12 de mayo 2005: el sacerdote e historiador Andrés Márquez Gómez permanece vigente entre nosotros
5 May, 2025 | Homenaje en el 20º Aniversario de su muerte.
EXPLICACIÓN
No nos cansaremos de repetirlo: Santa Ana del Norte, actual capital del Municipio Gómez, es poseedora de un rico y aleccionador patrimonio cultural e histórico. Esta llama viva de conciencia patriótica regional y nacional se refleja en su calendario y en sus monumentos, su arquitectura tradicional, el trabajo creador de su pueblo, en la trayectoria y obra de muchos de sus hijos, en sus espacios públicos… Todo, en conjunto, la ha convertido en un aula abierta dispuesta siempre a impartir las sabias lecciones que tanto hacen falta para construir una ciudadanía responsable, acorde con las demandas y exigencias de los tiempos actuales.
ANDRÉS MÁRQUEZ GÓMEZ
En ese inmenso océano está inscrito con tinta indeleble un nombre precioso: Andrés Márquez Gómez. Algunos escuetos datos traducen sus rasgos biográficos esenciales: Nació en Santa Ana del Norte el 17 de octubre de 1917. Hijo de Leandro Máximo Márquez Gómez y María de Jesús Gómez de Márquez. Realizó sus estudios eclesiásticos en el Seminario de Cumaná y en el Interdiocesano de Caracas. Fue ordenado sacerdote el 26 de julio de 1942 en la histórica iglesia de su Villa natal, donde, además, ofició su primera misa el 2 de agosto del año indicado. Párroco de Altagracia, Cumaná, Puerto Sucre, Santa Ana y Carúpano. Vicario de Margarita, de Carúpano y Vicario Capitular de la Diócesis de Cumaná. Camarero Secreto de su Santidad. Miembro del Consejo de Consultores de la Diócesis y Miembro del Consejo Presbiterial. Así lo registra Rosauro Rosa Acosta en su magistral obra titulada Diccionario Margariteño Biográfico, Geográfico e Histórico. (Colección Contemporánea “Gustavo Pereira”, N° 1). Isla de Margarita, Fondo Editorial del Estado Nueva Esparta, 1996, p. 295.
A estas referencias, agrega el Profesor Santiago Amparán Romero: “El 11 de septiembre de 1963 fue trasladado a Carúpano donde prestó servicios hasta el 12 de diciembre de 1972. En enero de 1973 se incorpora a la Diócesis de San Felipe donde prestó servicios como Vicario de Religiosas, Capellán del Ancianato y Capellán del Internado Judicial. Ya avanzado en edad pasa a retiro y regresa a Margarita, a su lar nativo, Santa Ana, donde goza del aprecio y del cariño de sus familiares y de la feligresía en general.” (Solapa de la segunda edición -2004- de la obra de Andrés Márquez Gómez, titulada Árboles, pájaros y niños).
Por nuestra parte, podemos añadir: Durante la permanencia en Carúpano de su hermano Tomás, también destacado sacerdote, debemos señalar que éste realizó una importante obra educativa con los jóvenes estudiantes del Liceo “Simón Rodríguez” mediante su participación en el programa “Campanadas en la Torre”, transmitido por Radio Carúpano. Asumió la construcción de un edificio moderno para la Iglesia Parroquial Santa Rosa de Lima. Además, promovió y puso en funcionamiento el Colegio “Balmes” y la Escuela Parroquial -Parroquia Santa Rosa- de la Escuela “Santa Teresita”, creada con el inicial propósito de extender el servicio educativo a niños pobres de la localidad. En esta escuela estudiaron mis hijos Iván y Marianela, bajo la tutela de la maestra Ana Teresa Salazar León, mi prima. Entonces, me incorporé a la Sociedad de Padres y Representantes. En el año 1976 fuimos convocados por su Directora, Romelia Imery, para realizar gestiones ante el Gobierno Nacional con el propósito de construirle una nueva sede. Viajamos a Caracas y nos entrevistamos con el Dr. José Luis Salcedo Bastardo, hijo ilustre de Carúpano, quien se desempeñaba como Secretario de la Presidencia de la República y logramos su entusiasta apoyo. Hasta ahora la Escuela Parroquial “Santa Teresita” permanece en Carúpano luciendo sus nuevas galas, siempre al servicio de la educación popular. Tuvimos la oportunidad de conocer y conversar con el padre Márquez, aquí en Santa Ana, ya en la etapa final de su vida. Bajo los auspicios de la Fundación República Insular, publicamos en 2004 la segunda edición de su única obra titulada Árboles, pájaros y niños. (Primera edición: Caracas, Ediciones Paulinas, 1976). El Dr. Aníbal Márquez Gómez, hermano menor de los sacerdotes Márquez Gómez, prefirió estudiar Derecho y graduarse de Abogado en la Universidad Central de Venezuela. De su propio testimonio he registrado que al finalizar la dictadura perezjimenista (1958), el padre Andrés asumió un liderazgo importante en los momentos aurorales de la anunciada democracia representativa y asumió la Presidencia del Concejo Municipal del entonces Distrito Gómez. Es lo que explica que la Sala de Sesiones del Ayuntamiento haya sido distinguida con su digno nombre. El 12 de mayo de 2005 falleció en su ciudad natal el Pbro. Andrés Márquez Gómez. Asistimos a su entierro y estuvimos presentes en el acto de inhumación de sus restos en la nave izquierda del templo. Desde entonces duerme allí el sueño eterno al lado de su hermano, Tomás Márquez Gómez. (Santa Ana del Norte, 15 de julio 1915 – Porlamar, 11 de diciembre 2004).
