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«El viaje del héroe»: Ángel Marino Ramírez, El Estudiante de Oriente, regresó a su amada Isla de Margarita El Estudiante de Oriente regresa con la maleta llena de historias, aprendizajes y cicatrices invisibles que solo el camino puede dejar. Ha cruzado fronteras geográficas y emocionales, enfrentado desafíos que transformaron su mirada, y construido nuevas raíces lejos del lugar donde todo comenzó. Juan Ortiz
![]() 20 Abr, 2025 | Hace unas semanas recibí la buena nueva de que mi estimado amigo, el profesor Ángel Marino Ramírez, retornó a nuestro terruño de la mano de su amada Nury Sandoval. De inmediato, vino a mi mente un poema que le escribí en 2017, cuando me enteré de que se iba a Chile junto a su familia con el fin de expandir sus horizontes laborales, artísticos y cognitivos. Los versos en cuestión rezaban así: «Corrío margariteño al maestro Ángel Marino» Me enteré por estos lares Y pues, profético fueron los versos. El hombre llevó lo mejor de sí, y retornó. Pero, para saber mejor la historia, leámosla de su protagonista. Historia de ida En abril de 2017, dejé la Isla de Margarita con la incertidumbre y la esperanza que acompaña a todo aquel que emprende un nuevo camino. Chile se convirtió en mi destino, un país que me abrió sus puertas y me permitió seguir ejerciendo mi vocación: la enseñanza. Desarrollo Al llegar, postulé como profesor de Lenguaje y tuve la oportunidad de enseñar en distintos colegios: el Colegio Real, el Colegio Santa Teresa de Jesús de los Andes y el Colegio San Alfonso. A lo largo de estos ocho años, cada aula, cada estudiante y cada desafío fueron moldeando mi experiencia docente, permitiéndome crecer, tanto personal como profesionalmente. El deseo de seguir aprendiendo me llevó a comenzar estudios de doctorado en Ciencias de la Educación hace tres años, profundizando en mi compromiso con la enseñanza y la formación. En el camino, también encontré espacio para la escritura y la reflexión, lo que dio vida a mi libro Intimidades del silencio, una obra que recoge parte de mi visión y mi sentir. En el ámbito personal, la emigración no solo transformó mi vida, sino también la de mis hijos, quienes lograron establecerse en Estados Unidos y España, trazando sus propios caminos en nuevas tierras. Retorno Hoy, al mirar atrás, veo un recorrido lleno de aprendizajes y retos superados. La educación, la escritura y la resiliencia han sido los pilares de este viaje. Aunque la geografía cambió, la esencia sigue intacta: seguir formando, seguir aprendiendo, seguir creciendo.
![]() Como es costumbre en este espacio, y luego de esta introducción poética y en prosa sobre lo que denomino «El viaje del héroe», aquí les dejo esta agradable conversa con el maestro Ángel, no sin antes reiterar mis mejores deseos en esta etapa de reinicio en nuestra tierra de la sal. ¿Cómo se siente el Estudiante de Oriente de retorno a casa? ¿Se ha cumplido el viaje del héroe? El Estudiante de Oriente regresa con la maleta llena de historias, aprendizajes y cicatrices invisibles que solo el camino puede dejar. Ha cruzado fronteras geográficas y emocionales, enfrentado desafíos que transformaron su mirada, y construido nuevas raíces lejos del lugar donde todo comenzó. Si el viaje del héroe es un ciclo, la vuelta a casa no es simplemente un regreso, sino una llegada con una nueva comprensión del mundo y de sí mismo. Has cruzado el umbral, vencido pruebas y adquirido conocimiento que ahora puedes compartir. Sin embargo, el héroe no regresa para quedarse, sino para seguir avanzando. El retorno no es un final, sino una pausa para mirar lo recorrido antes de emprender el siguiente desafío. Porque el viaje nunca termina del todo. Háblenos un poco de las instituciones en las que llevó su conocimiento y sus aportes a su crecimiento institucional y formativo. A lo largo de estos ocho años en Chile, tuve el privilegio de compartir mi experiencia y conocimiento en tres instituciones educativas que marcaron mi camino profesional: el Colegio Real, el Colegio Santa Teresa de Jesús de Los Andes y el Colegio San Alfonso. Cada una de ellas representó un espacio de crecimiento mutuo, donde tanto los estudiantes como yo fuimos