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El robo del Sepulcro de La Asunción El robo del Santo Sepulcro de La Asunción, constituye un valioso patrimonio cultural, fiel exponente de la inmensidad tradicional margariteña, el cual es motivo de orgullo, apego y simpatía por parte de la feligresía Manuel Espinoza Melet
20 Abr, 2025 | En La Asunción, capital del estado Nueva Esparta, se escenifica un acontecimiento único y sin precedentes: el robo del Santo Sepulcro. A simple vista, pareciese ser un suceso con características eminentemente penales, trayendo para los perpetradores del delito una imposición de pena acorde con lo previsto en el Código Penal; pero nada más alejado a la realidad, el robo del Santo Sepulcro es una manifestación de tipo cultural y tradicional que se escenifica año tras año en el marco de la programación de la Semana Santa de La Asunción. El robo del Sepulcro se presenta el día Miércoles Santo, cuando la procesión del Nazareno arriba a la esquina conocida como el callejón del cerro del castillo, junto a la casa del Padre Agustín y la bodega de Jesús Piñano, justamente cuando el reloj apunta las once de la noche, emerge la sagrada imagen del Sepulcro de la puerta lateral derecha de la Catedral, cargada con la destreza de los cargadores asuntinos en acelerado paso por el boulevard 5 de Julio hasta la sede del Consejo Legislativo (antiguo Convento de San Francisco). Conforme a las investigaciones que he podido realizar, tomando como fuentes la lectura de algunos trabajos y conversaciones con personalidades asuntinas, he llegado a la conclusión de que esta interesante tradición del robo del Sepulcro, se remonta a la custodia de la imagen colonial en el extinto Convento de San Francisco, cuyos frailes tenían la obligación de velar por el resguardo del Santo Sepulcro, imagen que salía en procesión desde ese Convento hasta la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción (hoy Catedral). Por el devenir de sucesos insólitos e inconcebibles de la historia, esa hermosa edificación cuya construcción data del año 1571, que fue testigo de importantes expresiones de fe y devoción y, además sirvió de albergue de franciscanos observantes, fue objeto de desalojo en 1810. Desde ese entonces, el viejo Convento ha sido destinado para múltiples actividades, entre las que destacan: Hospital sede del Colegio Federal de Margarita, Prefectura, Imprenta del Estado, sede de los poderes ejecutivo y legislativo. Ahora bien, en virtud de que en ese imponente lugar histórico ya no funcionaba un Convento, los asuntinos continuaron con la tradición de que la procesión del Sepulcro saliera los viernes santo desde ese sitio, justamente cuando el reloj equinoccial apunta con la generosidad del sol las diez de la mañana, continuando con la ruta procesional hasta la Catedral, ingresando la procesión a las tres en punto de la tarde (hora nona o novena nona). También cabe destacar que, el traslado del Sepulcro hasta el Consejo Legislativo bajo la modalidad de un “robo”, garantiza que la imagen sea debidamente arreglada y/o decorada para tan solemne ocasión, motivo por el cual desde tempranas horas del jueves santo comienzan a realizar una serie de actividades conducentes a tal fin: planchado y colocación de los faldones del mesón, limpieza de la caja mortuoria, colocación de los arreglos florarles en la tapa y a lo largo y ancho del mesón, etc. En otrora, esa bella tradición era responsabilidad de Don Antonio José Espinoza y sus hijos, destacando las hermanas Espinoza Marcano, insignes manualistas que confeccionaban flores de tela y papel con diversos colores, formatos y tamaños; una vez fallecidas, la tarea recayó orgullosamente en sus sobrinos Espinoza Prieto, quienes todos los años dan lo mejor de sí para dispensar todo lo conducente en el adorno de la venerada imagen, cristalizando de este modo, el necesario relevo generacional para garantizar la vigencia de la tradición familiar. El robo del Santo Sepulcro de La Asunción, constituye un valioso patrimonio cultural, fiel exponente de la inmensidad tradicional margariteña, el cual es motivo de orgullo, apego y simpatía por parte de la feligresía, la misma que conforme al paso de los años se aferra de forma incólume a su propia identidad, siendo la Semana Santa la más importante expresión de fe y devoción del pueblo asuntino.
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