VIGENCIA Y PRESENCIA DEL PADRE MÁRQUEZ
De manera simultánea con su magnífica inclinación por la vida sacerdotal, el padre Andrés Márquez Gómez, siendo aún estudiante en el Seminario de Cumaná, se propuso dedicarle un libro a su pueblo natal donde recogiera sus recuerdos, anécdotas y demás lazos espirituales que lo unían a sus familiares, amigos, vecinos, obra que concluyó varios años después, durante su ejercicio al frente de la Diócesis de San Felipe. Se advierte en la lectura de su contenido que aquella motivación inicial sólo sirvió como primer impulso, porque luego se fue ampliando y transformando, fundamentalmente por la consulta bibliográfica y documental y por sus vibrantes experiencias y vivencias de profundo contenido social, hasta convertirse en un monumento excepcional, modelo y orientación para quienes se inclinan por el estudio y la investigación de aspectos relacionados con la historia y cultura local-regional. En estos momentos puedo afirmar de manera responsable que, hasta ahora, el libro más hermoso y primoroso dedicado a Santa Ana del Norte es Árboles, pájaros y niños, no sólo por su emotividad, porque fue escrito con el corazón en la mano, sino porque aplica con severidad los recursos técnicos propios de la investigación científica y pone en práctica los criterios básicos en lo referente a la utilización crítica de la documentación consultada, el juicio personal sustentado en propias observaciones, el juego imaginativo que se pasea libremente por sus páginas, la demostración de la indiscutible actualidad del tiempo tradicional, el juicio de valor expuesto de manera valiente y responsable, la utilidad del estudio del proceso histórico como alternativa válida para orientar nuestras luchas y aspiraciones sociales actuales, donde el libro de historia asuma de manera definitiva su maravillosa función de servir de estandarte, de proclama, de desafío a las injusticias y de reiteración de nuestro derecho a vivir un mundo mejor, todo respaldado por una conducta ejemplar en su actuación privada y pública y en cualquier circunstancia, criterios básicos que lo incluyen, en nuestro criterio, entre los pioneros de la tendencia de la Historia Insurgente, que ahora se implanta y desarrolla en la Venezuela Bolivariana. Aún cuando fue publicado por primera vez en el año 1976, esta obra mantiene fresco el espíritu rebelde de su contenido. Es un libro actual.
UN LIBRO QUE HABLA A LAS PRESENTES GENERACIONES
Por ahora, nos limitaremos a transcribir una selección de su pensamiento, regado como llovizna mañanera por el contenido de la obra. Muy útiles para su estudio y reflexión:
*La historia del pueblo (Santa Ana del Norte) sí es extraordinaria. Fundado en los días lejanos de la Colonia, tuvo sus días de gloria en la época de la Independencia. Su nombre, sus próceres, su bella iglesia colonial, están ligados a la gran epopeya emancipadora y unidos a la gloria del Libertador.
*Ojalá que los hechos gloriosos de nuestros antepasados sean una lección perenne para las nuevas generaciones. Es evidente que no se puede vivir del pasado como el rico vive de sus rentas. Eso sería atrofiarse y en la vida humana avanzar es no retroceder. Pero lo grande y lo noble de los hombres de ayer, debe ser la base para que los hombres de hoy reconstruyan un porvenir mejor para todos. Nuestros antepasados levantaron una bandera de dignidad, defendieron la libertad y fueron paradigmas de virtudes ciudadanas. En medio de las limitaciones de la época que les tocó vivir, levantaron sus familias a base de abnegación y entrega. Ellos nos dejaron ejemplos de honestidad y laboriosidad. Los jóvenes de hoy deben recoger esa bandera y dar su cuota de sacrificio en beneficio de la comunidad.
*Es un hecho cierto que, mientras los otros pueblos de la Isla progresan, el Norte se ha quedado estancado. El pueblo que fue abanderado de la Libertad y dio con generosidad su sangre, sus bienes y su sacrificio por la Independencia de Venezuela, hoy día marcha a la zaga de los otros pueblos de Margarita.
