Porlamar
19 de abril de 2024





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“El orgullo de ser margariteño y sanantoñero es a prueba del tiempo”
Emblemática localidad del municipio García cedió su paz y sosiego al desarrollo urbano y demográfico, pero sigue presente en el recuerdo de personajes como Aníbal Cova, que atesoran memorias y experiencias que luchan contra el olvido.
Indiana Galindo Alonso

Foto: GENESIS TORANI

Aníbal Cova no olvida la tranquilidad del San Antonio de su niñez. / Foto: GÉNESIS TORANI

19 Ene, 2014 | Dámaso Aníbal Cova Vásquez es de los margariteños que crecieron en otra isla: la de los montes aguijoneados por el sol inclemente; la del yaque y el yaguarey; la de los corrales de chivo y gallinas y la de los valores inquebrantables.

El único de los cinco hijos de María Gregoria Vásquez que no vino al mundo en la tierra de la Virgen del Valle, nació por azares del destino del otro lado del mar, en Tucupita. Hasta allá había llevado a la familia el trabajo del padre, Claudio Rafael Cova Lárez, en la Creole.

A los siete años, Aníbal -como se le conoce desde que su voz comenzó a escucharse a través de la radio- ya se encontraba de vuelta en la tierra de sus antepasados. San Antonio, en el municipio García, fue el paraje que lo vio convertirse en hombre, y de cuya historia es hoy ferviente defensor.

La constante del cambio

Esta población insular se ha transformado radicalmente desde que este vecino se contaba entre los pequeños que llenaban sus recovecos con correrías, juegos y gritos. Entonces sólo había una calle de tierra y todos los que allí vivían se conocían. La muerte de alguien era sentida por cada habitante y se guardaba religiosamente el luto, llevando incluso a cerrar bares y locales en señal de respeto, recuerda con añoranza.

Tal vez la explosión demográfica que ha experimentado San Antonio y su urbanismo descontrolado no dejen evidenciar hoy sus tradiciones y raíces a simple vista, pero lo cierto es que—según Cova- se trata de un paraje tan margariteño como cualquiera. "Cuando éramos niños íbamos a la Laguna de Las Marites a pescar cangrejos y comer ostras", recuerda sentado en las escaleras del Teatro Ciudad de Porlamar, donde ha acompañado a innumerables bachilleres insulares como animador de sus graduaciones.

Tampoco era raro que los vecinos se quedaran dormidos en lo que entonces llamaban la calzada (acera): "a uno no le picaba mosquito... lo que te hacía correr era el frío de la madrugada".

Ida y vuelta

El hoy locutor de Románticas 98.1, programa que se transmite los domingos a las 9 a.m. a través de Super Stereo 98.1 FM, cuenta con una hoja de vida polifacética. A sus responsabilidades suma el voluntariado en la brigada de tránsito terrestre, en la que está próximo a celebrar su vigésimo primer aniversario.

Ese interés por el bien común, Cova lo atribuye a los valores bíblicos bajo los que se formó y a los principios que le inculcó su madre, "una margariteña de pura cepa". Cuando su padre se ausentó del hogar, su hermano mayor asumió la responsabilidad del hogar: "eran tiempos en los que privaba el respeto. Yo con veinte años no me atrevía a tomarme ni una cerveza frente a mi hermano por respeto, hasta que él se sentó conmigo y me insistió para que nos tomáramos una".

Las palabras del protagonista de esta nota dejan clara su añoranza por principios y valores que cree que con los años se han sustituido. Pero a la vez, dice estar consciente de la necesidad de adaptarse a los cambios.

También ha sido testigo de la transformación del medio en el que se ha desenvuelto buena parte de su vida profesional. Antes la gente oía al radio AM y los locutores solían ser empleados de las emisoras, con horarios que cumplir y beneficios que ha desaparecido con el paso del tiempo. Ahora -dice- lo que se oye es la FMy los locutores se han convertido en productores independientes que deben procurarse los anunciantes de sus programas y cumplir con las expectativas financieras de las emisoras.

A pasar del tiempo y las transformaciones, hay algo que permanece inamovible: el orgullo de ser Margariteño y "sanantoñero" y la esperanza de que su pueblo querido cuente algún día con una cancha deportiva de la que hasta ahora no ha gozado.

Legado

A los doce años Aníbal Cova comenzó a andar el camino musical, de la mano de sus tío Concepción "Cochón" Rojas Vásquez y su primo Choro Vásquez. Su hermano menor, Juan Rojas, forma hoy parte de la reconocida agrupación Opus 4 y juntos pusieron a mas de uno a bailar con Los Tropical Boys, en la Margarita d elos años 70. "La vena musical viene del papá de mi abuelita que era acordeonista, de ahí venimos todos", recuerda.

Hace dos años, el cuatrista y cantante grabó un disco de temas folklóricos acompañado por el propio Juan Rojas y Erasmo Cardona, entre otros músicos . Actualmente forma parte de la Coral Ciudad de Porlamar y del Ministerio Público.

También se le suele escuchar cuando se acercan las temporadas decembrinas con la agrupación "Son y Folklor".




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