25 Oct, 2025 | Recibimos la llamada telefónica portadora de la lamentable noticia: mi dilecto amigo, mi compañero de inquietudes culturales, mi hermano apasionado por el estudio de la historia regional margariteña, Aníbal Márquez Gómez, había fallecido en su querida tierra santanense.
Aún bajo las influencias emocionales del luctuoso suceso, junto a mi esposa Ana María, en espontáneo ejercicio mental, nos trasladamos a la Isla y así, como en película, fueron apareciendo los recuerdos, las imágenes, los sentimientos, que nos mantuvieron cercanos por unos veinte años, época pletórica de trabajo creativo y de crecimiento intelectual.
Con el auxilio de mi archivo personal logré pergeñar estas líneas que ahora comparto con los lectores del periódico Sol de Margarita:
Nació en Santa Ana del Norte el 19 de Abril de 1927 y falleció en esta misma ciudad el 1 de Octubre 2025 a la edad de 98 años. Hijo de Leandro Márquez Moreno y María de Márquez. Hizo sus estudios primarios en la Escuela Federal Graduada “Matasiete”. En la Universidad Central de Venezuela, Caracas, se graduó de Doctor en Ciencias Políticas y Sociales. Fue Presidente del Concejo Municipal del Distrito Gómez. Publicó discursos y poesías en revistas regionales, especialmente en Margariteñerías, Segunda Etapa, cuando estuvo bajo la Coordinación de la Fundación República Insular, institución de la cual fue uno de sus fundadores. Autor de trabajos de investigación histórica: en 2016 publicó Asamblea de Notables del 6 de mayo de 1816. (La historia de un inexcusable olvido).
Tuvo, además, la genialidad de combinar su inspiración poética con el ingrediente histórico a la hora de exaltar el suceso más trascendental escenificado en la Isla de Margarita. Veamos:

6 DE MAYO DE 1816
Era un Mayo encendido
por los framboyanes rojos de la plaza,
era un año teñido
por la doliente sangre de la Patria
tantas veces vertida en los campos de batalla
tantas veces inerte
en las casas, en los pueblos
por la feroz barbarie:
Respuesta a la guerra a muerte.
En el mar que reúne
esclavitud y libertad
surcaron velas blancas
la azul intensidad
con los hombres audaces
con los hombres violentos
y un vocablo: ¡Unidad!
A Santa Ana del Norte
dirigióse el cortejo
a enterrar la perfidia
del pendón español
y del fondo del alma
surgió un grito rebelde
¡Una sola Patria,
necesaria es la unión!
Consagró el viejo templo
con su vino y su pan:
la victoria del genio
al segundo inmortal
la renuncia del héroe
los ascensos se dan
la llamada a congreso
la civil realidad
y por fin sacro templo
el Te Deum y la paz.
Sus numerosas y frecuentes lecturas acerca de temas y asuntos de la más variada índole lo convirtió en un excelente analista y crítico del proceso histórico venezolano y en sus relaciones con la vida regional. Tanto es así que lo escuchamos discrepar de opiniones y puntos de vista de connotados historiadores a quienes no les perdonó la malintencionada omisión cuando se trató de reconocer la presencia de la región insular y/o actuación de sus dirigentes revolucionarios en hechos y sucesos de indiscutible trascendencia a nivel nacional e internacional.
En estas reflexiones se encuentra la explicación -según su particular análisis- del atropello que ha debido soportar el excepcional patrimonio histórico de su ciudad natal, debido al manto de silencio que esta historiografía maliciosa le ha tendido y que puede ejemplificarse con precisas indicaciones: que la Expedición de Los Cayos no se dirigió “a las costas de Venezuela”, como lo han divulgado la gran mayoría de estos historiadores, sino que estaba previsto su desembarque, desde sus iniciales preparativos, en la Isla de Margarita. Que Bolívar empezó a convocar un Congreso desde Santa Ana del Norte en mayo y diciembre de 1816. Que en Santa Ana nació la Tercera República de Venezuela y no en Angostura. Que resulta imposible comprender el discurso de Bolívar en la instalación del Congreso de Angostura si no se hace referencia a los sucesos protagonizados en nuestra tierra insular el 6 de mayo de 1816. Que Juan Bautista Arismendi fijó residencia en Santa Ana y ahí mismo contrajo matrimonio con Luisa Cáceres Díaz. Que fue en Margarita donde el genio de Bolívar hizo torcer el hilo de nuestra historia insurgente y la condujo a partir de entonces por los caminos de la independencia y de la libertad continental del dominio colonial español con las célebres batallas de Junín y Ayacucho, escenificadas en tierra peruana en 1824…
El tiempo cortó abruptamente este empeño cívico, patriótico, justiciero, y a partir de ahora descansa bajo mi absoluta responsabilidad darle continuidad a su noble y digno pensamiento, tarea que he asumido con conciencia del deber.
Gracias a la ejemplar obra cumplida, dicen las sagradas escrituras, hombres de esta estirpe deben cumplir con el ritual del tránsito hacia aquellos espacios donde reina la inmortalidad.
Nuevo Chimbote, Perú, 2 de octubre 2025.