar, capital del Municipio Benítez, hoy al frente de la Editorial Trinchera.
Ya era hora que una institución del Estado Venezolano le hiciera, aunque fuera una breve mención, a la intensa, inmensa y sobresaliente gestión editorial desplegada en tantos años por este coloso en el arte de la difusión del pensamiento latinoamericanista y caribeño, enraizado en lo más profundo de nuestros sentimientos patrióticos y donde el libro ha alcanzado su máxima expresión como instrumento de liberación.
Esta afirmación la sostengo con conocimiento de causa y de allí las presentes notas: Amílcar Figueroa no es ajeno a significativas vivencias del pueblo margariteño y, como tal, el reconocimiento en referencia también es compartido y será aplaudido por los insulares venezolanos dondequiera que nos encontremos en la actualidad. A tales fines, bastaría relatar un extraordinario suceso que protagonizáramos en la Isla de Margarita por los años 90’ del siglo pasado:
El 28 de noviembre de 1990 las autoridades del Municipio Tubores, en franca extralimitación de funciones, firmaron un Contrato de Comodato con el Ingeniero Enrique Delfino, hoy fallecido, Presidente de la Empresa “Desarrollo Turístico Cubagua C.A.”, mediante el cual le entregaban la isla de Cubagua por el lapso de cien años para construir en su espacio territorial un fastuoso proyecto turístico mediante una inversión de capital nacional y transnacional estimada en siete mil millones de dólares.
La información ocupó primeras páginas de la prensa nacional y bajo esta motivación nos pusimos en movimiento junto con amigos, paisanos, colegas, camaradas, familiares, y constituimos una organización radicalmente opuesta a tan insólito proyecto y nos desplegamos por Margarita y el oriente en solicitud de máximo apoyo para evitar se consumara este acto atentatorio contra la soberanía nacional.
En la medida que realizábamos nuestras actividades divulgativas surgió la necesidad de escribir un texto en el cual se explicara en detalle los fundamentos de nuestras argumentaciones y en ese ir y venir logré confeccionarlo, pero en medio de este grave conflicto que involucró a diferentes instancias internacionales, gobierno nacional y regional -UNESCO, Presidencia de la República, Congreso Nacional, Senado y varias de sus Comisiones, Fiscalía General de la República, Ministerio de Turismo, Gobernación de Nueva Esparta-, además, de partidos políticos de todas las tendencias, movimiento de historia regional y local, Academia de la Historia, Asociación de Cronistas de Nueva Esparta, instituciones de educación superior, movimientos ecologistas, estudiosos, investigadores y un largo etcétera, no pudimos identificar a un editor que nos apoyara en esta lucha frontal por la defensa de nuestra integridad territorial, hasta que contactamos a Amílcar Figueroa, que en aquellos años dirigía la Editorial Abre Brecha C.A., aprobó nuestra propuesta y logramos, finalmente, publicar en septiembre de 1991 el pequeño-gigante libro que titulé Cubagua: un llamado a la conciencia nacional (pp. 94), dándole así mayor cobertura e implicaciones al movimiento y, para remate, acordamos presentarlo al público en una sala del Ateneo de Caracas.
Finalmente, luego de unos cuatro años de confrontaciones, reuniones, interpelaciones y demás, el gobierno nacional lanzó al cesto de la basura a tan nefasto proyecto.
De toda esta jornada extraordinaria quedó para la posteridad mi libro testimonial, la demostración, una vez más, de la vocación patriótica del pueblo margariteño y venezolano y el acto digno, ejemplar, consecuente, de un editor modelo que en aquellos álgidos momentos no vaciló y asumió los riesgos del ejercicio pleno del trabajo editorial cuando se asume con conciencia de patria soberana.
Desde la distancia, saludamos a todos los actores de aquel momento, que no vacilo en catalogarlo de histórico, y, en especial, a Amílcar Figueroa, su nervio y columna vertebral, por este merecido reconocimiento que le rendirá la FILVEN en su querida tierra sucrense.
Nuevo Chimbote, Perú, 6 de febrero 2025.