transformándonos a través del aprendizaje. Colegio Real Esta institución fue mi primera experiencia docente en Chile. Aquí aprendí a adaptar mis métodos de enseñanza a un nuevo contexto educativo y cultural, comprendiendo las particularidades del sistema chileno y las necesidades de mis estudiantes. Mi aporte se centró en fortalecer la comprensión lectora y la expresión escrita, promoviendo el pensamiento crítico a través de la literatura. Los colegas chilenos que conocí acá, con muchos de ellos aún mantengo el contacto. Solo trabajé allí 1 año. Colegio Santa Teresa de Jesús de Los Andes En esta escuela, profundicé mi trabajo en la enseñanza del lenguaje y la literatura, fomentando en mis estudiantes el amor por la lectura y la escritura. Además, participé en proyectos de formación integral, motivando a los jóvenes a ver la literatura no solo como una asignatura, sino como un puente hacia la creatividad y la reflexión personal. Una de las mejores experiencias fue en este colegio, ya que es un lugar que se preocupa mucho de la actualización docente. Ahí tuve dos años y dejé buenos amigos. Quedaba muy distante de mi lugar de residencia, esto me obligó a buscar otras opciones. Colegio San Alfonso En el Colegio San Alfonso consolidé mi experiencia y liderazgo docente. Además de impartir clases, trabajé en el desarrollo de estrategias pedagógicas para mejorar la expresión oral y escrita de los estudiantes, impulsando actividades que promovieran la participación activa y el análisis crítico, sobre todo en la preparación de los alumnos para las pruebas PAES y SIMCE. Fue un espacio donde también logré integrar mis conocimientos en educación y mis estudios de doctorado, aportando una visión más profunda sobre los procesos de aprendizaje y en algunos procesos administrativos. Entre ellos, encargándome y creando el Sistema "Cobernotas", un sistema online para registrar todos los procesos de evaluación de los alumnos del colegio. «Intimidades del silencio»: ¿un antes y un después en la poética de Ángel Marino Ramírez? ¿Qué significa esta obra para usted? ![]() «Intimidades del silencio» no es solo un libro, es un umbral. Un punto de inflexión en mi escritura donde la palabra dejó de ser solo un instrumento y se convirtió en un espacio de confesión, de refugio y de encuentro. Esta obra marcó un antes y un después porque fue la síntesis de una evolución poética, pero también un testimonio de mi propio viaje interior. Antes de «Intimidades del silencio», mi escritura transitaba por la exploración de la identidad, la nostalgia, la poesía popular, la décima y la memoria desde una perspectiva más externa. Sin embargo, en este libro, el lenguaje se vuelve más íntimo, más depurado, más esencial. Es una obra donde el silencio no es ausencia, sino un espacio cargado de significados, donde cada pausa, cada susurro, cada omisión, habla tanto como la palabra escrita. «Intimidades del silencio» es una declaración de principios. Escribirlo fue un acto de resistencia contra el ruido y las bajezas del mundo y, al mismo tiempo, un diálogo conmigo mismo y con quienes se encuentren en sus versos. Es un libro que nació en la migración, en el exilio, en la distancia, pero que no solo habla de despedidas y anécdotas escondidas, sino también de reconstrucciones. Me ha sido sumamente grato ver el boom que ha tenido su canal de YouTube y el alcance desproporcionado que ha tenido, ¿háblenos de ese increíble proyecto? «Mi Canal Cultural» nació en 2008, aunque con el nombre del «Canal del profesor Marino», y, por supuesto, con un propósito claro: ser un espacio para difundir y publicar las presentaciones de los coros que participaban en el Festival Internacional D'Canto. En ese momento, era un proyecto ligado a la música coral, a la belleza de las voces en armonía y a la necesidad de preservar y compartir esas interpretaciones con el mundo. Sin embargo, con el tiempo, el canal comenzó a transformarse, a buscar su propia esencia. Lo que empezó como un archivo digital para la música coral, fue evolucionando hacia un espacio más amplio de exploración cultural en lo literario, lo educativo, lo misterioso… Descubrí que había mucho más que quería compartir: pueblos, tradiciones, historias, casos y extrañezas