*Ese margariteño encontraría a la Margarita (actual) invadida, no ya por Lope de Aguirre y sus marañones, ni por los piratas y bucaneros que la saquearon e incendiaron en diversas épocas de la Colonia, ni por los ejércitos expedicionarios al mando de Pablo Morillo, sino por el gran capital foráneo que desplaza al pequeño capital insular, que se apodera de la tierra y desfigura el paisaje, que acaba con tradiciones y costumbres de varios siglos y comercia con la droga, la prostitución, el juego y todos los siete pecados capitales, para matar el alma de un pueblo. Este margariteño encontraría a la Margarita cosmopolita donde se oye el acento de casi todos los idiomas del mundo y se ven por doquiera judíos y alemanes, árabes y norteamericanos, italianos y japoneses, chinos y portugueses, mientras el nativo se siente, cada vez más, un extranjero en su propia tierra.
*Pero nada hacemos con llorar como Jeremías sobre las ruinas de Sión. Lo importante es actuar. No todo está perdido porque las reservas morales del margariteño están tan profundamente sembradas en su corazón que no desaparecen totalmente por un cataclismo, por más fuerte que sea. Los hombres y mujeres de la Isla han pasado por peores dificultades, se han lanzado a la lucha con “Dios y la Virgen del Valle” y han salido victoriosos. La aparente derrota les dio valor para reconquistar lo perdido. Hoy día es necesario la unión de todos para recoger los restos del desastre y ponernos a construir la nueva Margarita, sana y fuerte, trabajadora y digna, grande y próspera.
*Debemos salir en defensa de lo nuestro. No queremos drogas, prostitución, casinos. No queremos la destrucción de nuestros monumentos históricos ni la corrupción de nuestra juventud. Queremos más escuelas, un liceo mejor dotado, más bibliotecas, casas de cultura, campos, muchos campos de deporte. Queremos mejores servicios asistenciales, más fuentes de trabajo, más comercio, un nivel de vida más elevado para sus habitantes. Queremos que el Norte sea de los norteros, de los margariteños, de los venezolanos, de los hombres y mujeres de cualquier parte del mundo, que amen lo nuestro, que defiendan lo nuestro, que respeten lo nuestro, que se identifiquen con lo nuestro.
*Las armas que hacen falta son las de la educación de la juventud, la concientización del pueblo y cultivo de las virtudes ciudadanas. Hoy la Patria nos necesita. Salir en defensa de los valores de la Isla es un deber. No hacerlo una traición.
*Muchas veces he oído predicar que el sacerdote no tiene patria porque su patria son las almas donde quiera que estén. Que su misión sea procurar la salvación de sus hermanos, sin límite de fronteras, hasta en el último rincón del mundo, es una cosa, pero decir que es un apátrida es un absurdo. El amor a la patria es tan natural como el amor a la madre. El mismo Hijo de Dios, que “desea que todos los hombres se salven y vengan al conocimiento de la verdad”, amó a su patria. Luchó por ella, sufrió por ella, lloró por ella. El sacerdote, también siente a su patria y la ama. Poner todo lo que esté de su parte para que su país sea dueño de su destino y para que sus compatriotas alcancen la mayor suma de felicidad posible, es un deber que tiene que cumplir como todo ciudadano.
*Hoy día, como nunca en toda su historia, Santa Ana del Norte cuenta con muchos hijos ilustres que, esparcidos por todo el territorio nacional, brillan en las diversas actividades de la vida humana. Hay escritores, artistas, sacerdotes, profesionales, periodistas, investigadores, maestros, empresarios, hombres y mujeres de trabajo que pueden ser el orgullo de cualquier pueblo por sus cualidades intelectuales y sus virtudes humanas. ¿Qué estamos haciendo los “norteros” de hoy por el progreso de nuestro pueblo? Las veces que he ido a Santa Ana y dialogado con personas humildes, he oído esta queja llena de angustiosa frustración: “Aquí en el Norte nada se hace, porque no tiene quien nos represente.” ¿Por qué los “norteros” y amigos de Santa Ana, esparcidos por toda Venezuela, no formamos una agrupación que tenga como único objetivo trabajar con desinterés por el bienestar y progreso de nuestro pueblo? Si nada hacemos, los hombres de mañana nos podrán acusar de indolencia, por lo menos, ante el atraso de la población.
LA LUCHA SIGUE…
Con este breve trabajo en homenaje al sacerdote e historiador Andrés Márquez Gómez, con motivo del veinte aniversario de su muerte, hemos rasgado el velo y, ahora, sentimos la intensidad de su avasallante presencia intelectual y humana. Hemos recogido sus banderas en acto de solidaridad y compromiso por darle continuidad a su obra, que a su vez, fue heredera también de lecciones profundas, conmovedoras.
Nos detuvimos un segundo en este largo caminar de siglos por donde, a veces, andamos a tientas, en búsqueda de una luz, de una sabia orientación… y lo hemos logrado.
Nuevo Chimbote, Perú, 2 de mayo 2025.