Marina Urbaneja ha estado involucrada en obras de restauración. / Foto: ARCHIVO

30 Mar, 2014 | A Marina Urbaneja, Margarita le cautiva. Vive feliz en la región...

-¿Qué le trajo a la Isla?

-Realmente estaba harta de la inseguridad y quería tener una mejor calidad de vida. Imagínate estamos hablando de 1992. Ahora, ni se diga. Vine a la Isla a dictar una charla en el Colegio de Ingenieros de La Asunción, porque entonces me desempeñaba como Jefa de la División Técnica de una compañía de Agregados Livianos. Cuando regresé a Caracas le propuse a mi hijo (Juan Peypouget, hoy de 34 años y actualmente residenciado en Chile), que nos mudáramos para acá y a él le gustó la idea, lo cual fue reforzado porque fue víctima de un asalto. Ese era el "empujón" que nos faltaba para decidirnos.

Alquilaron un apartamento en la "Jorge Coll", una urbanización del municipio Maneiro cercana a Pampatar y pasado algún tiempo decidió construir una vivienda en La Asunción.

-¿Diseñó la casa de sus sueños?

-Bueno, un día sentada en la playa agarré un blog y comencé a dibujarla, más pensando en un espacio donde mi hijo se sintiera cómodo y a gusto. Así fue construida y como él ahora vive en Chile a veces se me hace grande, porque apenas vivimos mi pareja y yo, pero igual es cómoda.

A pesar de los cambios que ha sufrido Margarita, Urbaneja afirma que todavía es más tranquilo vivir aquí que cambiar de rumbo. En contraste con la intensidad de su vida caraqueña donde vivía metida más en una cola por el tráfico citadino, la Isla depara otros ingredientes para hacer su día a día más agradable.

-A pesar de que la inseguridad también ha crecido en la Isla, todavía pienso que fue una excelente idea venirme para acá, donde en general me ha ido bien. Además, el cambio ha sido formidable en cuanto a calidad de vida. Incluso, empiezas a disfrutar de cosas que antes no hacías, incluyendo el deleitarse con un bello atardecer. Me remonto a mis días de trabajo en Caracas cuando pasaba horas para movilizarme desde la plaza Venezuela, donde trabajaba, hasta Los Naranjos para llegar a mi casa.

-¿Cómo se define?

-Como una persona terca y justa. Reacciono antes las injusticias y me molestan muchos los abusos de poder. Pienso que pudiéramos estar mejor si nos comparamos por ejemplo con otros países de América Latina, incluso Perú y Chile.

-¿Qué le hace falta a la Isla?

-Ganas de mejorar, al igual que Venezuela entera. Estamos a tiempo de planificar mejor las cosas.

Afirma que Margarita tiene todo un potencial. "Comenzando por ese cielo azul intenso, su hermosura en general, buena energía y tantas otras cosas bellas". Ah, por supuesto garantizar más seguridad ciudadana, ante la delincuencia. Preferimos, por ejemplo, dejar de salir de noche, para evitar riesgos al movilizarnos de un sitio a otro.

Destaca, pese a todo, la calidez del margariteño y su gran hospitalidad, lo cual permite que todos aquellos que han decidido establecerse en la región insular, encuentren las puertas abiertas.

Por eso reafirma su querencia por Margarita, y aquí se queda.

Perfil de la entrevistada

Cuando en 1992 Marina Urbaneja llegó a la Isla tenía su status personal de divorciada. Nunca imaginó que al paso del tiempo, durante su estadía insular, conocería a su actual compañero, Holger Ramírez, un ingeniero civil a quien conoció a través de un amigo común.

Marina Urbaneja nace en Caracas el 27 de abril de 1951. Cursa la primaria entre el Nuestra Señora de Fátima en Caracas y un Colegio al norte de Estados Unidos, debido a que su familia se residenció fuera durante un par de años. A su regreso a la capital venezolana estudió el bachillerato en el Colegio Cristo Rey en Altamira. En 1975 se gradúa de arquitecta en la Universidad Central de Venezuela (UCV). Sumó a su formación profesional diversos cursos.

En los últimos 12 años Urbaneja se vincula con la restauración de los castillos Santa Rosa y San Carlos Borromeo, la Basílica Menor de Nuestra Señora de El Valle y las iglesias Santa Ana y actualmente de Nuestra Señora del Pilar.