La sirenita y el surfista. / Foto: ARCHIVO

13 Ene, 2014 | Érase una vez una pequeña sirenita, princesa del Océano Pacífico que le gustaba cantar y jugar con sus amigas y los animales de su reino; de vez en cuando solía ir a la superficie a ver el mundo. Una noche al salir quedo deslumbrada por los fuegos artificiales y comenzó a cantar siendo escuchada por un niño que se encontraba en un barco cercano. El niño notó que era una sirena y se enamoraron al instante pero una ola golpeó el barco arrojándolo al mar.

La princesita nadó lo más rápido que pudo y lo llevó a la orilla de la playa más cercana pero al ver que no se recuperaba le entregó la perla del collar que usaba, una perla mágica, y mientras cantaba, el pequeño comenzó a despertar y la sirenita se escondió detrás de una roca en la playa prometiendo que algún día volvería por él y por su perla. El niño sin saberlo también juró que la encontraría para devolvérsela.

Pasaron 8 años, la sirenita creció y decidió ir a la superficie en búsqueda de su perla para así poder convertirse en reina y cumplir con sus labores. El niño se convirtió en un surfista muy conocido en su región y un día en la playa sin saberlo se encontró con la sirenita convertida en humana pero no pudo reconocerla, pero ella si a él.

Esa misma tarde mientras surfeaba cayó una tormenta haciendo que el chico cayera de su tabla al mar, la princesa viendo como su amado se ahogaba corrió al mar para ayudarlo y al entrar al agua se convirtió en sirena. Antes de quedar inconsciente el muchacho le entregó la perla que había guardado en un collar que llevaba consigo a todas partes.

La sirena logró salvarlo y al volver a la orilla cantó para él logrando que despertara. La princesa y el chico terminaron juntos y muy felices. Ella podía estar en el mundo humano con él todo el tiempo y volver a su reino en el mar cada vez que quisiera.