Miles más salen a las calles en la cacería de los productos. / Foto: VANESSA RANGEL

16 Ene, 2015 | Sin distingo de edad, niños, jóvenes, adultos y tercera edad, se unen en una gran fila para comprar los productos básicos. Para algunos es inevitable y hasta entretenido, mientras otros reclaman y denuncian las peripecias para comprar una simple bolsa de detergente.

"Corre que están dando número" es lo que vociferan las personas cuando llegan a un nuevo establecimiento comercial. Una bolsa con cuatro paquetes de harina de maíz precocida tenía en la mano Raquel Méndez, mientras caminaba apurada hasta la zona de carga de Unicasa, donde había a la venta detergente y pañales. Esta joven de 35 años confesó que en un día puede estar en al menos dos o tres lugares, dependiendo de lo largo de las colas.

Como Méndez, miles más salen a las calles en la cacería de los productos. Lo que los diferencia es que unos lo hacen para consumo del hogar y otros para aprovechar la coyuntura del país y revender los productos con un margen de ganancia exagerado.

Las crisis suelen incentivar la creatividad, pero para Alfonzo Vásquez, residente de Arismendi, en este punto el venezolano encontró una nueva fuente de trabajo, donde cumple diariamente medio día de jornada laboral frente a un supermercado o farmacia y con los productos adquiridos genera por día más de mil bolívares. Este asuntino se pregunta qué profesional universitario gana en la actualidad mil bolívares diarios.

El problema de la escasez de los productos, largas colas para comprar y la reventa va más allá de las políticas del Estado. Vásquez considera que el problema se salió de las manos.

Cientos de personas acudieron este jueves a una cadena de farmacias para comprar detergente, suavizante, toallas sanitarias, desodorante y champú, pero ahora Vásquez se pregunta ¿cuánta de la mercancía vendida estará en una mesa frente a una casa con nuevo precio y cuanta será empleada en los hogares?

Quienes son

A Magda Ávila, de Mariño, no le gusta pasar largas horas en una cola para comprar detergente o papel higiénico, pero como muchos venezolanos se ve en la obligación de hacerlo, porque es la única forma de conseguirlo. Ávila considera oportuno que las autoridades implementen un control de quiénes son los compradores, porque según relató, con solo estar en la cola un par de horas se sabe quiénes son los revendedores, porque suelen hablar de dónde venden los productos y en ocasiones en cuánto lo venden.