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En las nubes de Riad Maalouf Riad Maalouf insiste en los sueños que se escapan en cada destello de los párpados; anhela besar la mano del artista que esculpió la desnudez del ser amado; traza diez ruiseñores en los dedos del director de orquesta… Dalal El Laden
ladendalal@hotmail.com
![]() 10 Jun, 2025 | Para Insaf Ghazaoui. Te amo, mami. “Escribo / como quien se inclina sobre el cuerpo que ama”. Me doy cuenta de que, sin proponérmelo, he memorizado a Rafael Cadenas. Me siento con Margarita, mi hijita, en un banco para que tome agua y descanse de la caminata, y en estos posibles segundos de silencio recapacito en que con regularidad cito sus versos con el ahínco con el que de niña repetía -sobre todo antes de dormir y sin entenderlas del todo- las oraciones en árabe que me enseñó mi mamá. Y vuelvo (vuelo) a Rafael Cadenas: “Si el poema no nace, pero es real tu vida, / eres su encarnación”. Flauta, orquesta, sinfonía, desnudez, meditaciones, sombras, pétalos, nubes: Riad Maalouf nombra así las partes de su obra, empapada de lo que ve, de lo que siente en Zahle y en São Paulo, Brasil, “donde vivió desde 1943 hasta 1951, aprendió su idioma y trabajó en la fábrica de nuestros tíos”, recuerda Hayat, quien habla portugués, francés, inglés y árabe; asombrosa, recita en esta última lengua infinidad de poemas de su padre, en especial uno dedicado a ella, de los más extensos e intensos que le he escuchado. Líbano y Brasil, suelos maravillosos que marcaron su ser, su escritura para siempre. “En cierto modo conocemos a las personas por su manera de usar el lenguaje (…) un descenso del lenguaje debilita y hasta puede cortar nuestros vínculos con el pasado, quitarnos el suelo histórico al que pertenecemos, pues hablar una lengua es una filiación a un territorio cultural específico”. Riad Maalouf insiste en los sueños que se escapan en cada destello de los párpados; anhela besar la mano del artista que esculpió la desnudez del ser amado; traza diez ruiseñores en los dedos del director de orquesta… Durante y después de su lectura, dondequiera que nos encontremos, bastará alzar la mirada y detenernos en una de sus “nubes” para alimentar nuestras almas. Zahle, 4 de junio de 2025.
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