En el Concorde que ha iluminado su vida. / Foto: LUIGI PARAVANI

19 Oct, 2014 | Cae la tarde en Porlamar y comienzan a encenderse las lámparas en los jardines del renovado Wyndham Concorde Resort, lugar en donde por coincidencia, hace 28 años, el caraqueño Leonel González comenzó su historia margariteña, pero no como músico, sino como artesano, hasta llegar en la actualidad a brillar con luz propia. En sus inicios trabajó la artesanía, pescó, sacó ostras y compuso, proyectándose hasta la actualidad con el grupo Tambor y Costa, del cual es director.

En su tiempo libre busca espacio para cocinar, y entre sus especialidades marineras destacan el mero, pargo o loro rellenos, asados tras envolverlos con hojas de plátano. En su casa, construida en Guacuco, cerca del mar, disfruta de lo hogareño. En su macroespacio, llamado Margarita, capta la energía especial y ambiente mágico como la describe, a la hora de las definiciones.

Ejercer la humildad

Leonel González le huye a la vanidad, e insiste en definirse como una persona humilde, tratable, disciplinada y, sobre todo, con mucha fe en Dios. Aun cuando en su etapa más juvenil "rumbeó" bastante, ahora a pesar de que con sus tambores enciende la fiesta, tras finalizar los "toques" y sus compromisos musicales de eventos se va a casa, porque no renuncia a sus ocho horas de sueño. "Es que trabajo mucho, y hay que descansar", asegura.

Durante la entrevista, por momentos lo llaman sus hijos, quienes comparten con él la responsabilidad en la organización de eventos. Es una empresa familiar, explica. Criado en la parroquia El Cementerio de Caracas, su vida ha sido de vivencias intensas, con estudio y trabajo por delante, más etapas juveniles donde también conoció de la lucha política. Estudió en la escuela Gran Colombia de Caracas desde el kinder hasta el quinto año de bachillerato. Fue deportista de baloncesto, voleibol y natación. A esta última disciplina llegó por casualidad en la UCV, cuando junto con otros adolescentes se colaban para bañarse en la piscina, y allí fueron "descubiertos". "Nos agarró un profesor de natación, a quien le decían 'Cachito', y nos dijo que si queríamos entrenar y dos de nosotros volvimos. Llegamos a estar en el equipo de la universidad y en waterpolo".

Estudiante de medicina

Leonel González se explaya al hablar de su vida. / Foto: LUIGI PARAVANI

Aun cuando añoraba estudiar en la UCV, salió en el listado de la Universidad de Carabobo (UC), en Valencia, en donde cursó cuatro semestres de Medicina, tiempo en el cual se vinculó con frentes culturales que le removieron el interés por la música que desde niño informalmente adquirió, a través de los encuentros familiares en medio de parrandas y aguinaldos.

-En la Universidad de Carabobo comencé a participar en grupos folclóricos, y llegué a ser el primer tamborero de Cuero no’más bajo la guía del negro José Muñoz, cultor.

Leonel tenía 17 años y compartía la vida entre Valencia y Maracay, sin descuidar otra faceta: la de artesano, campo donde exploró con las semillas, la mata de carrizo, el bambú, las pionías, las conchas de mar y el cuero. Asimismo, tiempos de amores en los cuales conoció a quien sería su esposa, Mayela Rojas.

En comunicación efusiva, este músico se desparrama para describir ese mundo que le ha rodeado, vinculado a las artes y los afectos. A la Isla llega tras una fallida exposición de artesanía en Puerto La Cruz. Un amigo orfebre le dijo: 'Leonel, vámonos pa' Margarita, porque allí nos irá bien'. "Y, en efecto, vendí en dos días el trabajo de tres meses".

-Retorné y empecé a vender la artesanía en las playas, frente al Concorde, en la 4 de Mayo, hasta que el Concorde abrió una sala para exponer y allí estuve yo.

A la par hizo amistades como el pescador Luis Felipe Mata, el hijo de Cirilo, de Bella Vista; con José Yapur, para entonces guía turístico, con el poeta Jesús Rosas Marcano, Alexis Marín Cheng y Efraín Cabrera, entre otros, quienes le tendieron la mano. El grupo folclórico "Charaima" le permitió investigar cultura afrovenezolana, desde Barlovento, hasta Aragua y La Guaira. Creó esa Fundación, pero no perduró, y de esas raíces deriva "Tambor y Costa". Con el grupo ha viajado a Holanda, Canadá, Curazao, Surinam, Costa Rica y por el país, con sus tambores, aguinaldos, parrandas y calipso, fusión cultural y de saberes.

En rol de padre

Leonel González nace el 13 de diciembre de 1962 en Caracas, hijo de Blanca Rodríguez y Leonel González Corrales. Además de ser orgulloso nieto de María Rodríguez, una nativa de Altagracia de Orituco, quien no solo lo consintió, sino que le transmitió todos sus saberes. Está casado desde hace 30 años con Mayela Rojas y tienen cuatro hijos: Leomar (25), Marco Leonel (22), Maylé Mercedes (20) y Azezú (15). Toda una muchachera... y su mayor felicidad.