que merecían ser contadas. Así nació la nueva etapa de «Mi Canal Cultural», una plataforma dedicada a la difusión del conocimiento, la historia y el patrimonio de distintos rincones del mundo. ¿Cómo fue su experiencia con la comunidad chilena en general? Llegar a Chile en abril de 2017 fue el inicio de una nueva etapa en mi vida, llena de desafíos, aprendizajes y encuentros. Como migrante, enfrenté el proceso de adaptación no solo a un nuevo país, sino también a una cultura con matices distintos a los que conocía. Sin embargo, en este camino, la comunidad chilena fue clave en mi integración, tanto en el ámbito personal como profesional. Desde el primer momento, fui recibido con respeto y curiosidad. Chile es un país de contrastes, y así también ha sido mi experiencia con su gente: encontré personas dispuestas a tender la mano, colegas que me apoyaron en mi desarrollo profesional y estudiantes que me enriquecieron con sus inquietudes y su forma de ver el mundo. Si algo caracteriza a la comunidad chilena es su resiliencia. He admirado su capacidad de sobreponerse a las dificultades, su fuerte identidad y el valor que le dan a la memoria, a la lectura y a la historia. Aunque cada persona es diferente, encontré muchas con quienes pude compartir valores, conversaciones y experiencias que enriquecieron mi perspectiva. ¿Su retorno implica un cierre de actividades con Chile o persiste la labor institucional de Ramírez tierras del sur? Mi retorno a casa no significa un adiós a Chile, sino más bien una transición, un cambio de escenario en el que mi labor sigue evolucionando. Después de ocho años de trabajo en la educación chilena, mi conexión con el país y su comunidad académica no se interrumpe; al contrario, persiste de nuevas formas. Lo más probable es que combinaré mucho más mis estancias tanto en Chile como en Venezuela. Sin duda, Chile fue y sigue siendo un espacio clave en mi desarrollo profesional. Las experiencias adquiridas, las relaciones construidas y los proyectos que inicié no desaparecen con la distancia. Mi labor institucional continúa a través de diversas iniciativas, ya sea mediante colaboraciones académicas, asesorías en educación o el trabajo online con algunas responsabilidades que quiero seguir conservando. ¿Cómo ha sido el recibimiento de su gente? Volver a casa después de ocho años ha sido un torbellino de emociones. La calidez de mi gente, el reencuentro con mi tierra y el reconocimiento de todo lo que ha cambiado (y lo que sigue intacto) han hecho de este retorno una experiencia profundamente conmovedora. El recibimiento ha sido acogedor, lleno de afecto y de esa familiaridad que solo se encuentra en el lugar donde uno pertenece y aún me falta mucha gente por volver a ver. Ver rostros conocidos, caminar por calles que guardan tantos recuerdos y sentir nuevamente la brisa del Caribe han sido momentos de reencuentro no solo con los demás, sino también conmigo mismo. Sin embargo, volver también implica redescubrimiento. Mi gente me recibe con los brazos abiertos, pero, al mismo tiempo, encuentro una realidad que ha seguido su curso mientras yo estuve lejos. Es un proceso de adaptación, de reconocerme en este nuevo contexto y de encontrar mi lugar dentro de una comunidad que, aunque siempre me ha pertenecido, ahora la veo con ojos renovados. ¿Cuándo escucharemos al Estudiante de Oriente en su ambiente (la tarima de un galerón)? Pronto. Ya viene la Cruz de Mayo. Realmente, mi retorno no solo implica una vuelta a mis raíces, sino también un impulso para retomar esos espacios de expresión. El escenario es, al final, el lugar donde todas las reflexiones, los aprendizajes y las vivencias cobran vida. Así que el Estudiante de Oriente se hará escuchar nuevamente, con toda la fuerza que el galerón, que la historia del galerón que él encarna y su gente merecen. ¿Puede comentar algunos de sus planes culturales en Venezuela? Entre mis planes, por ahora, son cinco: impartir clases en el área de Lengua y Literatura, hacer música coral, mantener el puente con Chile, seguir creciendo a mi Canal Cultural y terminar el doctorado. ¿Una décima de regreso para su pueblo neoespartano? ¡Oh! Isla al tocar tu pecho
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