Sexo por internet
Sin clasificar

Sexo por internet

Elizabeth Pazos

14 Nov, 2013 | Podría ser por Facebook, correo electrónico, teléfonos inteligentes o cualquier otro sistema que permita al usuario explorar una zona de su psique que permanece oculta a los demás y al hacerlo le otorga a quien lo practica, una especie de personalidad misteriosa que lo satisface pero también lo tortura.

Permanecen así otorgándose placeres privados que cumplen la función de permitirles expresar una parte suya que se niegan a compartir con quienes los conocen en la vida real. Es uno de los trastornos generados por la difusión de una tecnología que facilita la expresión de deseos eróticos que muy pronto derivan en adicciones de las cuales resulta difícil deslastrarse.



Parecen placeres inocentes y privados pero a la larga ocasionan trastornos en la relación de pareja y en la sexualidad, ya que la fuerza con la cual se expresan a través de las imágenes o del sonido, al excluir los otros canales perceptivos, magnifican las sensaciones que se perciben, las cuales compiten posteriormente con las situaciones de encuentros en la vida real, ya que estas normalmente incluyen sonidos, imágenes o exigencias amorosas que se encuentran ausentes en los encuentros realizados a través de los aparatos tecnológicos.

Recordemos que el ser humano se interrelaciona a través de los cinco sentidos, cuando uno de ellos se exagera a expensas de los otros, se experimenta como algo extraordinario, y si a esto le agregamos la sensibilidad erótica, la cual se encuentra presente instintivamente en todos los seres vivos, tendremos una molotov con la que estamos lidiando.

De allí vienen los trastornos de quienes se acostumbran a ver pornografía (estímulo visual) y luego no pueden funcionar sin ella, o de quienes valoran más un encuentro telefónico, léase estimulación auditiva exacerbada más sexualidad express, solo para él o ella.

Quienes se encuentran sumergidos o mejor dicho, atrapados en estas redes, siempre consideran que pueden superarlo a voluntad, que es solo un juego sin importancia. Cuando las dificultades con la pareja surgen y se confrontan con su propia incapacidad, es que intentan salir de esta pesadilla que siempre deja sus propias cicatrices, entre ellas una sensación de inseguridad y desconfianza.

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