Porlamar
2 de mayo de 2024





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Claudia y Juan Francisco encuentran su buena "química" en la isla de Margarita
Un viaje de vacaciones la trajo a ella hasta este destino turístico, donde conoció a Loureiro. Ambos congeniaron y parecían conocerse de toda la vida. Luego no lo pensaron dos veces en casarse y vivir la experiencia de segundas nupcias felices.
Yanet Escalona

Foto: YORMAN TINEO

Claudia Ramírez y Juan Loureiro, presidentes de Fundacenter y Cámara Hotelera de Nueva Esparta, respectivamente. / Foto: YORMAN TINEO

13 Abr, 2014 | Ella, bogotana de nacimiento y venezolana por crianza y nacionalización. Él, nativo de Colonia de Sacramento, Uruguay, con 36 años en nuestro país de los cuales 12 han transcurrido en Margarita. Claudia Ramírez y Juan Francisco Loureiro no ven atrás. Sienten esa energía natural que aporta la Isla, y aparte la "química" propia que los unió para decidir "lanzarse por segunda vez al agua", en segundas nupcias. Suman siete hijos de anteriores matrimonios y van en en franca convivencia

"En 2002 llegué a la Isla vía ferry. Vine contratado para trabajar en la hotelería. Había permanecido siete años en Bonaire, Antillas Holandesas y me ofrecieron este trabajo en Margarita y aquí me quedé. Tengo 11 años en hotel Puerta del Sol Porlamar", relata Juan Francisco Loureiro.

Luego se trajo a la familia en 2006 para su establecimiento ya formal. Desde los 17 años estaba dedicado al turismo, con inicios en Punta del Este (Uruguay). Estudiaba Derecho y Periodismo cuando cerraron la Universidad en época de dictadura y tuvo que dejar los estudios. Cuando volvió a tener la posibilidad de ingresar a la educación superior, ya tenía el "gusanillo" de la hotelería y hacia allí centró su formación.

En Venezuela ha transcurrido su vida durante 36 años, incluyendo el trabajo de hotelería en Canaima, cuando entonces el campamento de Avensa recibía visitantes de todas las nacionalidades. "Turismo 100%", recuerda.

Época donde además tuvo contacto con la comunidad indígena pemona, a la cual admira, porque apenas sin salir de la selva aprendieron el inglés, por ejemplo, para hablarlo de manera fluida. Entre las anécdotas recuerda que en una oportunidad se enfermó y todos pensaban que era paludismo. Fue atendido por los indígenas quienes le prepararon una medicina natural a base de yuca fermentada. "Dormí toda la noche y al día siguiente estaba bien", relata.

De su Uruguay natal conserva, por supuesto, nexos familiares y recuerdos de infancia y juventud. Inolvidable su gastronomía a base de carnes, sobre todo famosos asados y el disfrute de una vida diáfana a orillas del Río de la Plata. Ahora con 12 años en la isla de Margarita, combina historias, gente y cultura.

De Colombia a Venezuela

Claudia Ramírez de Loureiro nace en Bogotá, Colombia, el 7 de abril de 1970. Cuando tenía seis años sus padres deciden venirse a Venezuela en busca de nuevos horizontes dentro de un país próspero. Por conexión con una tía la familia se radica en Barcelona, estado Anzoátegui, donde transcurrió la mayor parte de su vida. A distancia estudió licenciatura en Educación, mención Dificultades de Aprendizaje en la Universidad Nacional Abierta (UNA), siendo una institución a la cual adora, porque aparte de sus estudios estimuló en ella la motivación al logro. Una "semilla" que su mamá ya le había sembrado, por ser mujer emprendedora y proactiva.

Ramírez ejerció su profesión en el sector público, y al paso de los años decidió crear un centro terapéutico que deriva en Fundacenter, con atención multidisciplinaria en educación especial.

Llegó a la Isla de vacaciones, y en lo que considera "la mano de Dios" conoció a quien hoy es su esposo, casi en amor a primera vista.

"Es algo impresionante, pero apenas vi a Juan Francisco sentí que lo conocía de hace mucho tiempo. Me sentí como si estuviera en una burbuja...en una cápsula. Comenzamos a tratarnos y hubo mucha afinidad".

Aparte de eso se enamoró de Margarita y de la hospitalidad de su gente. "Ese viaje inicial me cambió las perspectivas y decidí emprender proyectos aquí, donde me siento segura, con una familia que ha crecido en los afectos".

Confiesa, además, que aprendió a amar a la Virgen siempre presente ahora en cada uno de sus actos.

Coinciden en que en Margarita ambos han sido muy bien recibidos. "Ya nos dieron la nacionalidad neoespartana", bromea Juan Francisco Loureiro, entretanto Claudia habla de cómo adora sus paseos por Macanao y de cómo el color del mar peninsular le llena de energía, y más aún si se detiene a comerse un pescado frito acompañado de una arepa, a la orilla de la playa. Como para pasarla muy bien.




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