1 Jun, 2014 | En estas jornadas intensas que venimos realizando en el estado Táchira, nos encontramos con centenares de pequeños y medianos industriales que con su corazón patriota a flor de piel aceptan este nuevo reto revolucionario planteado por el Presidente en el campo económico.

Es que esta Nueva Economía, que como el propio Nicolás Maduro ha dicho, es "una Revolución dentro de la Revolución", una evolución positiva dentro del proceso de cambio esencial magistralmente iniciado y conducido por Hugo Chávez, está despertando estructuras que estaban adormecidas por diferentes razones. Algunas de ellas de categoría burocrática, que ahora estamos solucionando aceleradamente.

Es básico reconocer los problemas, con un buen ejercicio de 3R, con criterio técnico, incluyente, escuchando a las partes, para luego rápidamente implementar las medidas que se conviertan en soluciones que fluyan lo antes posible.

Lo estamos logrando. Y ya hay resultados.

El ejemplo más palpable es el de los carroceros de Ureña, ciudad industrial por excelencia en la frontera con Colombia. Estuvimos con ellos. Captamos la situación y ya el Presidente ha decretado la importación de las carrocerías necesarias para varios meses y así ese talento humano maravilloso puede ponerse en valor y producir las unidades que necesitamos para el transporte público de pasajeros.

Ejercitamos la gerencia pública que le corresponde a un ministro, construimos los caminos formales para poder transitar hacia una meta que recupera empleos, despertando máquinas, bajando precios y sustituyendo importaciones.

Lo mismo ocurrió con los productores de hortalizas de La Mesa de Esnujaque, en Valera, estado Trujillo. Un verdadero mar de repollos de calidad máxima.

Nos impacta muy profundo esa emoción de los curtidos hombres y mujeres que laboran la tierra con sus manos. Esas miradas serenas acostumbradas a esperar los tiempos de la naturaleza para que sus semillas sembradas con amor y esperanza se conviertan en alimentos para miles de venezolanos.

Ahora llegó el momento de protegerlos de los especuladores que pagan dos bolívares lo que luego, un día después, por solo transportarlos, venden a precios 20 veces mayores.
Aceptamos el compromiso de supervisar esa comercialización con el apoyo de la Sundde.

La hora estelar de los aprovechadores parasitarios y explotadores de los que producen está terminando, y viene una de justicia y reconocimiento para el que trabaja en positivo.

Compatriotas: ¡La Revolución Económica llegó para quedarse!

Un fuerte abrazo y gracias por la persistencia.